—Estuvo muy bueno el almuerzo, Fabián; cocinas muy rápido y muy sabroso —le comenta Miriam.
—Nada de eso, no se cocinar, y no tengo mucho tiempo para eso —le responde Fabián— una señora viene tres veces a la semana, y me deja todo preparado; lo único que hago es calentar.
—Es raro que un joven tan apuesto como tú, este viviendo solo —le comenta ella— aunque ese closet que esta lleno de ropa femenina, parece decir lo contrario; buscando algo para ponerme, me di cuenta que tiene muy buen gusto para vestirse, además de que tiene mi talla.
—Ya me di cuenta que te queda bastante bien lo que elegiste para ponerte —le dice el— aunque estas algo delgada, aun así te siena muy bien; creo que en pocos días podrás lucirla a la perfección, Miriam.
—Me llama la atención, cuando me dices que en pocos días podre lucirla —le dice ella— ¿eso que significa, Fabián?
—eso significa, Miriam, que eres mi invitada especial —le responde el— ¿o pensabas que te iba a dejar en la calle?; pues, no es así señorita, esta será su residencia, mientras usted esté en rehabilitación, y después de eso, decidiremos, si quiere seguir acompañándome; por eso, lo que está en ese closet está a tu disposición, quiero que te sientas bien.
—¿Y la dueña de esa ropa, no se molestara? —pregunta ella— no me atrevo a usarla sin saber quién es ella.
—Creo que a ella le encantara que tú la uses, Miriam —le responde Fabián— esa ropa era de mi esposa.
—¿Estas casado, entonces? —le pregunta ella— ya me extrañaba que estuvieras solo; ¿Dónde está ella?
—Para ser mas exactos, soy viudo —responde el— ella murió hace cinco años en una sala de partos.
—Oh, no Fabián; por favor, perdóname —le dice ella muy sorprendida— no podía imaginar que algo así, te hubiese sucedido, y quizás, no quieras hablar de eso.
—No te preocupes Miriam; esa es la historia que te dije, que te contaría en algún momento —le dice Fabián— y creo que este es el momento.
—No tienes que hacerlo, si no quieres Fabián; horas se que no me mentiste —le dice ella, apenada— creo que he sido egoísta pensando que solo yo ha tenido problemas.
—No tienes que sentirte así, tu no podías saber eso —le dice el— un día veníamos de la playa, muy felices, porque pronto vendría nuestro bebe, pero en la autopista, tuvimos un accidente que aparentemente no pasaba de algunos golpes menores, pero ella comenzó a sangrar copiosamente, y debido a que había una gran cola en la autopista, no pudo ser atendida oportunamente y cuando al fin pudo ser atendida en un centro de salud, era demasiado tarde, todo se había complicado y no pudieron hacer nada.
»Ese día perdí a mi esposa y a mi bebe. Sentí que iba a enloquecer, después de ser tan feliz, había quedado en una gran soledad; aquello sobrepaso mis fuerzas para reponerme, y caí en una gran depresión, que me fue consumiendo rápidamente, hasta que pensé en quitarme la vida, pero al parecer, ese día no me tocaba, y cuando estaba en el lugar que había elegido, igual que tu, esta mañana, una persona comenzó a hablarme, hasta que decidí aceptar la ayuda que me ofrecía.
»No fue fácil, pero lo logre, gracias a que alguien se preocupó por mí, ofreciéndome esa mano amorosa que necesitaba en ese momento y aquí me ves; con ayuda pude superar, lo más difícil, y aunque a veces me pongo muy triste recordando nuestro mejores momento, y se me salen algunas lágrimas, ya sé cómo enfrentarlo; creo que tener compañía siempre hará bien. Necesitaras donde vivir, y yo te ofrezco mi casa y así no estaremos solos ninguno de los dos.
—¿Cómo piensas ayudarme, Fabián?, te divierto, que mi dependencia está bastante fuerte, y no aguantare mucho tiempo sin usar algo que me tranquilice; hoy no he usado nada y muy pronto comenzare a sentir esa necesidad.
—Mañana te llevare temprano a la institución donde comenzaran a tratarte, por el momento te daré un medicamento que te ayudara a mantenerte tranquila y podrás descansar.
—Buenos Días, Miriam; ¿Cómo te sientes hoy? —le pregunta Fabián, cundo se levantó al día siguiente por la mañana— te estaba esperando para desayunar.
—Buenos días, Fabián; dormí bastante anoche y me siento muy descansada —le responde ella— aunque un poco extraña, me siento como si estuviera saliendo de una pesadilla, ya casi había olvidado, lo que era dormir en una cama cómoda y bien abrigada.
—Me alegra que te sientas mejor, Miriam —le dice el— desayunemos, porque dentro de una hora, vendrán a buscarte, para llevarte a un centro de rehabilitación, donde estoy seguro que te atenderán muy bien; no estarás sola, yo estaré muy pendiente de ti.
—Gracias Fabián, ya has hecho mucho por mí, y no sé cómo pagártelo — le responde ella— pero te estaré siempre agradecida.
—No tienes que agradecerme nada, Miriam —le dice el— allá te preguntaran si tienes domicilio; no olvide que tú vives aquí, les darás esta dirección, porque eso te puede ayudar mucho, según el régimen de tratamiento que te pongan.
Una hora después, una unidad móvil, de un centro de rehabilitación muy reconocido vino a recoger a Miriam, quien ya esperaba en planta baja, acompañada por Fabián.
—Bueno, Miriam; espero que en muy pocos días, estés de vuelta en mi casa; te estaré esperando —le dice el, despidiéndola con un abrazo.
—Buenos días, Miriam; te estaba esperando —le dice el medico que la recibió en un consultorio del centro de rehabilitación, quien ya tenía en sus manos, la carpeta con sus referencias— Yo soy el Doctor Camargo, y es tarea cargo de tu tratamiento.
—Buenos días, doctor Camargo; mi nombre ya usted lo sabe —le dice Miriam, con una sonrisa tímida— y supongo que ya sabe el motivo por el que estoy aquí.
—Por supuesto, Miriam, tengo en mis manos un informe muy pormenorizado de tu caso — le dice el Doctor Camargo— debemos comenzar con un proceso de desintoxicación y control de la ansiedad, tienes a tu favor, que no pasaste mucho tiempo consumiendo, por lo que la adicción y los daños serán menores, y más fácil de tratar; debemos internarte por un corto periodo y luego según las evaluaciones iremos simplificando los tratamientos y pronto podrás volver a tu casa; por suerte.
Según este informe tienes un hogar a donde ir, y alguien muy dispuesto a prestarte ayuda el tiempo necesario. En una semana, tendrás tu primera evaluación con el Doctor Montero, quien está muy interesado en tu caso, y según su experto criterio, el decidirá cuál es el siguiente paso a seguir. Bienvenida a nuestra institución Miriam, estas en muy buenas manos, te felicito por haber buscado ayuda a tiempo.
Una semana después.
—¿Cómo te sientes, Miriam?; después de haber pasado un semana de desintoxicación —le pregunta el Doctor Camargo en su visita de rutina, en una sala de rehabilitación.
—muy bien , Doctor; creo que he avanzado bastante —le responde Miriam— aunque debo admitir que tengo momentos un poco difíciles.
—Considero que estas mejorando mucho, ha ayudado mucho tu deseo de superar esa primera etapa que es la más difícil —le dice el médico—le presentare un informe de tu avance, al doctor Montero, en treinta minutos, te presentaras en su consultorio, él ha estado muy pendiente de tu caso; todos los días ha preguntado por ti.
—Bien, doctor; hoy conoceré a ese doctor Montero, del que todos hablan —le dice Miriam, con una sonrisa — tengo curiosidad por saber quién es.
—Te adelanto, que es el director de esta institución, y uno de los mejores psiquiatras de la ciudad —le comenta el médico— cuando se toma un caso para él, no lo suelta, hasta verlo totalmente rehabilitado, y me parece que tú eres un caso especial para él.
Buenos días Miriam —saluda el doctor Montero estando de espalda a ella, tomando unos apuntes cuando ella entro— siéntate que ya te atiendo; te estaba esperando.
—Gracias doctor —responde ella con cierta timidez, mientras toma asiento— no se preocupe, yo espero; en realidad no tengo mucha prisa; nadie me está esperando.
—Yo te estoy esperando, desde hace una semana, Mirian; espero verte pronto en mi casa — le dice el dándose la vuelta hacia ella.
—¡No puede ser! —exclama ella, sonriendo muy sorprendida— hace días, he estado curiosa por conocer al Doctor Montero, de quien hablan tanto en todas las salas, y resulta que eres tú, Fabián.
—Me gusta esa sonrisa, Miriam —le dice Fabián, muy complacido— es la primera vez que te veo sonreír tan animada.
—Bueno, lo que pasa, es que estoy gratamente sorprendida de verte aquí, Fabián — le dice ella, muy contenta— eres la persona que menos esperaba encontrar aquí; pero me alegra mucho verte.
—Yo también me alegro de verte, Miriam —le dice Fabián , sonriéndole—he estado pendiente de ti todos estos días; cuéntame cómo te sientes después de una semana de tratamiento.
—Mucho mejor, Fabián; creo que ya puedo valerme por mi misma —le dice Miriam, muy optimista—no pensé que pudiera aguantar una semana sin depender de las drogas.
—me gusta verte con tanto optimismo —le dice Fabián— pero no es si de fácil, Miriam; apenas estas saliendo de la etapa de desintoxicación y tienes que seguir el tratamiento bajo vigilancia.
—Pero si yo me siento bastante bien, me siento como nueva —le responde ella, un poco contrariada— creo que puedo cuidarme ; no necesito seguir, durmiendo todo el día; tengo que salir la calle y ver que voy a hacer con mi vida.