Tu Ausencia me atormenta

** Dispuesta a todo por su hijo**

Elizabeth trabajaba 3 horas por día de lunes a viernes, menos días sábados y domingos, durante los fines de semana, se ocupaba de mantener todo al día, era muy trabajadora con la ayuda de Miriam su niñera.

Elizabeth a pesar de su corta edad, era una mujer madura, inteligente, audaz; Día lunes llegó a las 8 de la mañana en punto, miró su celular llegaron tarde ese día, hora 8:30, ella ordenó la biblioteca, limpió él escritorio, sin decir ni una sola palabra, a los 10 minutos entró una de las secretarias nuevas, usaba una mini falda corta, un escote del cuál Patricia lo seducía a German, Elizabeth sintió bronca, tragó saliva siguió actuando cómo si nada hubiese sucedido, Germán comenzó a reír con ella, se fué al bar se sirvió un trago. Elizabeth estaba enfadada, en ese momento tenía qué soportar todo, antes qué su madre se enterara y no siguiera pagando sus estudios, de algo le serviría lo qué ganaría ahi.

— !Por favor trae dos cafés!

Elizabeth preparó él café, "La verdad debería ponerle veneno." Ya no estaba la secretaría qué le había ayudado a encontrar a Germán, hace un tiempo atrás; Una mañana se presentó una señora muy elegante, al parecer era muy adinerada, Germán se encontraba en su despacho sentado, de pronto levantó la cabeza .

—Madre. ¿Eres tú? ¡Qué alegría! Elizabeth la saludó

—¿Cómo está señora? ¿Desea tomar algo algo?

—Tráeme, un café por favor .

Elizabeth le lleva un café y sin querer le mancha la falda.

—Niña estúpida, mira cómo me has dejado la falda .

—¡Lo siento señora! no fué mi intención hacerlo.

—Elizabeth, tienes qué tener más cuidado, para otra vez, es mi madre. En ese momento Elizabeth, tubo ganas de pegarle una cachetada.

Pasaron cinco días, ella recibió él primer dinero semanal, tendría para comprar ropa al bebé y para pagar un mes de alquiler, bastante bien por una semana.

Elizabeth llamó a Germán.

— Te voy a pedir por favor, qué me aumentes, es muy poco él dinero no me alcanza para él bebé, deberías hacerlo si no quieres qué te se entere tu mujer, qué tienes un hijo o tu madre, necesito más dinero, no me alcanza debo pagar alquiler, comprar ropa a mi hijo.

Germán, no dijo ni una sola palabra cortó enojado.

Elizabeth disfrutaba, trabajando, se mantenía en pie estudiando haciendo, esto o lo otro, debía sacar dos materias solamente sacó una, la otra no la pudo, sacar esas horas qué ella trabajaba, le hacían falta para estudiar, La madre de Germán La miraba con cara de pocos amigos a Elizabeth, era dulce, tierna de carácter fuerte, no se dejaba pisotear.