Sheyla llegó al restaurante luciendo espectacular. Llevaba un vestido elegante que acentuaba su figura con delicadeza, su cabello suelto brillando bajo las luces tenues del lugar. Al entrar, Pablo ya la esperaba con una sonrisa encantadora, sosteniendo una flor entre sus manos. —Para ti —dijo con calidez mientras le ofrecía la flor. Sheyla sonrió, agradecida por el gesto. —Gracias, es hermosa —respondió, tomando la flor con delicadeza. Pablo, siendo un caballero, le abrió la silla para que se sentara, a lo que Sheyla asintió en agradecimiento, acomodándose mientras él tomaba asiento frente a ella. El ambiente del restaurante era relajado, la música suave de fondo creando una atmósfera agradable. Los dos ordenaron rápidamente, y la conversación comenzó, aunque desde el principio Sh