Jack se molestó con Edward y dijo: "Claro que podría, Paúl era invencible; pudo con un ángel una vez y podría con otro si estuviera aquí".
La pequeña Oneyda, al oírlo, preguntó: "¿Papá, quién es Paúl?".
Jade se levantó y dijo: "Oneyda, deja de preguntar; ese hombre fue una mala influencia para tu papá y un idiota. Él está muerto y no volverá; no necesitan saber de él". Máx golpeaba su frente al oír a Jade, mientras Jack resoplaba.
Sebastián se molestó y dijo: "Basta, mamá Jade. No hables así del tío Paúl; por eso Wendy nos abandonó, tú solo sabes decir tonterías y hablar mal del tío".
Jack se molestó y dijo: "Sebastián, no le hables así a tu madre".
Jennifer, hija de Jade y Jack, aquella que nació unos meses después de mi muerte, dijo: "No sé quién fue él, sé que es el padre de Wendy. Ella lo amaba demasiado; Aun sigue llorando su muerte. No creo que él haya sido un hombre malo".
Jade quería matar a Jennifer después de oírla, pero Lourdes dijo: "Oneyda, ven, no hagas caso a tu tía. Paúl fue el hombre más increíble del planeta. Yo te contaré luego sobre él".
Jade se rindió después de oír y ver a Lourdes mirarla con decepción.
Lucas, que estaba aún aturdido, dijo: "Oneyda, Brenda, vamos, les diré quién fue él, aunque a la tía Jade y mamá Alice estén enojadas con él. También lo armaron alguna vez".
Brenda, la pequeña de Máx y Laura, de apenas 3 años, dijo: "Lucas, tú lo conociste; él era bueno".
Lucas la levantó en brazos y dijo: "Fue el hombre más bueno que conocí; también era el más malo y cruel. Él es la razón por la que aún no me casé con mi novia. Yo le presté mi alma y me dijo que debía esperar al menos 25 años antes de casarme. Mi novia quiere matarme, pero esperaré. Él me hizo prometérselo y las promesas hay que cumplirlas".
Máx y los demás no sabían de esto; él jamás se los mencionó.
Así que Alice corrió hacia él, lo tomó de la ropa y gritó: "¿Por qué hiciste eso? Ese maldito no merece tu alma; te casarás mañana mismo, ¿oíste? Ve por tu novia, que ese bufón se pudra en el infierno por hacer sufrir a Aixa".
Lucas reía y le hacía gestos a Brenda con un dedo en la cabeza, girándolo, diciendo que Alice estaba loca.
Brenda reía mientras decía: "Tía Alice, si mi hermano dice que él era bueno, yo le creo; Lucas debe cumplir su promesa". Alice resoplaba molesta al oírlos a los dos.
Máx, antes de ponerse la inyección, dijo: "Alice, deja a Paúl en paz; ya oíste a ese ángel. Él está sufriendo mucho en el infierno".
Khutulun, que estaba callada, dijo: "Edward, iré por los Estigmatizados; ellos deben intervenir, no pueden dejar que esa boda pase".
Edward asintió y dijo: "Hablaré con Karl para que sepa que vas; también le diré a Hassan y los templarios. Hay que impedir la boda; si Wendy se embaraza de ese querubín, una catástrofe caerá sobre la tierra".
Khutulun salió corriendo después de oírlo, mientras Edward decía: "Pollerudos, será mejor que se pongan a entrenar; están panzones y lentos, necesitaremos de todos". Los niños empezaron a reír al oírlo burlarse de ellos.
La verdad es que la vida de paz y pollerudos llevó a Máx y Jack a subir de peso; ellos estaban, digamos, rellenitos y con algo de panza, mucha panza.
Aun así, después de una inyección de la fórmula, ellos recuperarían su estado natural; hace 20 años que no la necesitaban, así que no la usaron.
Edward siempre fue un guerrero, así que jamás dejó de entrenar y su forma seguía siendo la misma. También comía sano; su dieta era carne, la comida más sana que existe para el ser humano.
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Después de que Lucifer nos expulsó del infierno, fuimos a parar en los jardines de mi palacio.
Una vez que Salomón despertó, empezó a saltar y gritar de felicidad. Claro que él quiso abrazarme para agradecerme, pero le di un buen golpe antes de que me toque.
Él cayó al suelo molesto y adolorido; cuando se recuperó, dijo: "¡Maldito! Eso dolió, solo quería ser agradecido".
Yo sonreí y respondí: "Sé agradecido desde lejos y cuando tengas ropa puesta, ¿oíste?".
Él sonrió después de oírme, bajó su mirada y supo que estaba desnudo. Yo jamás lo había visto; a pesar de estar en una celda de junto, no podíamos vernos.
Al verlo, me sorprendí y dije: "Eres un enano, ¿acaso te escapaste de un cuento?".
Él sonrió y dijo: "Tú eres muy alto. En mi época, mi pueblo no era de mucha estatura; yo era alto para esa época".
Yo sonreí y dije: "Tu estatura no pasa del 1.73 metros, al igual que los habitantes de este país. Al menos tienes una buena musculatura; deberás aprender a defenderte, ya no se pelea con espadas, bueno, a veces sí".
Salomón resopló y dijo: "Sé defenderme bien, no necesito lecciones".
Después de oírlo, dije: "Atácame, quiero que me mates".
Salomón sonrió y me atacó. En su arremetida, lo golpeé dos veces muy fuerte, como para romper cada costilla de su cuerpo. Él estaba asfixiándose; yo me acerqué y rompí su cuello, asesinándolo.
Luego me puse a contar y observar. Un minuto después, su cuerpo se recompuso, poniendo todo en su lugar, y él despertó.
Al verlo, dije: "Eres un inútil; te matarán cada dos minutos si no aprendes a defenderte. También comprobé que sentimos dolor y no somos completamente inmortales; tú moriste en ese ataque y volviste un minuto después".
Salomón se repuso completamente y dijo: "¡Maldito! Me asesinaste para jugar. ¿Tan aburrido estabas? Eres muy cruel; ¿qué tal si no era inmortal?".
Yo sonreí y dije: "Si no fueras inmortal, Lucifer te estaría enviando nuevamente.
De todas formas, no jugaba; solo conocía nuestras debilidades. Necesitamos comer; yo siento mucha más hambre que en el infierno, y se nota que tú sientes mucho frío; esa cosita que tienes está casi desapareciendo". Yo reía mientras él se tapaba sus partes.
Luego decía: "¡Maldito! No todos tenemos tu suerte; podrías usar esa cosa hasta de bastón. Si sigues molestando, te la cortaré".
Yo reía al oírlo mientras decía: "¿Qué puedo decir? Se ve que Dios me amaba y me hizo hermoso e inteligente; lástima que no me hizo tan listo como para saber que esa perra me dejaría en el infierno".