Cuando la noche cayó y el ambiente en la ciudad comenzó a calmarse, Sheyla se encontraba en su casa, preparándose mentalmente para la fiesta de cumpleaños de Pablo. Estaba algo nerviosa, especialmente después de la conversación con Nate en la oficina. Sabía lo mucho que le molestaba la idea de que fuera a la fiesta, pero no había podido rechazar la invitación sin parecer descortés. Mientras pensaba en todo esto, su teléfono comenzó a sonar. Al ver que era Nate, una pequeña sonrisa apareció en su rostro y contestó de inmediato. —Hola, amor. —Sal a la calle —respondió él con su voz suave pero preocupada. Sheyla se sorprendió por la solicitud, pero no hizo preguntas. Se puso una chaqueta ligera y bajó rápidamente las escaleras de su edificio. Al salir a la calle, lo vio. Nate estab