Capitulo Dos

1597 Words
Bajé al infierno y al no encontrar tu sonrisa volví a esta vida en la que al menos tengo los lugares en donde fuiste feliz. Cada día desciendo más y más a ese abismo de locura que significa tu recuerdo aquí en mi vida. Stuart Despierto aturdido y desorientado, el hedor que me envolvía ya no está. Intento moverme, pero al hacerlo me doy cuenta de que estoy esposado a la cama en la que estoy. Observo mis brazos y luego trato de verme a mí mismo, noto que estoy limpio y que llevo puesta ropa diferente. ¿Cuánto tiempo habré estado inconsciente? No importa, en cuanto me libere los voy a matar a todos. ―Si te sigues moviendo así te vas a lastimar. ―Giro la cabeza hacia el lado izquierdo y me doy cuenta de que Mary me observa con sus grandes ojos llenos de lástima y preocupación, bajo la mirada hacia su vientre hinchado por el bebé que lleva dentro y me lleno de rabia al imaginar que Andrea podría estar viviendo la misma experiencia de no haber sido por mi culpa, le acorté la vida―. Stuart, no estás bien, deja que te ayudemos, necesitas salir de esto, necesitas encontrar la salida y nosotros podemos ayudarte ―balbucea, conteniendo las lágrimas. ―No necesito de ninguno de ustedes… la perdí sin oportunidad de pelear por ella. ―Mi voz suena tan quebrada como mi alma ―. Ninguno de ustedes tiene el poder de regresarla a la vida, ninguno puede evitar que duela tanto, es una herida profunda y perpetua, es el símbolo de mi condena. ―Siento los ojos cristalizados, pero no consigo derramar ni una sola lágrima. Ya ni siquiera puedo llorarla, estoy seco, vacío y sin deseos de vivir, pero tampoco puedo morir. Necesito un trago que me ayude a calmar el ardor que se enciende nuevamente en mi pecho y me atraviesa por completo, torturándome sin contemplación alguna. ―¡Suéltame, necesito un trago! ―exijo―, ¡que me sueltes, maldita sea! ―grito, asustándola, pero se recompone rápidamente. ―No, tú no vas a continuar dañándote la vida. Ninguno de nosotros, tu familia, vamos a permitir que te destruyas por puro gusto ―me desafía―, si quieres vengarla e ir hasta el fin del mundo para acabar con quienes te la quitaron, entonces iremos contigo y te apoyaremos, pero no nos pidas que nos quedemos con los brazos cruzados mientras te pierdes ―sentencia, y me muestra un vaso con agua―, necesitas estar hidratado, esto será lo único que beberás de ahora en adelante ―añade con una sonrisa. ―No puedes obligarme a tomar esa porquería, prefiero morir en el infierno, es mejor que esta vida sufriendo ―decido, convencido de que si no me dejan vivir como se me pegue la gana, tampoco viviré como ellos decidan. ―Imagina por un segundo lo que diría ella al verte en esta situación, piensa un segundo en cómo se sentiría si supiera que su novio, el hombre que se autoproclama el mejor hacker del mundo con toda la arrogancia que su enorme ego le permite, ahora se entrega a la exigüidad y se olvida de que ella no se merece un maldito marica que la llore mientras se hunde en el alcohol, sino a un hombre que derrame sangre en su nombre. ―Sus palabras son como una cachetada y acepto que tiene razón, pero, ¿cómo hacerle entender que emborracharme o drogarme es lo único que calma el dolor de mi corazón? ―Ninguno entiende lo que estoy viviendo, todos tienen a sus parejas e hijos, y yo… ¿Y yo qué tengo? Las manos vacías porque me lo quitaron todo, me dejaron sin nada, me arrancaron el alma y el deseo de vivir cuando me la quitaron a ella. Lo único que me mantiene en este mundo son sus recuerdos, porque me da miedo morir y olvidarla ―confieso, y por primera vez, siento como el peso sobre mi espalda se aligera―, siempre he estado para cada uno de mis amigos sin importar nada, y no los culpo, ¿cómo iban a saber que esto iba a suceder?, ni siquiera yo lo pude prever, pero sí los culpo por ser tan egoístas, por traerme a la fuerza a vivir con ustedes para que vea lo felices que son juntos, mientras que mi vida es una total mierda del tamaño del universo. ―Baja la cara al escuchar lo último que digo, quizás por vergüenza, o tal vez para que no la vea llorar. ―Perdónanos por no verlo de esa manera, solo imaginamos que, si te manteníamos en un lugar lleno de amor y felicidad, tú podrías poco a poco salir de la depresión, pero me doy cuenta de que fue un error. Sin embargo, no es suficiente para que te dejemos solo, vamos a seguir haciendo lo que esté a nuestro alcance para ayudarte. ―Su voz tiembla a pesar de que pretende sonar autoritaria como siempre, pero ahora no quiero esa determinación, únicamente quiero sufrir en paz, vivir mi pena y morir con ella. ―Entonces, perdóname tú a mí, porque me verás morir y no vas a poder hacer nada para impedirlo ―decreto con toda la seguridad que puedo expresar. Ignoro sus palabras y cada uno de sus diálogos, hago como si no la escuchara. Cierro los ojos y giro la cabeza hacia el lado contrario para que entienda que ya no me interesa continuar en una conversación que no llegará a nada. Ellos se creen mis dueños para determinar qué hacer para evitar que me embriague, pero son totalmente ineficientes para evitarme el dolor que estoy sintiendo, y también son inútiles porque no podrán evitar que yo muera, de hecho, serán los culpables de que su supuesta solución a mi problema sea la causante de mi muerte. Lo único que me duele es tener que dejar ir también los recuerdos de mi Andrea, no voy a manchar su bondad ni su nombre, pronunciándolo en medio del fuego del infierno; ella es tan pura que seguro, ahora se encuentra entre los ángeles, señalándome como el culpable de su desgracia. Un segundo después escucho que abren y cierran la puerta, sin embargo, me mantengo con los ojos cerrados, esperando a que Mary me deje solo. Antes de que pase otro segundo, escucho que resopla enojada, y esta vez sí sale del cuarto tirando la puerta. Lo siento por ella, sabe que la quiero mucho, pero no voy a permitir que nadie quiera controlar mi vida a su antojo, ni siquiera ella. Abro los ojos y observo detalladamente las esposas en mis muñecas, me parece que puedo soltarme, aunque me despelleje en el intento. Si lo consigo me iré definitivamente sin dejar rastro, ni siquiera Max podrá encontrarme; es por eso que nunca es bueno mostrarles todos tus trucos a tus amigos, siempre hay que tener un As bajo la manga para poder demostrar quién es el mejor en todo. El pulso no me ayuda mucho, las manos me tiemblan ligeramente, pero por suerte consigo sacar una, por lo que liberar mis tobillos no es tan difícil ni complicado. Lo bueno de tener manos delgadas es que a pesar de que duele puedes liberarte, sobre todo cuando las esposas que los chicos usan suelen ser algo grandes. En cuestión de minutos estoy de pie, un poco tambaleante y mareado, pero de pie, y puedo movilizarme a pesar de no poder enfocar un cien por ciento. Me coloco el reloj, tomo mi teléfono y la billetera que está sobre la mesita de noche. Compruebo la puerta y está abierta, no aprenden, sobre todo Max, me han dejado todas las facilidades para escapar frente a sus narices. Me asomo al pasillo y al no ver a nadie me escabullo, no podré ir por mi portátil, eso sería perder tiempo, pero en unos días, cuando este todo lo lejos que se pueda, recuperaré todo y destruiré el sistema de mi fiel amiga. Logro llegar hasta el estacionamiento, donde tomo uno de los autos, creo que es el de Zack, seguramente están en la parte posterior de la casa; en fin, cuando se den cuenta de que me he ido, ya será tarde. Hackeo la computadora del auto fácilmente para que encienda lo que consigo en menos de un minuto, por lo que sin esperar nada más, piso el acelerador hasta el fondo, el vehículo sale impulsado hacia adelante con fuerza y me clava en el asiento. Entorno los ojos para poder ver todo lo que se encuentra frente a mí y para no llevarme a nadie por delante, no es que me importe mucho, pero tampoco es necesario matar a otros en mi huida. Al pasar por el frente de la casa los veo a todos, mirando cómo me voy. Con mi teléfono activo el mando remoto de un auto del que ni siquiera Max tiene conocimiento y le envío las coordenadas de a dónde me tiene que recoger. En realidad, no es necesario irme tan lejos, perfectamente puedo ser su vecino sin que se den cuenta de que soy yo. Pero creo que Mary tiene razón al decir que Andrea me necesita de pie para vengar su muerte, no alcoholizado, viviendo en la miseria; necesito algunos días antes de irme del país. Sé a dónde tengo que ir y lo que tengo que hacer para quitarme esta dependencia al alcohol, para poder continuar con mi vida.
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