—Lo bueno de todo esto, Miriam; es que de lo peor que sucedió en tu vida, estas sacando una gran lección —le dice Alfredo— me impresiona, la gran admiración que sientes por el Doctor Montero; parece que te hubieses enamorado de él. —En mi corazón, no hay capacidad, para amar a otro hombre en estos momentos, Alfredo —le dice ella con mucho énfasis— pero si un día llegase a amar a otro hombre, me gustaría que fuera como el. —Te aseguro que en este momento, estoy envidiando al Doctor Montero —le dice el, posando su mirada sobre ella— supongo que él no sabe que le admiras de esa manera; yo me sentiría muy orgulloso de ser admirado por una mujer tan bella. —No se lo he dicho de esa manera, pero él sabe que si lo admiro —le dice ella— aparte de que me salvo la vida, me ha brindado protección,