Sheyla se dirigió hacia la oficina de Nate con una carpeta en la mano, intentando mantener su mente enfocada en los asuntos laborales, aunque el remolino de pensamientos sobre la conversación con Blanca aún la inquietaba. Era difícil ignorar todo lo que estaba ocurriendo, especialmente con Nate actuando de forma contradictoria, pero en ese momento, debía concentrarse en el trabajo. Al llegar a la puerta, tocó suavemente antes de entrar. Nate estaba revisando unos documentos en su escritorio, concentrado, con esa calma que siempre parecía tener. Al levantar la vista y verla entrar, asintió con la cabeza para indicarle que podía pasar. —Sheyla, ¿cómo va lo del contrato con los proveedores? —preguntó Nate sin apartar mucho la vista de los papeles. —Ya está casi listo —respondió ella, a