Capítulo 3

1751 Words
— —¿Y qué piensas hacer en la calle, Mirian —le pregunta Fabián mirándola y arqueando las cejas— ¿De qué manera, piensas comenzar tu nueva vida?; ¿en qué piensas trabajar? —Bueno, admito que nunca he trabajado para ganarme la vida —expresa ella con desanimo— y no sé cómo comenzar. —No pretendo desanimarte, Miriam —le dice Fabián— pero tienes que ser paciente, y entender que aun necesitas ayuda; no puedo dejar que salgas a la calle, porque muy pronto caerías en lo mismo; hay muchas cosas que debes aprender, antes de salir a enfrentarte a ese ambiente, que te está esperando para ofrecerte las mismas oportunidades que te ofreció cuando caíste en esto. —Me tienes atrapada, Fabián —le dice ella, con resignación— admito que me da miedo salir a la calle, porque no tengo la más mínima idea de lo que puedo hacer para ganarme la vida; dime que es lo que debo hacer. —No tienes que sentirte así, Mirian —le dice Fabián en tono conciliador— sabes que puedes contar conmigo, estoy dispuesto a ayudarte en lo que sea necesario; solo déjate guiar, y veras que pronto, muchas cosas van a cambiar. —Gracias Fabián, en verdad necesito de tu apoyo —le dice ella— no es fácil depender de otras personas, después de haber tenido el mundo a mis pies; la vida me enseño en menos de un año, lo que nadie me había enseñado; ahora quiero ser una persona útil y aprender a valerme por mi misma, solo que no sé por dónde comenzar. —Ya comenzaste, Miriam —le dice Fabián— vas a aprender a ser útil, y, a valerte por ti misma, eres una persona inteligente y tienes muchas cosas buenas que dar, pero por el momento tenemos que continuar con tu tratamiento y después nos encargaremos de sacar de ti , lo mejor que tienes. —Ahora, ¿Qué van a hacer conmigo, Fabián? —pregunta ella—¿ cuánto tiempo debo estar metida aquí? —Vas a comenzar a recibir, terapias y orientación psicológica, cómo parte del tratamiento, que te ayudara a combatir la ansiedad y la depresión; todas esas cosas, requieren de tiempo y dedicación, y también muchas ganas de salir adelante. —Ganas de salir adelante, es lo que más tengo —le dice ella— lo que no tengo, es paciencia, para esperar tanto tiempo. —Necesitas estar ocupada en algo, Miriam, y te propongo como una buena terapia, que trabajes como voluntaria en esta institución; tú has estudiado medicina, y no te será difícil, asumir ciertas responsabilidades que te ayudaran a sentirte útil. —Me parece una excelente idea, hay muchas cosas que yo puedo hacer aquí —le dice ella, entusiasmada— te prometo que tratare de hacerlo lo mejor posible, y aprenderé todo lo que sea necesario. —Hablare con el Doctor Camargo, para que comience a asignarte algunas actividades —le dice el— y te tengo una buena noticia; a partir de hoy puedes volver a mi apartamento; yo te buscare y te traeré todos los días, de esa manera, te sentirás mucho mejor, y te sentirás más cómoda que estar recluida aquí todo el tiempo. —Gracias, Fabián; nunca tendré como pagarte, todo lo que estás haciendo por mí —le dice ella, emocionada— sé que estas tratando de hacerme la vida más fácil; de verdad, me siento protegida por ti. —Como parte de tu rehabilitación, tienes que ser vigilada por algún tiempo, para evitar una recaída —le dice Fabián— yo he asumido la responsabilidad de esa tarea; así, que tendrás que acompañarme un largo periodo de tiempo. —¿Con cuantas personas has hecho esto, Fabián? —le pregunta ella. —Tu eres la primera persona con quien lo hago— le dice el— voy a confiar en ti, y espero que tu confíes en mí, porque espero lograr, muchas cosas contigo; tu eres un reto para mí, y espero que tú me ayudes a lograrlo. —¿Y porque, haces eso por mí, si no lo has hecho con más nadie? —le pregunta ella— yo no tengo nada de especial, con respecto a tus demás pacientes. —Eres el paciente más especial que tengo, te conocí en unas condiciones muy especiales; creo que te ganaste mi corazón desde aquel día que nos miramos atraves de las vidrieras, mientras tomaba café, tus ojos se veían tan tristes, que sentí deseos de protegerte, y aún sigo sintiendo ese deseo, Miriam; creo que vale la pena, lo que estoy haciendo por ti, y espero y deseo estar en lo cierto. —Intentare, no defraudarte, Fabián; eres una persona muy especial; cuando te vi por aquella vidriera, realmente lo que sentí fue, amor a primera vista, no por ti, sino por el café que te estabas tomando — le dice ella, sonriéndole divertida. —Por un momento lograste emocionarme, pensando que me dirías que te habías enamorado de mi —le dice el muy sonreído— pero bueno, no siempre se tiene la suerte que tubo ese café. —De todas maneras te tengo anotado en mi agenda, con un asterisco —le dice ella— para que no se me olvide que debo enamorarme de ti; realmente no me pareció tan mala idea, que quisieras presentarme como tu novia en aquel cafetín. —Bueno, Mirian; estoy contento con tu progreso y me alegro que tengas la disposición de ayudarnos como voluntaria; estoy seguro que serás de mucha utilidad, para todos los que trabajamos aquí —le dice Fabián— esta tarde pasare buscándote. Por la tarde, Fabián paso buscando a Miriam, por la institución de rehabilitación, donde ya ella le estaba esperando Hola Fabián; me siento emocionada —le dice Miriam, después de haberle dado un beso en la mejilla—ya me estoy sintiendo como otra persona; hay tantas cosas que quisiera hacer, siento que he desperdiciado mi vida en cosas inútiles. —Qué alegría, me da escucharte diciendo eso —le dice Fabián, admirado— esto significa que estos días de reclusión, los has usado para reflexionar; cuéntame, si ya tienes algún proyecto en mente para comenzar tu nueva vida. —Por supuesto que he reflexionado mucho, y realmente no estoy muy orgullosa de lo que he hecho, hasta hace una semana —le responde ella— quiero aprovechar esta nueva oportunidad que el destino me está brindando; ahora veo las cosas desde otro punto de vista. —Eso es un punto a tu favor, y celebro que estés pensando de esa manera, Miriam —le dice Fabián—dime que es lo que te ha motivado a querer darle un sentido más útil a tu vida —Bueno, hay muchas cosas, pero mi principal motivación eres tú, Fabián —le dice ella entusiasmada— eres un ejemplo de superación, que quiero imitar; te admiro por ver hasta dónde has llegado, después de llegar al fondo como había llegado yo hace una semana. —Oye, eso sí que es un alago que no me esperaba —le dice el, sorprendido—me alegra mucho que mi vida sea un ejemplo a seguir para ti; primera vez que alguien me ice algo sí. —Pues, creo que te lo voy a decir muchas veces —le dice ella — una de las cosas que quisiera hacer, es continuar mis estudios de medicina,; no me falta mucho, ya no quiero, volver a depender de nadie, ya aprendí bien l lección; mi padre sin proponérselo, me dio esa enseñanza al dejarme sola en la calle. —¿Por qué no buscas a tu padre?; el pudiera ayudarte a lograr esos sueños de superación  le dice el— quizás le agrade saber que quieres mejorar. —Realmente, estoy muy resentida con mi padre, y no pienso buscarlo —le dice ella— si un dia llego a encontrármelo, quiero que sepa que no lo necesito su dinero para vivir. —Le doy  la bienvenida a mi casa, a la nueva Miriam —le dice Fabián, cuando llegaron a su apartamento— ya sabes dónde están todas las cosas; a partir de hoy, quiero que te pongas muy bonita todos los días; la Miriam de la semana pasada, ya no existe. Gracias, Fabián —le dice ella, dándole un gran abrazo  muy emocionada— esa nueva Miriam, te la debo  ti, siempre estaré orgullosa de haberte conocido. —A partir de ahora, quiero que te sientas muy orgullosa de ti misma —le dice el— tienes toda una vida por delante, para hacer todo lo que tú quieras; que todos vean lo que eres capaz de hacer. —Deja que yo me encargue de la cocina; quiero ayudar en algo —le dice ella— además, quiero consentirte hoy. —Perfecto, Miriam; confieso que no me gusta cocinar, así que la cocina es toda tuya, si necesitas algo estaré en mi cuarto oficina, arreglando algunas cosas. Paso un mes, y Miriam continuaba su recuperación exitosamente; como ayudante voluntaria en el instituto de rehabilitación, era una persona muy eficiente y se ganaba el aprecio del personal que laboraba con ella; aunque seguía su tratamiento y bajo vigilancia médica, ya la trataban más como una compañera de trabajo, que como a una paciente; los síntomas físicos de aquella dependencia, no se notaban en su cuerpo, ahora en su figura, resaltaba su belleza y su mirada era limpia y hermosa —Te felicito Miriam, tu recuperación ha ido muy bien y te desenvuelves muy ben, en las actividades que se te han asignado —le dice el  Doctor Camargo en su consulta— continuaremos con tu tratamiento, y seguiremos evaluándote mientras continuas bajo vigilancia; el Doctor montero me entrego su último informe y todo ha ido perfectamente bien. —Gracias, Doctor Camargo; realmente, me siento muy bien —le dice Miriam, muy animada—ya los síntomas de mi adicción, se presentan cada vez con menos intensidad y puedo manejar y controlar esos momentos, en los que me siento algo ansiosa y depresiva; Fabián me ha ayudado mucho en eso. —Veo que tu relación con el Doctor Montero, es muy estrecha y hablas de el con mucha confianza —le comenta el doctor Camargo— primera vez que vemos a Montero, tan interesado en una paciente; su interés ha ido más allá de sus obligaciones profesionales.  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD