Sheyla terminó de limpiar cuidadosamente el pequeño rozón en el brazo de Nate, aplicando una gasa con un toque de delicadeza, mientras el silencio entre ellos se volvía más pesado con cada segundo. Sentía la mirada de Nate fija en ella, como si estuviera observando cada uno de sus movimientos con admiración. Cuando finalmente terminó, apartó las manos de su brazo y lo miró brevemente antes de hablar. —Listo, ya está —dijo Sheyla, con un tono más distante del que había usado momentos antes. Se enderezó y recogió sus cosas, lista para marcharse. Pero Nate no la dejó ir tan fácilmente. —Espera —dijo, su mano extendida para detenerla mientras intentaba salir de su lado. Sheyla lo miró sorprendida. —¿Qué pasa ahora? —preguntó, intentando mantener una distancia emocional que ya sentía r