Esa noche, después de salir del trabajo, Nate decidió llevar a Sheyla a uno de sus restaurantes favoritos. El lugar era elegante, con una atmósfera tranquila, ideal para una noche de intimidad. Al sentarse, ambos se miraron a los ojos, sonriendo y conversando cómodamente sobre lo que había sido el día. Parecían completamente envueltos en su burbuja, disfrutando del tiempo juntos, cuando, de repente, Paula y Damián, una pareja de conocidos de Nate, se acercaron a la mesa. —¡Nate! —dijo Damián con una sonrisa mientras se acercaba a saludar—. ¿Qué tal, amigo? ¡Cuánto tiempo! Paula se inclinó un poco para saludar también, y luego sus ojos se posaron en Sheyla. —Oh, ¿y esta es…? —preguntó Paula, mirando con curiosidad. Nate, con una sonrisa orgullosa, se levantó ligeramente para estrech