A la mañana siguiente, Belkis y Miriam, hicieron su recorrido de rutina por todas las salas de rehabilitación.
—Aquí está el informe del día, Miriam —le dice Belkis, al regresar al recinto de enfermería— llévaselo al Doctor Camargo y explícale cualquier cosa que quiera saber; tu sabes hacer bien ese trabajo, mientras yo iré a buscar un café y te espero aquí.
—Buenos días Doctor Camargo —saluda Miriam al entrar en su consultorio— vine a traerle el informe de la mañana todo está en orden, y sus pacientes esperan su visita del día.
—Buenos días Mirian; veo que cada día te involucras más en las actividades de la institución —le dice el Doctor Camargo, con una gran sonrisa— hoy me acompañaras tú, a visitar a los pacientes; siéntate y cuéntame, como te sientes.
—Me siento muy optimista, y me gusta el trabajo que realizo aquí —le responde Miriam, muy animada— me siento muy motivada, y quisiera terminar mis estudios de medicina
—Esa es una excelente noticia, Miriam —le dice Camargo con mucho agrado— cuentas con todo mi apoyo; puedo asesorarte en todo lo que necesites; en esta misma institución, puedes hacer tus pasantías
—Gracias, Doctor; lo tomare en cuenta cuando me decida —le dice ella— primero debo buscar un empleo, porque no quiero depender toda la vida, de Fabián.
—Eso si no me gusta, Miriam — le dice Camargo— porque entonces no tendré quien ilumine mi consultorio cada mañana; ya me acostumbre a verte aquí todas los días, veré que puedo hacer por ti; acompáñame entonces a visitar a mis pacientes.
—De ahora en adelante, Mirian , tú me acompañaras en esta actividad—le dice el doctor Camargo muy complacido, cuando terminaron su ronda con los pacientes— te invito al cafetín, te has ganado un buen café.
—Gracias, Doctor , a mí me encanta el café —le dice Miriam, muy animada— el que hacen acá es muy bueno.
—Entonces te invitare todos los días, Miriam —confieso que no soy muy cafetero, pero siempre era un buen pretexto para charlar contigo unos momentos más.
—¿Cuánto tiempo tienes viviendo en Caracas Miriam? —le pregunta Camargo, mientras toman asiento en una mesa del cafetín— te veo todos los días, pero no se mucho de ti; quisiera conocerte un poco más.
—Aquí en Caracas tengo muy poco tiempo, aproximadamente un año —le responde ella—pero casi no conozco la ciudad; realmente no he tenido mucho tiempo para conocerla.
—Te propongo una cosa, Miriam; vente mañana preparada, y cuando salgamos de aquí, te invito a dar un paseo por toda la ciudad —le dice Camargo con mucho interés— no acepto un no por respuesta, estoy seguro que te va a gustar.
—Siendo así, parece que no me deja otra alternativa — le dice Miriam, sonriéndole— acepto ese paseo por la ciudad; espero que sea un buen guía turístico.
—Te estuve esperando, Miriam; para que nos tomáramos el café, pero al final me lo tome sola le dice Belkis, cuando ella regreso al recinto de enfermería— veo que el Doctor Camargo, te acaparo toda la mañana y parece que le fue muy bien, porque venía con una gran sonrisa.
—Perdóname, Belkis, lo que paso, fue que el Doctor me dijo que lo acompañara a hacer su ronda a los pacientes, y cuando terminamos, me invito al cafetín y estuvimos charlando un rato; también me dijo que lo acompañara todos los días a su visita a los pacientes.
—Qué bueno, te felicito, Miriam; me parece que el doctor Camargo no pierde el tiempo, para acercarse a ti — le dice Belkis, sonriendo, mientras le guiña un ojo— no sabía que le gustara el café.
—Me invito a dar un paseo por la ciudad, mañana —le dice Miriam— fue tan amable que no pude decirle que no.
—Veo que estas poniendo en práctica mis consejos, Miriam —le dice Belkis, sonriendo con picardía— pero tengo que seguir aconsejándote; no se te ocurra abrirle las piernas el primer día, deja primero, que se enamore.
—Por Dios, Belkis; ¿Cómo se te ocurre que yo vaya a hacer eso? —le dice Miriam, con una sonrisa divertida— además es solamente un paseo por la ciudad; no es una cita romántica.
—No me vengas con esos cuentos, yo sé que los hombres, cuando te quieren bajar las pantaletas, se ponen muy creativos —le dice Belkis muy seria— así que mucho cuidado, mi amor.
—¿Cómo te fue hoy en el trabajo, Fabián? —le pregunta Miriam, mientras compartían la cena en el apartamento — te noto algo cansado; si me permites, puedo darte un masaje en la espalda, para que te relajes.
—Hoy me fue muy bien en la clínica, tuve mucho trabajo —le responde Fabián— lo del masaje, es una excelente idea, y te lo agradecería; dime como te está yendo a ti.
—No me puedo quejar, estoy aprendiendo muchas cosas —le dice Miriam— el Doctor Camargo está muy satisfecho, con mi desempeño, y me asigno actividades de más confianza; ha sido muy amable conmigo, hoy me invito a tomar un café, y luego me invito a dar un paseo por la ciudad, cuando le dije que no conocía a Caracas.
—Excelente, Miriam; me alegra que te sientas bien —le dice Fabián, muy complacido— me parece muy buena idea, que comiences a hacer vida social; creo que eso te hará mucho bien.
—Mañana, no necesitas pasar buscándome al trabajo —le dice Miriam— el doctor Camargo me traerá ; prometo no llegar muy tarde, para no molestarte.
—No me molestas, Miriam; pero, para que no te sientas incomoda, te daré un juego de llaves que tengo por ahí —le dice Fabián— así podrás entrar y salir cuando quieras; ya tu eres de confianza.
—Gracias Fabián; a veces, me siento abrumada por todas las atenciones que me brindas — le dice Miriam, emocionada— pero también me siento protegida y segura; no quisiera que por mi causa , pudieras salir perjudicado en tu profesión.
—No entiendo, porque tú me dices eso, Miriam— le dice Fabián, intrigado— ¿de qué manera, puedes tu perjudicarme en mi profesión.
—Es que en el instituto, se escucha rumores, de que tú y yo somos amantes o algo así —le dice Miriam, algo apenada— y supongo, que tambien, estarán cuestionando tu ética profesional, y por eso no quisiera que tu reputación quedara en entredicho por mi culpa.
—Esos rumores, no me quitan el sueño, Miriam —le dice Fabián, tratando de tranquilizarla— la gente siempre se imagina cosas y hablan disparates; no me arrepiento de hacer lo que estoy haciendo contigo, y me siento bien haciéndolo; para mí tu eres más importante que esos rumores
—Me molesta que la gente hable de ti, Fabián; ellos no te conocen, y no saben que eres un hombre que tiene un corazón maravilloso —le dice ella, con enojo— prefiero que se metan conmigo, y no contigo.
—Si fueras mi novia o mi amante, realmente me sentiría muy amado, por defenderme de esa manera — le dice el, riendo— pero te aseguro que tus palabras me hacen sentir muy alagado, porque siento que en verdad me aprecias.
Al día siguiente por la tarde
Estas muy bella Miriam —le dice el Doctor Camargo en el momento que salieron a dar el paseo por la ciudad—me encanta que te hayas puesto tan bonita, para salir conmigo.
—Gracias Doctor Camargo; es la primera vez que salgo a un paseo en mucho tiempo—le dice Miriam—mi novio, tampoco conocía la ciudad , y no salimos a muchos lugares, generalmente íbamos a restaurantes o al cine.
—Para comenzar, en confianza, no me digas Doctor Camargo; llámame, solamente Alfredo —le dice el— hablas de tu novio, como si solo estuviera de viaje y tuviera próximo a venir; debes aceptar, que él ya se fue de tu vida, y que es necesario, que tú lo dejes ir de tu corazón.
—Tú y Fabián, como los médicos que han tratado mi caso, son los únicos que conocen esos detalles de mi vida —le dice ella— y saben que eso sigue afectándome sentimentalmente; no es tan fácil sacar del corazón, a quien se amó tanto, sin importar, las circunstancias como se fue.
—Bueno, Miriam; lo importante, es que ya has avanzado mucho, y en poco tiempo ha ido superando esos problemas que te trajeron a nosotros —le dice el sonriéndole— creo que lo demás también lo superaras; pero cambiando de tema, me alegra mucho haberte conocido. Quisiera conocer más de ti, de quien tú eras antes de haberte enamorado.
—No es mucho lo que puedo contarte, Alfredo —le dice ella, más animada— en mi vida anterior yo era totalmente diferente a lo que soy ahora; a pesar de todas las cosas negativas que me sucedieron este último año, eso me dejo un gran aprendizaje, y me enseño a ver la vida desde un Angulo totalmente opuesto al que conocía.
—¿Y, quien eras tú, antes que sucedieran todos estos cambios en tu vida? —le pregunta Alfredo muy interesado.
—Era una muchacha insensata, despreocupada, desordenada y caprichosa —le explica ella— creía que el mundo estaba mis pies, y que lo merecía todo; era totalmente indiferente a los problemas de los demás, primero era yo, después yo, y por último , yo; creo que no te hubiese gustado conocer a esa chica.
»Mi padre dejo que yo me creyera todas esas cosas, y cuando me exigió que actuara con una madurez que no me había enseñado, me enfrente a él, desobedeciéndolo en todo, y entonces me castigo, actuando de una manera implacable conmigo, y literalmente me declaro persona no grata es su vida; a partir de allí tuve que aprender a depender de mi novio, y después que él se marchó, entendí mi incapacidad, de depender de mi misma, y eso me llevo a la más profunda miseria.
» Ahora entiendo que mi vida anterior fue un completo desperdicio, y aquí estoy aprendiendo sobre la marcha, tratando de surgir, como el ave fénix, después de haber tocado fondo. Gracias a Fabián, hoy puedo contarte esto; hoy, él es el hombre que más admiro, y si a alguien, quisiera parecerse la nueva Miriam, es a él; realmente él es un hombre maravilloso y ejemplar, que supo levantarse y hacer algo bueno con su vida, él se ha convertido en mi motivación, y quisiera imitarlo.