Demasiado temprano despertaron todos alistándose, al ya a ver guardado tanto las tiendas de campaña como también sus cosas en sus respectivas mochilas. Se encontraban caminando sobre el bosque rodeados de esa naturaleza que se siente la precipitación de que la humedad se está preparando para la lluvia, cada uno continuamente miran hacia el cielo como esperando a que comience, pero en cambio miran a Emma tranquila como si gustara de lo que se iba a presentar en unos minutos, pero aun así no dice nada, continúan al ver que los insectos como animales no se encuentran presentes, todos siguen a Emma que es la que se encuentra adelante como guía, pero el amigo de ella Alejandro se encuentra algo distante al recordar sobre anoche que Tamara y el hablaron, sobre los Dantes y sobre lo poco que sabe el sobre Goem y la madre de Emma, descubriendo que la mejor amiga de Emma sabe un poco más.
—Alejandro, te parece que subamos a uno de los arboles a mirar. —dice Emma.
El voltea a verla, no se había percatado de que ella se encontraba a su lado, a lo que enseguida responde a Emma.
—Si claro Emma.
Ella solo sonríe al anunciar.
—Chicos parece que los tiempos no están de nuestro lado, sugiero que ustedes esperen y vigilen mientras Alejandro, Tamara y yo nos encontramos entre los arboles inspeccionando el bosque, para poder encontrar un camino para ir más rápido.
—Estoy de acuerdo. —responden ambos lobos.
A lo que en ese instante Emma sube sobre la espalda de su amigo Alejandro, se sujeta bien a él y el a ella, es como Tamara y ellos suben a esas arbóreas densas y altas, que como van avanzando desaparecen a la vista de sus amigos lobos.
—Como vez Emma, al parecer todo se ve bien, lo que no sabemos es si llegue a llover y no nos muestra el final de Carago. —le dice Tamara.
Al ser que al encontrarse muy arriba del árbol y ver el cielo que se encuentra nublado sin horizonte con una mezcla de colores tanto oscuros como extraños, sin tomar un color alternativo.
—Lo se Tamara ahora comprendo que Carago no será tan fácil de pasar. —dice Emma.
—Porque no utilizas alguna amúria.
—Si puedo hacerlo, pero los árboles no serían compatible o peor causarían algo sin previo aviso. —le responde Emma a Alejandro.
—Eso es muy obvio Ale, porque quedarías atrapado convirtiéndote en el interior de estos árboles o peor aún, imaginar en hacerlo. —dice Tamara.
—Sera mejor bajar y saber que descubrieron ellos abajo.
Deciden bajar como les dice Emma, pero antes se adelanta Tamara quedando ellos ambos aun arriba.
—Alejandro piensas como sea posible pasar esto, porque no hay duda de que lloverá.
A lo que su amigo responde:
—Deberíamos acampar quedándonos solo en un sitio mientras pasa la lluvia, aparte la de Julio y Alejandro es algo grande.
—Sería buena idea estar en la tienda de tu tocayo y Julio, — Alejandro gira la cabeza para mirarla aun sujetándola al medio sonreír y ver que ella sonríe, con aquel cabello suelto y largo, color rubio castaño con pecas. —Pero veo amigo mío, nunca he estado en este tipo de bosque, la cosa es que en este tipo de bosque el problema es que no siempre puedo solucionarlo con una amúria, más y el lugar no me ayuda y eso me inquieta. —dice Emma.
—Pero siempre descubres como hacerlo.
—Gracias Alejandro. —Le dice ella al sujetarse un poco más a él reconociendo la buena confianza que ambos se tiene.
Ahora ellos son los que están bajando del árbol, mientras los demás los están esperando y ven que cae Alejandro, y Emma baja de la espalda de él.
—Les comentaba a ellos que no sería posible continuar. —dijo Tamara.
—Si eso es cierto, si miran en cualquier momento lloverá, entonces mi idea de usar una de mis amúrias la que les mostrare no la he usado mucho, porque en verdad es una amúria muy valiosa, buscadas por los buscadores y cazadores de amuletos, es un juego que cada uno tiene su propia función.
Ella abre al sacar de la bolsa de la piernera unos estuches que, al ver, se ve un labial dorado brillante con un diseño de grecas, que de ese labial cuelga una pequeña cadena con lápices largos delgados de labial, que cuelgan como llavero, también tiene en su mano un estuche redondo de un color dorado y en la tapa tiene un diseño de flores de múltiples colores diferentes, con blanco, al pensar que eso debe contener polvo de maquillaje al ser todo eso cosas de chicas que usan para el rostro.
—Tamara me sostienes esto. —le dice Emma al entregarle los labiales.
A continuación, abra el estuche grandecito al ver que no contiene ninguna esponja, pero si un tipo de arenita que se ve de color azul brillante, al verse casi lleno el contenido que parece gis.
—Este tipo de arenita, — comienza a explicar recordando lo que había leído en uno de los papeles desgastados de Nicolás, los cuales memorizo y escribió en su propia guía, al mover de un lado al otro el pequeño estuche redondo, que muestra algunos más colores diferentes. —Según como leí en uno de las notas de Nicolás sobre esta amuria, según se ocupa con el agua, no se la verdad si nos vaya a funcionar. —les dice Emma.
—Pero si al final no llueve y solo es un juego del bosque debemos continuar caminando o también funciona con el fuego. —dijo Tamara.
—Eso no lo sé, nunca lo he hecho con fuego ni lo he experimentado, ni tampoco lo he leído en algún lado, pero esperemos que la lluvia se haga presente. —dice Emma.
—Y las otras cosas que tiene Tamara para ¿Que sirven? —pregunta Julio.
Emma solo cierra el estuche volviéndolo a guardarlo en su bolsa y tomando los labiales de las manos de Tamara, solo abre primero el labial grande dorado rodeándolo con los dedos al moverlo, al solo salir una base de color anaranjado fluorecerte, al ver que tiene marcado el número ocho formado en su base.
—Bueno la base de este tipo de labial tiene la función de marcar cualquier tipo de piedra, dibujando cualquier cosa que principalmente es más común de dibujar, una puerta u obtener algo que necesites como una llave o reloj, aun no entiendo en que serviría un reloj, bueno si lo necesitamos tenemos este, — ella solo vuelve a rodar de nuevo el labial, al ver cómo va bajando desapareciendo, al ocultarse en ese pequeño interior. —Las demás son similares a esta que les enseñe, solo que estas son especialmente auxiliares, entonces si no llueve en estos instantes busquemos para hacer una fogata de nuevo y probar si también funciona el polvo con fuego.
—Emma, pero como seria usarlo con la lluvia. —dice algo escéptico Alejandro.
Ella voltea a mirarlo después de a ver guardado todo el juego color dorado, está por explicarlo cuando comienzan oler tierra mojada, todos voltean alrededor de donde se encuentran, no sienten ni ven algunas gotas que caía sobre ellos o sobre el suelo de tierra y hierba, voltea todos a mirar hacia el cielo, se ve despejado, ahora les es confuso verlo de esa forma, al ser que todo se mantiene seco, pero aun huelen a tierra mojada que los confunde, al ser que la lluvia debería a ver llegado hasta ellos, en cambio no sucede nada, a lo que todos se miran entre si pensando lo mismo, que deben todos dirigirse hacia donde viene el aroma de la tierra mojada. En ese momento actúan al ir casi corriendo hacia esa dirección, entre saltando algunos obstáculos de ramas o raíces que se muestran por el camino, pero cada que siguen avanzado les pareciera que de algún modo o forma continúan saltando, evitando las misma ramas y raíces como también la hierba que aparecen continuamente sin previo aviso, como si quisiera atrapar a cualquiera de los cinco, se repetía el camino continuamente, que uno de los lobos grito a los demás.
—¡Deténganse!
Al escuchar la voz de Alejandro todos se detenían, al darse cuenta que cada uno se encontraban en un diferente sitio del mismo bosque, y que solo sus voces podían escuchar de cada uno al poder gritar, a los lobos nunca les había sucedido tal cosa, pero de alguna forma presentían ambos que el mismo bosque de Carago se había mezclado, causando más difícil encontrarse entre sí y solo guiados por las voces.
—¡Chicos no intenten estar gritando! —les dice Emma con voz fuerte.
—¡¿Qué piensas hacer Emma?! —grita Tamara algo fuerte, pero no tiene respuesta de su amiga.
En cambio, a su lado tienen un árbol que en ese instante analiza al localizar y ver si funcionaria, para así poder hallar a cada uno de sus amigos, en eso que escucha que Tamara es la que le dice algo solo no responde, al ser que Emma se encuentra ocupa con el árbol que tiene a lado, es algo escamosa y ancha, pero algunos huecos donde se muestra la piel del árbol algo café claro, decide desprender las demás escamas del mismo árbol que se puede y se desprenden fácilmente, sin antes disculparse y decir que necesita mucho su ayuda, al poder dejar una gran parte descubierta del mismo árbol, es como abre su bolsa de su piernera al hacerlo y abrirla recorriendo el cierre y sacar de ella de nuevo la tiza que había usado la vez que estuvieron en Trun Alejandro y ella, decide solo volver a cerrar de nuevo recorriendo el cierre. A continuación ella solo decide dibujar una puerta algo no muy larga, pero accesible para entrar y dibujando un agujero para poderla abrir, al terminar de hacerlo decide volver a guardar la tiza a su bolsa para después abrir la puerta que creo hace unos minutos, solo lo abre y el interior del árbol se muestra algo hueca y con suficiente espacio para que ella cupiera, a lo que Emma decide solo entrar a ella, al estar totalmente adentro del interior de árbol y ver que su alrededor que se había complementado así mismo dejando a ella un espacio suficiente solo para una persona y aquel olor y color se penetraba, al ver cerrarse la puerta que había usado para entrar. Mientras, se encuentra ahí adentro sola, imaginando que sus amigos se preguntan que estará haciendo ella, pero se encuentra pensando cómo debería actuar, sabe muy bien que el tiempo de estar dentro de un árbol detiene un poco el tiempo del bosque de Carago, ella sabe muy bien que su bolso tienen varias amúrias guardadas, pero si intenta utilizar una de las tantas que lleva y que robo de la misma bóveda, deberá utilizar la mula del dominó, lo único malo es que quien las tiene es Alejandro en su mochila.