Cinco

1003 Words
—Si no te importa, entonces que haces aquí—, me levanto y llamo a la empleada para que se lleve a Emma. No quiero que mi hija escuche las barbaridades que su madre dice, aunque está pequeña y quizás no entienda nada de estas cosas, yo si las entiendo y me duele saber que, mí historia se repite en mis hijos —Llévala a su habitación—, Anís, toma a Emma en sus brazos, mi pequeña mueve su mano en el aire y me lanza un beso, mis ojos se iluminaron al ver tan hermosa princesa. Joder, como Maca no podía sentir el más mínimo cariño por esa niña, es increíble de creer como una madre no puede desarrollar sentimientos por alguien que llevó en su vientre por nueve meses. Limpiando el orificio de mi ojo lagrimal me giro, clavo mis ojos en los de Maca y la fulmino con la mirada, camino hasta ella y la tomo del brazo, la levanto y apretando sus dos brazos farfullo —¡Lárgate de mi casa, Maca! Si no te importa nuestra hija desaparece de nuestras vidas, no te quiero cerca, tu sola presencia me llena de fastidio, tenerte delante de mí creo es peor que, tener un grano en el culo—, la suelto y suspiro, ella hace que diga cosas que no quiero decir, palabras que jamás suelo usar, pero que por la irritación que me causa su descaro, se salen sin más. —Me amabas Edson, si pudiéramos recuperar nuestro matrimonio quizás pudiera querer esa niña. —No puedo con esto, en serio que no puedo creer que seas tan descarada. Maca, olvidas que me gritaste en la cara que amabas a mi mejor amigo, que era con él con quién querías estar, quisiste bajarle el esposo a mi prima en repetidas ocasiones aún cuando él te había dejado claro que no te quería. Y ahora estás aquí fregándome el existir. —Emir me quería, me quiere y me seguirá queriendo siempre, solo se casó con esa cosa fea por lástima, está confundido, al igual que yo me confundí cuando él volvió—, acaricia mi pecho —Ed, yo sé que puedes olvidar todo aquello, que podemos ser felices—, aparto sus manos de mi cuerpo. —Yo nunca podré ser feliz con alguien como tú, una mujer avariciosa, desleal y falsa. Ve y sigue casando hombres a los lugares que frecuentas, porque yo, soy de los que pasa y no vuelve por lo mismo—, dejo a Maca en la sala y subo hasta la habitación de Eithan, le veo que ya está despierto, se encuentra chupando su dedo, creo tiene hambre, estaba por ir por su biberón cuando la niñera ya estaba entrando con él —Yo se lo doy—, agarro el biberón y lo coloco entre las manos de mi pequeñín, lo sostengo mientras bebe de él —¿Esa mujer ya se fue? —Si, señor—, mi celular suena y con la mano libre lo retiro —Yo le sigo dando—, asiento y salgo de la habitación, contesto la llamada. —Papá, ¿qué tal las vacaciones? —Maravilloso, y tú, ¿cómo vas con los niños? —Bien, ahí dándole—, suspiro —Sabías que aquella muchacha que arrollé hace dos años ya despertó. —En serio, eso es muy bueno, así te quitas esa culpa que durante estos dos años te consumió. —No recuerda nada—, digo y el enmudece. —Bueno Edson, ya eso es cuestión del coma, en algún momento recordará, y se sabrá quiénes son sus familiares, así podrá estar con ellos. —Y hasta que eso pase, ¿qué pasará con ella? —Bueno, el hospital se encargará, buscará un lugar donde albergarla, tú no debes preocuparte por eso. —Es que ese es el problema papá, que no puedo dejar de preocuparme, yo… yo no podré estar tranquilo hasta que ella esté con su familia. —Ya está despierta, eso es lo que importa, lo de la familia se sabrá con el pasar de los días—, mi padre parece hablar con alguien más, al segundo siguiente vuelve hablarme —Hijo, te llamo mañana, ahora saldré a dar un tour. —Ok, hablamos, disfruta de tus vacaciones. Cierro la llamada y me acerco a la habitación —Anís, saldré un momento, ¿puedes cuidar de ellos? —Por supuesto—, agradezco, Llego al hospital, voy hasta la oficina de Jeff —Adelante—, se escucha la imponente voz del futuro doctor —¿Otra vez aquí?, creo que voy a prepararte una habitación para que duermas aquí. —Broo, tampoco es para tanto. —Edson, te fuiste hace cuatro horas, y ya nuevamente estás aquí. —Es que necesito saber cómo va ella, ¿ya sabes su nombre? —No, aún no lo sé, pues ella no recuerda nada, además, nadie ha venido a preguntar durante dos años, es como si no quisieran saber de ella. ••• —Señor—, aquel hombre de edad media direcciona la mirada a quien lo llama. —¿Qué sucede, Gokan? —La mujer del hospital, ya despertó. —¡Esa maldita! —, escupe con ira la mujer que comparte el comedor. —No maldigas en la mesa—, espeta al dirigirse a su esposa —Su familia, ¿fue por ella? —No señor, ellos no han salido del pueblo, no se han acercado al hospital. —Bien, que sigan así—, continúo comiendo —Puedes retirarte. Al salir el empleado, la mujer expresó con dientes ajustado —¿No harás nada para acabar con esa desgraciada que…? —¿Cuál desgraciada? —, Inquirió al sentarse Ekrem. —La mujer esa, ya despertó. —¿Ya despertó?, vaya, eso sí que es una buena noticia, así le haremos pagar en vida lo que le hizo a mi hermano.
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