Después de que recibieron a Emma y a Julio entre todos decidieron en buscar aquella entrada de la que hablaron tanto Julio como Emma, solo debían encontrarla al ser un descubrimiento que la misma Coraline había contado a uno de los lobos más jóvenes, de alguna forma ella los había ayudado, están buscando en todos esos alrededores de ellos buscando entre las orillas y en el propio bosque.
—Alguien ha encontrado algo. —dice Tamara.
Todos responden al mismo tiempo.
—No nada.
Algunos se habían dividido para extender un poco más la búsqueda. Mientras se encuentran en diferentes partes, pero no muy lejos de los límites de Carago, al no encontrar nada, decide Emma volver con los demás, pero no se encuentra con ninguno lo que la alivia que aun los truenos y la tormenta se encuentran lejos de donde ellos se encuentran, pero aún continúa lloviendo, ella ya se había desatado su coleta al hacerse fácilmente una trenza y tener su chaqueta cerrada con el gorro puesta, va caminando cuando se encuentra con su amigo Alejandro, ella lo saluda al decir:
—Hola.
—Emma hola no encontraste nada.
Mueve la cabeza con una mueca desanimada.
—Nada, Alejandro veo que tú tampoco.
Van caminando conversando ambos.
—Primero éramos solo dos después cuatro.
—Y eso se convirtió en circo. —le dijo Emma.
Continúan solo los dos hasta que llegan al límite, ven que no se encuentran los demás, se detienen al mirar ambos a los lados cuando dirigen sus miradas a uno de las orillas, al caminar hacia esa dirección ambos al ver que algo sonaba.
—¿Lo escuchas? Alejandro.
—Si lo escucho como si fuera.
—Agua. —termina diciendo Emma.
Ambos corren a mirar. Al llegar hasta ahí ven una especie de cubierta de hierro circular algo oxidada, se agachan ambos, al acercar sus oídos y oyen como olas, ambos se miran y se levantan rápidamente y hacen llamar a los demás que se encuentran cerca, todos miran y es el chico lobo de Alejandro quien abre la especie puerta que se ve de hierro y pesada, todos miran hacia su interior, al estar ya abierta solo es un agujero al igual de oscuro que para Emma y algunos de ellos pareciera un tobogán, mientras continúan mirando todos, nadie dice nada, hasta que Emma pregunta:
—¿Quién va primero?
Al ser la primera vez de usar esa salida para solo salir de Carago y dejar atrás también el agujero que se muestra en aquellas orillas de los límites del bosque.
—Pero Emma no sabemos a dónde llega o te lo dijo Coraline Julio. —dijo Tamara.
Mientras él comienza a contar que sería complicado saberlo, sin que se den cuenta Emma solo decide lanzarse a ese tipo de tobogán, va a gran velocidad, no tiene ni tiempo de gritar solo mirar a la gran rapidez que va sin parar, al ser su alrededor liso de material, al solo caer al agua mientras se encuentra flotando, al ver que ha espantado a algunos peces, al igual que algunos pececitos, aunque se encuentra dentro del agua mira esa naturaleza tan azul y pura con los diferentes animales acuáticos que viven en la isla y que el agua se siente fresca y no tan fría, es como comienza a nadar hasta la superficie, ya puede respirar, está flotando mientras no deja de moverse, al ver lo grande y bonito que es la isla de Kisla. En eso decide Emma nadar y solo acercarse hasta la orilla, comienza moviéndose nadando, es un alivio a ver aprendido a nadar la vez que sus padres la inscribieron a natación, algo que a ella gusto mucho.
Al llegar a la orilla se encuentra acostada sintiendo la arena, al respirar y exhalar teniendo su mano sobre su estómago, al estar toda mojada y sintiendo ese calor que la misma isla ofrecía, a lo que le hizo pensar, “llegamos”.
—¡Emma!
Escucha que varias voces gritan su nombre, ella se sienta enseguida al ver que viene caminando sobre la arena Tamara, Alejandro, Julio y al final su amigo Alejandro que vienen todos mojados, Tamara se acuesta a su lado y los chicos las miran, ellos continúan levantados.
—Este sol nos secara. —dice Alejandro (lobo)
Mientras ellos se encuentran hablando de lo que ahora harán en Kisla, Alejandro mira toda la aquella isla tan grande, intentando mirar más allá de donde están es misterioso y muy normal, estar solo rodeados por agua decide volver con los amigos al escuchar de lo que hablan, una de ellas es que la isla Kisla tiene sus propios misterios, porque nunca se muestra igual a los diferentes visitantes y no es un lugar para vivir, sino solo una ruta de ayuda para llegar a un diferente destino.
—Chicos será mejor cambiarnos de ropa y recorrer la isla, les parece bien. —dice Emma.
Cada uno de ellos ven aquella emoción de ella que parece tan humana y sin miedo, deciden las chicas levantarse al proponer a Alejandro y Julio que pusieran su tienda para que así ellas se pudieran cambiar su ropa mojada por ropa, playera, al igual que también ellos, entre los tres ponen de nuevo la casa de campaña. Al terminar deciden Emma y Tamara irse a cambiar, solo entran al interior de la tienda donde solo las dos se encuentran dentro, mirando lo grande y espaciosa que es, para esto Alejandro (ojos verdes) le había entregado la mochila que aunque se encontraba aun mojada Emma solo recorre el cierre, al ver que el interior está seco, al ser que la mochila era tipo impermeable, algo que Emma agradeció mentalmente al recordar a Alicia, pues Emma le había contado un poco del viaje que ella misma planeo para llegar a Goem. En eso Emma saca un traje de baño completo blanco con rayas azul y con short azul y botones que eligió para ella, Tamara también busco en la misma mochila al encontrar un traje similar al de Emma, que es completo, pero en cambio de color n***o con estampado de hojas color rosa.
—Emma me prestas un short.
—Claro Tamara.
Emma solo cierra la mochila y ambas se disponen a desvestirse y ponerse cada una sus trajes de baño, al terminar se miran las dos.
—Me pareces un marinerito.
Emma ríe.
—Tú te ves muy bien en ese traje y con el short.
—Gracias, salgamos para que ellos se vistan. —dice Tamara.
A lo que Emma asiente dejando ahí la mochila y salen de la tienda, los muchachos se encontraban esperando a lo que en eso ven a las dos salir ya vestidas, reconocen que se ven bonitas ambas y quedan un poco pasmados, ambas tienen el cabello suelto y vienen descalzas y Emma lleva su bolsa piernera de forma diferente.
—Chicos ya pueden entrar. —les dice Tamara.
Ellos enseguida se levantan y entran a la casa, ellas ríen un poco sin olvidar la expresión de cada uno de ellos, en cambio en el interior de la tienda de campaña ellos se disponen a desvestirse y vestirse rápidamente, mientras se encuentran conversando.
Tamara y Emma decide dar una pequeña caminata, mientras ellos se encuentran dentro de la casa, van las dos caminando.
—Entonces si quiere realmente conocer la cueva donde te encontraron.
—Si Tamara, sería una parte importante de lo que me espera.
—Pero esta aun en duda, tu decisión de ser una hibrida si lo que ayeemos cambie tu decisión.
—No lo sé si eso cause que mi decisión cambie, pero sigo decidida a ser una hibrida.
—Existen muchos factores que debes averiguar, tanto de tus orígenes y lo que quieres.
—Lo sé, oye espera eso que veo es el puente.
Tamara mira hacia donde mira su amiga Emma.
—Si hay que decírselos a los chicos.
Asiente Emma, deciden volver, en eso ven afuera a los tres en sus trajes de baños sencillos con sus playeras y sus bañadores recogiendo la tienda de campaña.
—Encontramos el puente. —dice Emma.
—Vamos. —dicen todos.
Deciden ir todos, se encuentran descalzos yendo sobre aquella arena suave mientras avanzan, ven sus alrededores una especie de bosque no muy grande y algunas montañas a lo lejos, en eso miran aquel puente, se apresuran a llegar al ver que es como un arco, solo deciden subir, va uno detrás del otro o yendo entre dos hasta que se encuentran ahí descalzo, sintiendo un poco caliente el piso de piedra pero los pies de Julio, Alejandro y Emma se encuentran algo fríos, aunque no el mismo frio de aquellos dos vampiros Tamara y Alejandro, el puente les muestra gran parte de la extraña isla de Kisla, algunos corren de un lado a otro mirando todo, y que sus ojos capten los diferentes paisajes de Kisla. Emma ve en ese momento algo muy alto e inclinado hacia el lado derecho que parece piedra blanca, mientras sube cada vez más, su mirada recorriéndolo de abajo hacia arriba.
—Es la torre. —dice Emma al señalar donde ella no quita la vista.
—Así es, la torre donde nos encontrábamos antes. —dice Alejandro.
—Vamos a verla antes de irnos. —sugiere Emma.
A lo que aceptan al bajar por el otro lado del puente, Emma contagia su emoción a los demás, se encuentran yendo para allá, al estar ya cerca a sus ojos ven una torre muy desgastada e inclinada.
—Tendrá ¿Puerta? —pregunta Tamara.
—Sí, solo busquémosla. —dice Julio.
Se disponen a buscarla mirado a todas partes de la torre, hasta que los dos Alejandro la encuentran, llaman a los demás, uno de los dos abre la puerta que al igual es de hierro, el primero en entrar es Alejandro (lobo), después Emma, detrás de ella su amigo Alejandro, Tamara y Julio. Se encuentran subiendo las escaleras, se veían desgastadas y viejas como la torre, suben cuidadosamente hasta que llegan a un patio de piedra de muchos que parecía de siglos.
—Esto no ha cambiado, pero continuemos. —dice Alejandro.
Solo era un patio, se dirigen hacia otra puerta que se encuentra desgastada y difícil de abrir, pero afortunadamente Alejandro la abre y comienzan a subir, nuevamente se escuchan algunos ruidos, grujiendo el interior de la torre blanca grisácea, al llegar hasta arriba de la torre entran y es un espacio grande y espacioso hecho de piedra e increíble, y sin techo, las chicas como Alejandro ven la expresión de Julio y su hermano Alejandro, al ver aquellas puertas grandes con unos grabados que eran dibujos donde se representa la mitad de un rostro de hombre y la mitad de la de un lobo.
—Era aquí donde nosotros estábamos encerrados, después de que Coraline nos sacó. —dijo Alejandro.
—Se pueden abrir de nuevo.
—No, solo Coraline tiene la llave para abrir las puertas.
Solo asiente.
Miran por un rato más esa parte de la torre entre otras, al encontrar que la misma torre oculta más que eso.
—Julio que se esconden en esas más.
—Objetos sagrados que no son fácil de sacar Emma.
—Coraline sería la única en sacarlos.
—No, en verdad nunca se han encontrado las llaves de esas cajas fuertes.
Emma solo asiente.
—Es mejor que salgamos de aquí y volver a la isla. —sugiere Tamara.
Todos aceptan al salir y preferir divertirse un poco en el agua, todos bajan por las escaleras, salen de la torre y pasan de nuevo por el puente disfrutando del día fresco.