Giro mi rostro y sus ojos parpadean, después de dos años ella logra despertar, de inmediato toco el botón de auxilio, los doctores ingresan y la revisan, sus ojos recorren el lugar de un lado a otro —¿Puedes escucharme? —, le pregunta Jeff que se ha hecho presente. Ella humedece sus labios, intenta hablar pero no puede, eso se debe al coma en el que estuvo —Tranquila—, mi amigo se sienta a su lado mientras los demás doctores le revisan los ojos y toman la presión.
—¿Dónde estoy? — logra decir. Él doctor Lander deja de chequearla y pregunta.
—¿Cuál es tu nombre?, ¿sabes en qué año estamos?, ¿nombre de tus familiares? —, hace tantas preguntas que la obliga a cerrar los ojos.
—No… no sé quién soy—, todos se miran, me acerco a ella por el otro costado.
—¿No recuerdas nada? —, frunce el entrecejo —Ha perdido la memoria—, digo y el doctor Lander sonríe.
—Debe estudiar para médico, señor Rossetti—, Jeff suelta una risita que me molesta, porque parece que se están burlando de lo que he dicho.
—Sabemos que ha perdido la memoria hermano, siempre ocurre en un largo coma.
—¿Coma? —, Inquiere ella.
—Si, has pasado dos años en coma—, informa el doctor Lander —Este señor ha estado pendiente de ti, pero ahora debe retirarse—, me palma el hombro, mientras yo tengo conectada mi mirada a ella. Después de dos años logro ver el color de sus ojos, son unos hermoso cenizos claros.
—Edson—, escucho a Jeff —Debes salir, los colegas deben revisar, a… la señorita.
—¿No puedo quedarme? —, todos niegan. Ruedo los ojos y me dirijo a ella —Vendré a visitarte en la tarde—, me levanto. Al hacerlo, ella toma mi mano, le regreso a ver por la corriente fugaz que recorrió mis venas, y erizó mi piel.
—¿Volverás? —, sonrío de medio lado ante su pregunta, estoy por hablar y Jeff se adelanta
—Por supuesto que volverá, no ha dejado de venir durante estos dos años en los cuales dormías, menos dejará de hacerlo ahora que estás consiente—, una sonrisa de medio lado se forma en mis comisuras, y eso es algo que en estos últimos dos meses no sucedía.
—Volveré—, aseguro y me alejo, seguido me acerco a Jeff —Mantenme informado de todo—, este asiente con un movimiento de cabeza. No solo salgo de la habitación, tambien salgo del hospital, me dirijo a casa porque Belly ya está por salir, a pesar de que hay niñeras para cuidar de ellos, mi querida prima se hace presente para ver qué todo esté bien mientras trabajo.
Bajo del coche y me adentro a casa, Belly se encuentra con mi pequeña en brazos, quién al verme estiras sus regordetes brazos y se lanza a mis brazos al mismo tiempo que pronuncia —Papi—, escuchar su voz, esa palabra estremece mi corazón, la tomó en mis brazos y la lleno de besos, ella sonríe y con sus pequeñas manos acaricia mi rostro y deja suaves besos en mi piel.
—Siento haber tardado más de lo normal.
—Déjame adivinar, fuiste a visitar a esa chica—, asiento con una sonrisa, me acomodo en el sofá con Emma en brazos, mi pequeña ya cumplió dos años hace exactamente dos semanas.
—Ya despertó, Belly—, comento animado, porque la culpa que sentía por haberla dejado así tampoco me permitía tener paz.
—Que bueno, me alegra por ella y también por ti, así dejas esa culpa a un lado y te centras en lo importante que son tus hijos.
—No recuerda nada, ha perdido la memoria, lo que quiere decir que aún no puedo estar del todo tranquilo, no hasta que se encuentre bien. Debo buscar a sus familiares, ahora que ya despertó necesita de ellos.
—Pero nadie la buscó durante estos dos años, ¿tendrá familia?
—No lo sabremos hasta que pueda recuperar la memoria.
—Y hasta que eso ocurra, ¿dónde se quedará? —, no había pensado en eso —En el hospital no puede estar hasta que recupere la memoria.
—Podemos pasarla por tv, quizás así alguien la reconozca y se acerquen.
—Ya lo hicieron hace dos años y nadie apareció—, Belly tenía razón, hace años atrás la policía envió su fotografía a las televisoras.
—La traeré a casa—, digo sin más. Le sonrío a mi preciosa hija que no deja de acariciar mi rostro, al parecer le encanta, porque siempre lo hace.
—¿Estás loco?, no puedes hacerte cargo de una persona en ese estado, tienes dos niños que cuidar.
—Belly, que ella esté así es mi culpa…
—No, no es tu culpa, claramente se vio que ella se lanzó, quizás quería asesinarse.
—Como haya sido, soy el responsable de su accidente y debo ayudarla, al menos hasta que recupere la memoria— Belly achica los ojos —No me mires así, ella puede estar desmemoriada, pero sus brazos y piernas le sirven, no tengo que cargarla como está princesa—, sus manos golpean mis mejillas infladas, suelta carcajadas al hacerlo —Debemos ser buenos con el prójimo, papá siempre lo dice.
—Nada hará que cambies de opinión, ¿verdad?—, asiento, porque cuando tomo una decisión no doy marcha atrás, se levanta, toma en sus brazos a Emma para despedirse —Eithan está dormido, cuando despierte le das el biberón y si está hecho ya sabes qué, debes cambiarlo—, Emma arruga la nariz.
—¿Tengo que hacerlo exactamente yo?—, hay niñeras que lo pueden hacer, y Belly se empeña que lo haga yo, lo que no sabe es que nunca hago eso, más de darle el biberón no pasa.
—Es bueno que lo hagas, así te percatas por ti mismo si tiene una infección o algo—, ella es muy protectora, no quiero imaginar cuando tenga los de ella como será —Amira lo hacía siempre—… se da cuenta tarde que la nombró y eso me hace afligir. Los recuerdos de Amira me llegan como una avalancha —Lo siento—, Sigila
—No creí que se iría, estábamos bien Belly—, mi garganta es atacada por un nudo, frunzo el entrecejo y parpadeo porque esto me aflige demasiado, tanto así que muchas veces ni siento las lágrimas salir. Ella me mira con tristeza, se sienta con Emma dejándola en su regazo y me mira.
—Pasará Ed, ya verás que pasará.
—Van dos meses y medio desde que se fue y aún me duele como si fuera ayer, al llegar a casa y abrir la puerta me parece verla bajar y lanzarse a mis brazos—, otra vez mis ojos son invadidos por lágrimas, me levanto y le doy la espalda a Belly.
—Ed, es bueno que pases con los niños el tiempo libre que tienes para que esos recuerdos no te asechen y lastimen. No te refugies en otros lugares para aplacar ese dolor, hazlo en tus hijos—, asiento, tampoco es que yo quiero sumergirme en el alcohol para olvidar. Cuando sucedió lo de Maca hice eso, pero era porque no tenia a quien cuidar, ahora hay dos personitas que me necesitan y por ellos he llevado esto de la mejor manera.
Después de un rato, Belly se va, me entretengo un rato jugando con mi pequeña, trato de agotar sus energías para que se vaya a la cama. Tocan el timbre de casa, la empleada abre la puerta y ante mis ojos aparece esa mujer, cierro los ojos y suspiro, desde que Amira se fue esa mujer ha vuelto aparecer por aquí, tenía más de un año que no visitaba a nuestra hija y últimamente lo hace casi a diario.
—¿Qué haces aquí, Maca?
—Vine a consolarte—, deja su cartera de mano sobre la mesa y se sienta muy cerca, deja uno de sus brazos recostado en la cabecera del sofá, con la otra mano acaricia el rostro de mi pequeña, quién huye de ella, porque Emma es una niña que no se acerca a desconocidos, y Maca lo es.
—No necesito que me consueles—, dejo a Emma en el centro del círculo para que continúe jugando. Regreso a ver a Maca —Así que, si solo viniste a eso y no a ver a Emma, vete.
Se levanta y se acerca —Ed, no me alejes de ti nuevamente, no te das cuenta que si pasó eso es porque estamos destinados a estar juntos—, sus brazos los envuelve en mi cuello. Les quito de encima y me alejo.
—Dios me libre de estar destinado nuevamente a ti, Maca—, ya me deshice de ella y no pienso volver a enredarme, no ahora que la conozco perfectamente, ni siendo la última mujer del mundo podría hacerlo.
Ella se acerca por detrás y sus dos manos las posa en mis brazos, recuesta su cabeza en mi espalda —Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde Ed, yo te perdí y de eso me arrepiento, pero ahora la vida nos esta dando otra oportunidad para estar juntos.
—Claro, después de que todo lo demás te fallara, ahora sí que la vida te da otra oportunidad conmigo—, sonrío irónico —Pues dile a tu vida que no quiero esa oportunidad, porque yo solo doy una oportunidad y ya te la di, solo que la perdiste, y segunda oportunidad conmigo si que no tendrás, eso jamás—, me siento y contemplo a mi hija —Vamos a tener que poner horarios en los cuales puedas visitar a Emma, y que sea que vengas a verla a ella y pasar tiempo con ella, porque cada que vienes es a fregar mi existir y ni siquiera le dedicas tiempo a ella, por eso ni te conoce, a más de verte no pasa nada.
—Será porque ella no me importa.