—¡Ronak!— Evert llama. —¿Por qué coño sale Roñosa de tu habitación? — Ronak aparece detrás de mí. —¿Por qué crees?—, pregunta. Evert se cruza de brazos. —¿Así que de repente es un juego limpio? ¿Qué pasó con toda esa mierda de no romper el vinculo? — Ronak y yo ponemos los ojos en blanco. Es un momento real. —No me la follé—, dice Ronak, como si la sola idea fuera absurda. Le fulmino con la mirada. Momento arruinado. —No soy una presa fácil—, replico. —Te lo dije, tan pronto como salga de aquí voy a encontrar un mejor y más caliente covey para amarme y adorarme y servirme en favores sexuales—. Evert ignora todo lo que digo y mira a Ronak. —¿No te la follaste?— —No.— —¿Entonces por qué estaba en tu habitación?— —Estaba mirando su daga—, digo sugestivamente, moviendo las cejas.