Luego de calmarme, dije: "Bien, vámonos, mataré a ese hijo de puta. Luego pensaré en una redención. Siempre creí que tu padre no puede castigarme para siempre".
Lucifer reía al oírme y dijo: "Si consigues averiguarlo, convócame, yo también quiero su perdón".
Yo sonreí y respondí: "Lucy, no conseguiré el perdón y lo perderé por convocarte, pero te enviaré un mensaje con algunos de tus demonios para que sepas qué hacer".
Él sonrió y dijo: "Eres un mentiroso, jamás harías eso; sin embargo, jamás encontrarás una forma".
"Lucy, no seas sentimental. Si lo encuentro, te lo diré como p**o por salvar a mi niña de la condenación; es una promesa de Paul Foster. Ahora, dame esa yerba, sabes que no podremos con él con mi fuerza".
Lucifer resopló y dijo: "Paul Foster haciéndome una promesa, ¿quién lo diría? Te daré la yerba solo para que hagas tres raciones; dos de ustedes solo podrán detenerlo unos segundos, para que el tercero haga el conjuro para encerrarlo en esta urna".
Salomón se sorprendió al oírlo y dijo: "¿Le darás la yerba para tres raciones? Vaya, este tonto y esos dos humanos son afortunados".
Yo resoplaba al oírlo y dije: "No voy a ir por él, está más loco que yo; capaz hasta intente atraparme y encerrarme".
Lucifer reía al oírme, sin embargo, se quedó asombrado al oír a Salomón. Él me miró y preguntó: "¿Acaso no le dijiste? Creí que eran mejores amigos".
Yo sonreí por su tono sarcástico y celoso, luego respondí: "Claro que no le dije; ya viste que nunca se calla. Si le decía, contaría cada segundo en voz alta; tampoco quería darle falsas esperanzas. Quizás tú tenías razón y ellos morían".
Salomón resopló y dijo: "Estúpidos, saben que estoy aquí oyéndolos, ¿qué debías decirme, idiota?".
Lucifer golpeó su frente después de oírme y dijo: "Salomón, tú usarás una ración de la yerba; este idiota trajo dos almas al infierno".
Mientras yo sonreía por la cara de Salomón, él respondió: "Lucy, la edad te está afectando. Para que pueda salir alguien de mi descendencia, debe prestarme su alma; esta debe ser en mi nombre, sobre el anillo. Yo no pedí ningún alma pensando que esa mujer me rescataría".
Yo resoplé al oírlos; quería irme, tenía hambre y quería urgentemente una mujer, y estos idiotas no dejaban de hablar.
Así que dije: "Vamos de una vez, tienes suerte de que haya llegado aquí. Uno de tus descendientes me amó tanto que me prestó su alma en tu nombre, firmando con sangre sobre el anillo".
Salomón saltó gritando de alegría al oírme; él jamás imaginó que yo haría eso por él.
Después de cansarse de gritar y saltar como un niño, dijo: "¿A quién pertenece ese descendiente que te prestó el alma? ¿Estás seguro de que es de mi sangre?".
Yo sonreí y dije: "El mundo sigue buscando tus restos por todo Israel; los idiotas no saben que cremastes tus restos para volver por amor.
Tu hija Abigail lo ocultó para que siempre estés en boca de todos. De ella proviene la descendencia que te prestó el alma.
Lucas debe querer asesinarme por demorar tanto en volver, así que le debes y le debo muchas noches de orgías y alcohol".
Salomón siguió gritando de felicidad mientras decía: "Ya amo a ese muchacho, le daré todo lo que quiera; vámonos de una vez".
Luego se quedó pensando y preguntó: "¿Cómo funciona esa yerba? Sabía que existía por si Miguel o Gabriel volvían a querer destruir a los humanos, pero nunca me puse a pensar en ello".
Yo sonreí y dije: "Yo me encargo; tú debes ir por el otro sujeto y convencerlo". Lucifer empezó a reír al oírme.
Salomón aún no sabía quién era el otro sujeto. Así que dijo: "Niño, no seas idiota; no conozco a nadie de tu época, ¿a quién debo buscar?".
Lucifer reía mientras decía: "Solo los rescatados del infierno o elegidos por mi padre pueden usar la yerba.
Solo hay tres de ustedes; cuando vuelvan, deberán ir por él y convencerlo". Salomón asintió.
Luego pensó un momento y dijo: "Estás loco, hablas de ese idiota. Yo no iré por él; la última vez me dio una gran paliza y amenazó con encerrarme si volvía a molestarlo".
Los dos reíamos mientras Lucifer decía: "Váyanse, denle el anillo al otro sujeto cuando lo convenzan".
Salomón se molestó y dijo: "Si le doy mi anillo, ya no podré echar demonios. Será difícil ganarles si dependemos solo de él".
Lucifer resopló y dijo: "Mi padre no es el único con habilidades. Todo el poder que tuvieron con ese anillo lo tendrán al salir. Yo se los otorgaré".
Yo resoplé y dije: "Olvídalo, no voy a volver a quedarme estéril. No me sentía hombre en aquel tiempo".
Lucifer reía y decía: "Idiota, serás inmortal ahora. No puedes ir al paraíso o volver aquí; estás siendo expulsado.
Así que el efecto del anillo no les dejará ningún defecto. De todas formas, no podrán regresar a los muertos; solo, aquel que posea el anillo, puede hacerlo. Eso no cambiará.
Podrás seguir teniendo miles de niños por la eternidad. Sé que te gustan esas cosas horribles". Yo sonreí y asentí al oírlo.
Luego, él nos dejó salir de la celda y nos envió a la tierra con el poder del anillo en nuestro interior, una urna indestructible y un ramo de yerba.
Supongo que recuerdan cuándo le pedí el alma a Lucas.
Recuerden que Alice era descendiente directa de Salomón, y por eso yo le habría regalado el anillo. Yo hice que Lucas me prestara su alma a nombre de Salomón.
El anillo nos mostraba lo que hizo el dueño anterior para no cometer los mismos errores.
Por desgracia, yo cometí el peor error de todos y confié en una mujer, aun cuando hasta Dios fue defraudado por dos de ellas.
También recordarán la charla con Karima y los niños cuando preguntaron si podía vencer a un ángel, y yo les respondí que había una fórmula para eso, pero que la yerba estaba lejos de los humanos y solo se encontraba en dos lugares.
Bueno, esos dos lugares eran el paraíso y el infierno. Solo los elegidos o los rescatados del infierno podrían llevarse un poco si Lucifer te las otorgaba.