13.- OJOS GRISES.

1902 Words
Al ver a la mayoría recibiéndolos entre ellos Julio, Salomón, Morgan, Alicia, Elizabeth y las demás personas que tanto Miguel y Alejandro vienen cada uno con sus grandes maletas, que ambos cargan a la espalda, recibiendo abrazos, saludos, chocando las manos y sintiéndose con alegría. —Emma estas aquí. Al voltear al ver a esa mujer pelirroja de cabello largo que trae suelto, que tiene sus brazos abierto al ser que era costumbre que ella reciba así a todos, recibiéndola con los brazos abiertos, Emma la abraza con alegría y emoción a Margaret, que es la persona que tanto quería ver y hablar con ella, al estar abrazando a madam Moss sintiendo que ella viene en si vestida como toda una gitana, con esos colores que dominan al mostrar el azul, rojo y blanco, con trompos y diferentes figuras en su vestido, con botas puestas. Continúan abrazadas. —Deja que te presente a mi amigo Alejandro. —Hola madam Moss. Margaret lo mira y sonríe, al estrechar sus manos al igual que Miguel, y ambos Alejandro se saludan presentándose mutuamente, al ser Miguel un joven alto de cabello algo largo en color oscuro, que al mirarlo con su barba y bigote trayendo unos pantalones con chaqueta de cuero n***o y zapatos, pareciera que entre ellos se pusieron de acuerdo de llevar tanto barba como bigote, porque Alejandro hermano de los lobos también tiene barba y bigote, trayendo también pantalones, zapatos y una camisa de manga larga negra, y ambos de ojos oscuros, pero de alguna forma a los ojos de Emma se da cuenta que sus lobos interiores están despiertos. En eso también saludan a Emma al abrazarla y hacerla reír, de repente, Emma la vez que los conoció a los lobos fue en el concierto al cual ella fue invitada por la misma Morgan, ahí los conoció y con quienes congenio más fue con aquellos dos, en cambio con los demás como Pablo, Salomón y Jonathan sin olvidar a Gustavo, es curioso, no ha sabido nada sobre él. —Hola Alejandro, pero ustedes que día llegaron. —dice madam Moss. —Antier, pero realmente necesito tu ayuda. —Claro, vamos chicos necesito que ustedes también estén. A lo que los lobos asienten obedeciendo. Mientras, Emma y su amigo Alejandro la siguen al acompañar a mandam Moss hasta su cabaña, mientras ellos se alejan acompañando a Margaret. Emma, aunque no pudo escuchar lo que Salomón les decía a sus hermanos apresuro el paso, al llegar a una muy linda, acogedor y grande cabaña que al entrar al interior y ver un lugar espacioso, con ventanas, amueblado entre dos sillones de cojines y sobre ellas telas bordadas, algunos cuadros, su pequeña cocina ordenada en un color anaranjado con detalles y estantes de madera con diferentes cosas de cocina, entre botellas, tazas, vasos etc. con algunas pequeñas macetas de flores y platas como atrapa moscas, entre otras, y una mesa grande. Margaret los guía hasta una habitación que se encuentra cerrada, la cual abre y ellos entran, al ver todo ese interior con más cosas de diferentes tamaños y colores, algunas atrapadas en recipientes de tubos largos o anchas entre flores naturales deshidratadas, similares a las del señor Mortí, ven una mesa en el centro donde ella enseguida les indica al pedirles que se siente, en unas curiosas sillas de maderas a lo que ellos solo se sientan, ambos ven que en eso Moss va hacia uno de sus estantes de roble con cristales, el cual abre sacando una pequeña caja plateada muy bonita llevándola hasta la mesa, dejándola ahí cerrada solo por unos momentos, al preguntar Moss: —¿Qué es lo que sucede? Emma. —Se sobre Nimue que ahora es una hibrida, sé que lo que quiero puede ser, solo quiero hallar a aquel errante que se hace llamar Adulció y ser también. —Hibrida y lo que buscas es tu amúria. —Así es Margaret.  —Veras que lo tengo en perfecto estado. A lo que Moss solo arrastra ese pequeño cofre plateado con pequeños detalles que muestra unas palabras que a simple vista se diría que con el tiempo se han borrado, al no saber ni asegurar lo que dice, Emma solo lo abre y tanto Alejandro como ella ven aquella amúria que es una piedra larga cristalina en un color morado, que al verla vez esos pequeños cristales que tienen un propio brillo, al ser una amatista que siempre Emma ha recibido trasmitiéndole energía, calma y meditación, con la intención de aclarar los deseos de la mente y tener mejor comunicación, no sabe cómo, pero en eso gira al voltear a ver a su amigo que se encuentra a su lado, al ver a esos aquellos ojos verdes que tanto a ella le gusta ver y que en cambio ver él también los de ella, en un gris claro azulado, con aquellas pecas que a le encanta de ella, ambos sonríe y que la misma Margaret Moss ve en ellos que esa piedra ha actuado formando un vínculo que será difícil romper, al tener la química y la comunicación que ha estado entre ellos, desde que se convirtieron amigos y salieron de Zarquiria en aquella mañana, ambos muy decididos. Ese momento es interrumpido al escuchar que tocan a la puerta, en eso los tres solo sonríe y Emma solo vuelve a cerrar la cajita, aun dejando en el interior aquella amúria poderosa. —No se preocupen, yo iré.  Margaret solo se levanta a abrir y descubrir no solo a los seis lobos, sino también a Alicia, Abelardo y Morgan quienes enseguida entran tomando asiento, quedando todos callados mientras mandam Moss habla haciendo una pregunta: —¿Emma? Tú lo que buscas es a este sujeto quien salvo la vida de Nimue, y crees que él pueda hacer lo que tanto te has propuesto, estoy entendiendo, pero imagino que quieres primero ir a Goem, visitar y hablar con tu madre. Asiente Emma moviendo la cabeza, madam continua. —Sabes muy bien a lo que te enfrentas y las consecuencias que traiga eso, al ser que hay un compromiso planeado con la familia real Walker. —Lo sé y acepto las consecuencias que aún no se cuáles serían, si, solo es un compromiso del cual no acepte participar y que siendo yo una bebé, sin voz, ni voto, solo me lo impusieron, aparte de esa tontería de su profecía que pienso es una simple patraña. A oír los lobos la palabra profecía todos se miraron entre si algo que, aunque no lo notaron ni Emma ni Alejandro, pero si Alicia, Morgan y Abelardo, toma la palabra Salomón al levantarse y preguntar a Emma. —De ¿Qué clase de profecía hablas? Emma. Emma voltea a mirar a Salomón quien aún se encuentra levantado solo mirando la a ella y la joven dándose cuenta que el lobo interior de él está despierto, al mostrar en sus ojos el brillo del color natural del ámbar. —Bueno, primero no tengo dudas que lo que siempre me han dicho sobre esa profecía sea solo una simple mentira para ser esposa de un lord como Nicolás, he leído y descubierto tanto de las personas, criaturas oscuras, lobos, vampiros y además de algunas otras cosas más, pero sé que eso es mentira o solo usan ese tipo de profecía haciéndolo un relato que debo obedecer, al ser posible que yo no sea ella, claro, sé que hay profecías que se han hecho reales, no vamos tan lejos, Coraline obtuvo la llave sin saber lo que hallaría, pero al final ustedes fueron su llave al hallarlos y efectivamente ella lo era y sigue siendo sin ningún falso, sé que algunos de ustedes saben que fui encontrada por un trotamundos en un hueco de piedra de una cueva, entre los territorios Walker, esa persona me llevo hasta Goem donde mi madre me conoció, adopto y que organizo mi presentación ante varias personas originarios de otras partes, claro que supieron donde había sido hallada, para esto los vampiros Walker se presentaron para conocerme, dicen que el primero fue Lord Nicolás Walker, me tomo entre sus brazos en los que varios vampiros decían que él se veía encantador conmigo, al ser mi piel muy clara, dicen que estaba dormida cuando desperté y él se dio cuenta de mis ojos, algo que dicen que los Walker se dieron cuenta que no solo soy una humana, sino sea la única sobreviviente de una vida pasada, al repetirse la profecía de la loba de ojos grises. Algo que hace que los otros cinco chicos lobos se levanten sorprendidos a lo que Emma acaba de decir, pero solo voltean al ver a Salomón y a madam Moss, a lo que la joven como las demás miran a los chicos, al darse cuenta Emma que sus lobos interiores están despiertos, al preguntar rápidamente: —¿Que sucede? Salomón. Al darse cuenta de lo que acaba de preguntar muerde su labio quedando callada, lo único que no quería creer es lo que a continuación Salomón dice al continuar mirando a Emma. —No es tan simple Emma, hablar de la loba de ojos grises es serio. —Salomón, es posible que sea verdad que yo descienda de ella. —No lo sé, debo ver si las probabilidades de que lo seas. —Entonces debo casarme con él porque si lo hago y Nicolás me trasforme en una simple vampira, podre así no solo obtener una identidad diferente, sino también recordar parte de mis orígenes. Al decir eso se han nublado sus emociones y sus preocupaciones, en eso siente que la mano de su amigo Alejandro aprieta su mano sonriendo tratando de calmar al verla intranquila. —Muchachos no se apresuren al asustar a Emma, deben entender que aún hay mucho que descubrir, si eso es cierto, porque no es solo tener en cuenta eso, sino también el compromiso de Emma con el joven Nicolás, al igual de lo que ella quiere. A lo que ellos asienten y prefieren detenerse al pensar primero, mentalizando lo que se deberá a hacer para actuar. —A lo que propongo que no solo ustedes dos se vayan, — refiriéndose madam Moss a Emma y su amigo de ojos verde Alejandro. —Vayan con ustedes algunos de ustedes, — menciona al también ver a los seis lobos. —Saldrán ahora, sé que sabes utilizar específicamente esta amúria Emma. —Si. — responde como su instinto le intente avisar que fue una buena decisión la que tomo de tener no solo la ayuda de Margaret, sino también de los lobos, de algún modo se encontraba enlazados sus vidas. —Entonces vayan y prepárense, sé que tomaras la mejor decisión para ti Emma. En ese momento acaba esa pequeña reunión que se encontraba en el salón de madam Moss, todos se levantan de sus asientos agradeciendo algunos y otros sabían bien que era hora de salir, y ahora ayudar a Emma. Mientras salen al dispersarse yéndose a sus propias tiendas a irse a preparar, ahora Emma se encuentra sola alistando los últimos detalles en su mochila y mirando al tener en su mano aun la amúria. —Emma. Ella voltea. —¿Si? Alicia. —dice enseguida. —El señor Mortí quiere hablar contigo y los chicos están listos. Ella solo asiente moviendo la cabeza, acaso vendrían los seis lobos con ella.
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