No me había levantado por el sonido de ninguna alarma, ni tan siquiera por los rayos del sol, además de que ayer me había acostado tarde solo por pensar todo lo que nos había pasado y tan pronto. Me levanté por placer, abrí la puerta de mi habitación y luego fui a la habitación de Rocío. Ella aún dormía, supe de que tal vez estaría en el quinto sueño, no la desperté, no quería. Tomé mi teléfono y vi la hora.
— ¿Las 10 de la mañana y en día sábado yo despierta? —me pregunté gritando al ver que hora era.
Miré para ambos costados y no, Rocío no se había despertado. Entré al baño por una ducha algo relajante, la cual funcionó. Al salir tomé unos jeans negros, una remera blanca con el gran signo de la paz y me puse mis convers, y también tomé por las dudas mi chaqueta negra de cuero, pero antes de salir escribí una nota a Rocío de que salía. Quería salir, tal vez ir a un Starbucks y tomar algo allí estaría bien, además después al regresar al hotel llevaría uno a Rocío, ya que tal vez a esa hora estaría despierta. Ya me sabía de un Starbucks cerca del hotel, que solo quedaba a dos calles de allí. Al llegar entré y había personas, ni muchas ni pocas, pero si había personas. Me acerqué a la barra donde debía ordenar y un chico me sorprendió con una dulce voz y unos ojos color verdes muy llamativos. Él me tomó la orden con una bella sonrisa que mostraron toda la hileras de dientes blancos que tenía y con un acento muy británico, lo cual me sacó una sonrisa.
Mi orden no tardó mucho, le pagué al muchacho y salí dándole un sorbo a mi capuchino. Al salir me había acordado que debía comprar la comida, pero hoy no tenía muchas ganas de cocinar, así que me acerqué a un lugar que quedaba a también pocos calles de la cafetería. Era un lugar lindo en donde vendían comida rápida. Entré y me puse detrás de un chico rubio que también hacia la fila por al parecer querer comer algo rápido. La fila avanzó rápido y ya solo faltaba que el chico pidiera su orden pero la voz era tan conocida, pero a la vez algo confusa. No le di importancia hasta que tres chicas se acercaron a él y le pidieron un autógrafo, ahí recién supe quién era. Al darse vuelta, él me miró y me sonrió. Antes de sacarse las fotos me hizo señas de que luego hablábamos, asentí y una chica tomó mi orden cuando Angus se hizo a un lado,l terminar de pedir mi orden me fui a una de las mesas que estaban allí adentro esperando a que Angus se termine de sacar las dichosas fotos con las chicas.
Mire por la ventana, luego mire mi café aun no me lo terminaba, y mi café quedo a medio camino de mi boca, por la voz de Angus que me había interrumpido.
—¿Me puedo sentar? —preguntó él con una dulce y tierna voz. Sonreí.
—Claro. —dije sonriendo. Él se sentó frente a mí.— Pero bueno, ¿qué haces aquí?
—Vine aquí porque Simon nos ha dado un descanso, est... —empezó a responder a mi pregunta Angus.
Lo interrumpí.
— ¿Nos? ¿Los otros chicos están aquí? —pregunté dudosa.
—No, ellos se quedaron. Tienen que seguir ensayando para ahora en la noche, la cual espero que vayan.—dijo Angus, a lo último me miró con suplicas.
— ¿Ir? ¿A dónde? —recordé lo de ayer que nos habían invitado, no me había acordado ya que estaba tan perdida acariciando el cabello de Harry. Al recordar eso me sacó una sonrisa que no pude evitar ocultar.— Sí, sí, claro que iremos.
—Eso me pone feliz y de seguro hará muy feliz a los chicos, en especial a Harry. —dijo Angus, al escuchar lo último me sonrojé, y también noté la sequedad en la voz de Angus al pronunciar lo último.
Le iba a preguntar por qué, pero una chica justo llegó con mi orden y con la de Angus. Tomé y salimos los dos de allí, sentí una fresca oleada de viento recorrerme y el clima había refrescado un poco. Tomé mi chaqueta y me la puse, íbamos caminando por las veredas de Londres cuando decidí preguntarle a Angus.
— ¿Porque lo dijiste tan triste? —pregunté.
Él levantó la mirada del suelo y me intimidó con su mirada azul, luego frunció la frente por la confusión.
— ¿De que hablas? —me preguntó él a mí.
—Hoy, cuando estuvimos en la tienda esa, y me dijiste lo de los chicos y que tan feliz iban a estar al vernos esta noche. Eso lo dijiste un tanto triste. Dime, soy toda oídos, confía en mí. —dije rápido y sentándonos en una banca que nos habíamos encontrado.
—Ah, eso. No, nada. — lo miré más seria. Él suspiró.— No, nada, solo que... no sé, es solo confusión. —suspiró de nuevo y en ese momento supe lo que era.
—Es una chica, ¿verdad? —pregunté mirándolo. Él levantó la vista y asintió.— Confía en mí.
—Es solo que... ella es complicada, no bueno, yo lo soy. Ay, esto me confunde. A los dos nos tocó un destino diferente. Ella esta enamorada de otro, ella no me corresponde y menos si es de un amigo. —dijo él suspirando todo el tiempo.
— ¿Y se puede saber quién es ese amigo o quién es la chica?
—No, bueno, el amigo es de Irlanda, un amigo de muchos años de donde yo vivo y la chica... No, no te diré su nombre. —dijo él, forzando una sonrisa al parecer.
—Está bien. Angus, siempre me he dicho a mí misma que hay que luchar por el amor. Si él o ella es tu objetivo, y si tú crees eso, lucha por ella, pero ten por seguro que si ella ya tiene algo con él, es mejor mirar hacia otro lado, porque tú, él o ella saldrán lastimados... más tú. —dije sonriendo. Él asintió con una sonrisa.— Ven aquí.
Le di un abrazo, la mirada algo triste me partía el corazón, al rato él se separó.
—Vamos, acompáñame. —dijo él parándose.
— ¿A dónde? —le pregunté mirándolo algo dudosa y confusa al mismo tiempo.
—Al estudio. Todos estarán feliz de verte. —respondió él.
—No lo sé, Angus. He dejado a Rocío sola y de seguro ya ella ya habrá despertado... —dije buscando escusas.
—Vamos, Nerea, no mientas. Sólo va a ser un rato. —dijo él haciendo puchero, pensé y no pude decirle que no.
—Está bien, iré, pero sólo un rato.
Él me sonrió y estiró su mano para que la tomara, así me levantaba del asiento. Caminamos de nuevo a la tienda de comida rápida ya que Angus había dejado allí su auto, me subí a él y solo en unas cuántas calles ya estábamos en una casa con rejas verdes y una gran entrada. La casa era blanca, Angus había dado toda la vuelta solo para abrirme la puerta del copiloto. Me bajé con toda mis cosas, el café y las bolsas de la compra de la comida. Entramos a la casa, bueno, al estudio. Angus me hizo caminar por un largo pasillo llenos de discos y fotos de famosos pegados por las largas paredes de ese pasillo hasta llegar a una puerta color marrón que en el centro llevaba el nombre de "Estudio de Música". Angus abrió la puerta y rápidamente puede ver que Lukas y Zayn peleaban en el sillón en el cual estaban sentados y Lukas leía un papel. La voz de Lukas hizo que los otros dos dejasen de pelear y que me miraran con intensidad.
—Hola, Nerea. —saludó Lukas despegando la mirada del papel.
—Hola, chicos. —dije algo tímida.
—Hola. —dijeron Zayn y Lukas al mismo tiempo.
— ¿Qué haces allí parada? Ven siéntate. —dijo Lukas mientras que se acomodaba en el sillón.
Hice lo que él me dijo y me senté a un costado mientras que al lado mío estaba Lukas y al lado de él estaba Zayn con una sonrisa.
— ¿Angus te fue a buscar? —preguntó Lukas de nuevo. Me miró.
—No, nos hemos encontrado en una tienda, pe... —dije y me interrumpió Zayn.
— ¿Y Rocío? ¿No está contigo? —preguntó Zayn, al parecer había pensado en voz alta.
Lo miré, alcé mis cejas y luego las bajé con una sonrisa.
-Sí, dile. Porque no sabes como habla de ella, está todo el día: Ay Rocío es tan linda. ¿Ya vieron sus ojos verdes? Son tan hermosos. —dijo Lukas imitando la voz de Zayn a lo último. Zayn le dio un golpe en el brazo.- Auch.
— ¿Te gusta Rocío, Zayn? —le pregunté con una sonrisa pícara.
Zayn movía la boca para contestar a mi pregunta.
—No te atrevas a decirle que no, porque tú mismo sabes que es mentira. —le dijo esta vez Lukas.
Éste lo fulminó con la mirada.
—Bueno, tal vez sí, tal vez no... —dijo Zayn algo tímido.
Yo reí por lo bajo y los otros rieron a carcajadas. Zayn solo los fulminó con la mirada hasta que una voz nos interrumpió a través de un micrófono, era la voz de una mujer que salía por un lugar.
—Angus, entras tú. —dijo la voz femenina.
Angus me sonrió antes de entrar por otra puerta, le devolví una con confianza. Al entrar Angus, Lukas comenzó a hablar y Zayn me preguntó por Rocío. Le conté que ella estaba en el hotel, de seguro seguía durmiendo. La conversación ahora nos había interrumpido la puerta que se abría y salía alguien que se quejaba sin parar.
—Hola, Harry. —lo saludé al ver que era él. Él paró de quejarse de no sé qué cosa y me sonrió al verme.
—Uy, miren, ya se le ha iluminado el rostro y se ha olvidado de todo lo malo. —dijo Zayn, burlándose de Harry. Éste sólo lo fulminó con la mirada, para luego mirarme con otra bella sonrisa.
—Hola, ¿qué haces aquí?
— ¿Qué? ¿A nadie le gusta que esté aquí? —pregunté haciéndome la ofendida.
—No, no. ¿Porque lo dices? —dijo Harry rápido.
—Porque desde que he entrado por esa puerta me han preguntado eso. —dije lógica.
—Perdón. —se disculpó él mirando al suelo.
—Harry, es una broma. —dije y el teléfono me sonó.
Era un mensaje de Rocío, el cual me decía cuando iba a volver a casa. Miré mi reloj y ya se había hecho algo tarde y de seguro Rocío estaba algo molesta. Me paré del sillón y guardé mi teléfono. Miré a los chicos.
—Chicos, debo irme, ya se me hizo muy tarde y Rocío me esta esperando. —dije tomando mis cosas y dirigiéndome por la puerta de salida.
— ¿Ya? —preguntó Harry triste, eso me hizo reír y asentí.
—Entonces mándale saludos a Rocío. —dijo Zayn con una sonrisa.
—De parte de todos. —dijo Lukas corrigiéndolo.
—Está bien. Nos vemos, chicos.
—Adiós, Nerea. -dijeron todos, sonreí y salí por la puerta.
Me acordaba de como salir del estudio, cuando Angus y yo entramos yo miré detenidamente todo. Me di vuelta cuando escuché una voz conocida y que me decía que me detenga.