Elizabeth le hizo un llamado a su madre, había terminado de preparar un biscochuelo de esos qué venden en los supermercados, solo le agregas leche y tres huevos y luego lo bates.
—Hola madre, sabes solo he podido sacar una materia, los últimos años se pone más difícil.
—Hija, quiero qué vengas a casa, te extraño mucho, este fin de año qué pasó no has venido hija querida, de igual forma, tú dinero lo reservé para ti, fuerza hija tú puedes.
— Gracias, mami eres un encanto como madre, mi orgullo, mi razón de ser.
Elizabeth se despidió de ella,en su corazón sintió una herida muy profunda qué estaba abierta, no podía contar a su madre, qué había tenido un hijo, y menos con aquel juez, sus lágrimas comenzaron aparecer, le costaría mucho terminar su carrera, ahora no solamente debía ir de lunes a viernes, también los sábados, la madre de Germán, le pidió qué la necesita algunas horas para dama de compañía.
Elizabeth debía continuar, sus compañeras iban más adelantadas qué ella, aún así no perdía las ganas de progresar, sabía qué teniendo estudio, ella podría brindar de todo a su pequeño hijo, Elizabeth comenzó, a ir los días sábados a casa de la madre de Germán cómo dama de compañía.