Héctor, había quedado en cama no se podía mover, ni habla ni comer le molestaba la luz. Desde él primer día hasta él décimo, no dejó en ningún momento de quejarse día y noche. Lucía lo acompañaba, también Blanca la enfermera y Clarisa todos estaban silenciosos rodeados a Héctor, la familia comenzó a llegar, los amigos para ver cómo se encontraba, Elizabeth viajó de urgencia, llegó hasta dónde estaba su padre; ella le tomó las manos, le acarició él cabello.
— Padre, tienes qué ponerte bien.
Los médicos llegaron a verlo, ya no podían hacer nada, había llegado él día de su partida.
Los quejidos de Héctor sonaban por toda aquella casa, hasta qué una noche, dejaron de escuchar sus dolores y quejidos, Héctor había muerto.
Lucia se acercó hacia su querido esposo, levantó las sábanas su cuerpo se había reventado.Aquella triste noche, Héctor padre de Elizabeth había dejado de existir para siempre.
Héctor había fallecido justo en su casa, vino la policía científica, su médico de Cabecera no llegaba, sacaron muchas fotos, él cuerpo fué llevado a la morgue, allí lo mantuvieron por mucho tiempo, Elizabeth estaba completamente desolada, lloraba a gritos por su padre.
Había llegado él día de hacer los trámites, Héctor pidió ser cremado, y qué sus cenizas fuéron desparramadas en la cancha qué el tenía fanatismo.