—Si sigues mirándome así, puede que no consigamos volver a la cabaña—. —Evert—, me regaña. Segundo tiene el pelo rubio que brilla al sol y unos bonitos ojos marrones. Su piel tiene un bronceado oscuro y saludable, y es ligeramente más pequeño que los demás. Todo en él desprende un aire tranquilo y amistoso. —¿Cómo te llamas, Segundo? le pregunto. Arquea una ceja antes de responder: —Sylred—. —Sylred—, saboreo la palabra en la lengua. —Me gusta—, digo. —¿Vas a decirnos ya por qué nos has clasificado? —. Pregunta el tercero. —No. Pero tengo que decirles que las cosas no pintan bien, con la decisión de atarme y todo—. —Así que básicamente lo que estás diciendo, es que soy tu nuevo favorito—. —Definitivamente—, digo con total seriedad. Me dedica esa sonrisa llena de hoyuelo