Cuando te conoci...

2531 Words
Pasan los días  y ya es tiempo de viajar a España, subo las 2 maletas al coche y tomo mi pequeña maleta con maquillaje, Lucia sube sus maletas mientras que yo tomo mis papeles, minutos después Morningstar nos lleva al aeropuerto.  —Lucia, mejore los boletos que nos dio la escuela para primera clase, quise cambiar la residencia y rentar aparte, pero no nos dejaron— suspiro  —Ni modo Lilith nos tocará compartir habitación con dos personas más, si tenemos suerte serán agradables.  Me siento nerviosa ante la idea de compartir habitación, aún sigo teniendo esos cambios repentinos y si me ven...  —¿Dejarán meter alcohol?, últimamente mis pesadillas aumentan y solo así puedo  dormir—  Morningstar suelta una risita un poco dramática —Lilith son dormitorios, son escolares, no creo que te permitan hacer eso— le tiro un pequeño golpe  —No te burles, mantengo la esperanza— ahora escucho a Lucia reír—No le hagas segunda a tu novio. La miro directamente a los ojos y ella solo se encoge de hombros, ni lo niega la mujer. Tiempo después Lucia y yo vamos en el avión directo a España, tomamos champaña y platicamos durante horas hasta dormir.  Unas horas después llegamos a España en la noche, un coche nos espera y nos lleva al hotel  donde nos quedaremos hasta el día siguiente, dejamos las maletas y salimos a buscar algo de comer.  —Lucia, que comeremos muero de hambre— le digo —¿Ya habías estado en Madrid?, podemos comer algo típico de la ciudad— miramos un puesto de comida y nos miramos  —Lilith y si pedimos el platillo de la casa nos ahorrara tiempo, vamos yo invito— pedimos una mesa para dos  —Bueno, yo pago las bebidas, cualquiera que vaya bien con el platillo. Lucia ordena y por un tiempo platicamos mientras comemos, miramos a las personas, el ambiente tratando de absorber España lo más que pueda y después regresamos para dormir. Al día siguiente me despierto antes que Lucia, agarro mi maleta y me la llevo al baño, saco mi toalla para después darme un baño relajante. Dios extrañaré mi cama y mi baño, cuando termino de darme un baño me pongo la ropa interior sin ponerme un brasier; saco un vestido azul, cielo de tirantes pegado al cuerpo y justo en la pierna izquierda tiene una abertura con el tamaño adecuado para no ser tan exagerado, cepillo mi cabello y salgo del baño. —Buen día, Lucia, el agua está caliente por si quieres darte un baño. —¿Qué vamos a desayunar?, muero de hambre— me pregunta. —Yo no desayuno, si lo mucho un yogur, pero necesitamos cafeína, no me acostumbro al horario— me maquillo mientras espero una respuesta —Hay amiga en eso si es necesario— se ríe Me sigo maquillando, después me pongo unos calcetines y unos tenis  —Iré por café ahorita regreso. Agarro mi bolso y salgo de la habitación del hotel, mientras camino me doy cuenta de que el hotel tiene una cafetería, entro tomo unos vasos y los lleno de café; tomo unas tapas para los vasos, crema y azúcar, agarro unos portavasos y los pongo en la caja los dejo un momento escojo un pan para cada una, galletas y un yogur, llevo las cosas a la caja.   —Buen día, ¿aceptas tarjeta?— pongo  las cosas para que la cajera las cheque  —Buen día si, claro, quieres una bolsa para que te lleves las demás cosas— escanea los productos  —Por favor, ¿tienes bolsas ecológicas?— me mira un momento  —Si, pero tienen un costo extra está bien. —Claro, no hay problema. —Gracias, que tengas un buen día.   —Igualmente.  Salgo de la cafetería, me dirijo al cuarto entro y le doy las cosas a Lucia. —Te traje café, pan y galletas, también hay azúcar y crema. Me tomo el café y unas galletas saladas me las acabo hasta terminar con el yogur, en eso suena el teléfono y es hora de irnos, tomamos las maletas y salimos de la habitación. —Bueno, es hora de comenzar los últimos meses finales Lilith— bajamos del elevador —Veamos que nos prepara Madrid— nos reímos al mismo tiempo,  nos subimos ala camioneta  —Sabes Lilith es la primera vez que te veo con tenis, siempre traes zapatitos, zapatillas, sandalias o botas— lo dice mirando mis pies  —Sugerencia de Morningstar prácticamente me arrastro a la tienda por ellos— muevo los pies  —Bueno, señoritas, las dejaré en la residencia y la encargada de ahí las llevara a su habitación y les mostrara que hacer— nos mira por el espejo del retrovisor —Muchas gracias— le digo  —De casualidad sabe donde puedo comprar una SIM o un plan para llamadas. —Tengo entendido que en la universidad les da una bolsa de bienvenida e incluye uno, pero no sé que tarifas abarque.  Eso suena interesante  cuando llegue a mi otra universidad no me dieron nada, sí que hay de universidades a universidades. —Gracias— él se estaciona  —Buenas señoritas llegamos, les ayudo a bajar las maletas— abrimos las puertas nos bajamos   —Gracias por su ayuda, que tenga un buen día— se despide de nosotros Agarramos las maletas y caminamos al edificio, iniciar otra vez en otro lugar…  —Nerviosa Lilith— tomo las maletas y las subo. —¿Se nota?— le pregunto y se ríe  —Estás pálida, y estoy segura de que no es por el color de ese vestido.  Entramos al edificio y nos recibe una señora muy alegre, gracias por no ser mala. —Señoritas buen día, listas para conocer su habitación.  Nos muestra una sonrisa alegre y nos entrega las bolsas de bienvenida, ok vamos bien Lilith no es como tu primera llegada. —Primero el toque de queda es a la 1, nada de alcohol si no tienen un permiso, nada de muchachos en las habitaciones; la cafetería está a unos metros del campus, la lavandería está  en el segundo piso, funciona con tarjeta, viene incluida en la bolsa, pero se tienen que recargar, ¿alguna duda?—  nos mira como si todo eso fuera sencillo al menos para mí. —Si, ¿el permiso cuesta y donde lo pago?, ah y la tarjeta de la lavandería, ¿se recarga donde mismo?—  Lucia voltea y se ríe —Bueno el permiso lo pagas por mes conmigo  y la tarjeta igual—  pongo la maleta pequeña en el piso  —¿Puedo pagarlo ahorita los dos?— le pregunto Se acerca al mueble y saca una especie de tarjeta plastificada.  —Puedo pagar los meses que me quedaré aquí y los de ella, ¿aceptas tarjeta?— termina de llenar mis datos y saca una terminal de pago  —Claro que si— le entrego la tarjeta y ella me entrega el permiso —Cuando le pongan a sus celulares la SIM les llegara un mensaje de confirmación es de la tarjeta de la lavandería; ah el cuarto es grande para 4 personas, su cama está arriba y abajo están sus escritorios y closet, vamos a llevarlas. Me entrega la tarjeta y subimos al elevador, pulsa el último piso, nada mal, si subir las escaleras de mi casa me cansa no me imagino cuatro pisos. —En la bolsa están sus horarios, creo que dentro de unos 3 días inician  les dará tiempo de comprar materiales escolares— se abren las puertas del ascensor, salimos  —¿No llevaremos uniforme verdad?— me rio ante la pregunta de Lucia  —No señoritas, es raro que los usen. —Lo mismo dije cuando llegue a la universidad donde venimos— se ríe  —Veamos si están sus compañeras— toca la puerta varias veces hasta que abren —Hola Rebeca, traje a tus nuevas compañeras— abre más la puerta  —Buen día, señorita Sanders, buen día, compañeras pasen. —Gracias— pasamos y metemos las maletas  —Buenas señoritas me iré, este lugar no se cuida solo.  Le decimos a dios y después se va cerrando la puerta.  —¿En cuál nos podemos dormir?— le pregunto a Rebeca —Cualquiera de esas dos están libres— señala dos camas  —Te molesta si agarro esta cercas del balcón,  de alguna forma se convirtió en algo familiar para mí. Lucia me dice que si moviendo la cabeza, me dirijo a la cama y abro mi maleta, saco mis botellas de alcohol y las pongo en el escritorio. —No me digas que las trajiste Lilith— se acerca a mí —A donde me mudo vienen conmigo, incluso en hotel donde vivía tenía su maleta especial, Samuel la llamo la maleta de los recuerdos. Lucia se ríe de mí, busco un vaso en la bolsa y veo la SIM, se la pongo en mi celular, y le marco a Morningstar.  —¿Lilith eres tú?— no puedo evitar sonreír  —Pude haber sido tu dulce Lucia— se ríe  y Lucia me echa una mirada matadora —¿Cómo te prepara la soledad, has encontrado mi reserva de alcohol?— me rio  —Sabes encontré una buena botella de jugo de naranja, pero que tal te va dime  ya estas en el dormitorio— como sabe que no estaba en el dormitorio —Lucia, has hablado con ella y no conmigo me siento traicionada— le digo riéndome —Si ya estamos aquí, ¿cómo va la construcción del hotel?— suspira fuertemente  —La empresa está ofertando por el terreno, aunque saben que es tuyo, te aseguro que tienes muchos correos, no han dejado de hablar con Jorge— parece que  la empresa quiere todo lo mío —No te preocupes, yo me encargaré de eso, ya no volverán a molestarse, bueno te dejo, estoy tratando de desempacar y aquí es de mañana, cualquier cosa háblame a este número— otra vez suspira   —Hablamos pronto adiós. Cuelgo, agarro el vaso y me sirvo un poco de vino, dios necesitaba este amo, su sabor dulce sabor ya me siento más relajada,  miro a la  cama y veo que no tiene sabanas ni nada, solo el colchón. —Tienes que comprar tú cobijas y te recomiendo una almohada nueva, esas son incómodas, por cierto soy Rebeca— me acerco y la saludo de beso  —Lilith mucho gusto— en eso se acerca Lucia  —Hola yo soy Lucia la mejor amiga de Lilith, espero ser tu amiga también— le da un fuerte abrazo  y ella le corresponde igual  —De hecho iré al súper por unas nuevas, ¿quieren acompañarme?—  miro a Lucia  —Por mí está bien, no tengo problema— tomo el vino que me queda en el vaso  —Lilith, tus ojos son reales— Lucia suelta una risita —Lo mismo le pregunté cuando la conocí, pensé que usaba pupilentes. La energía de Lucia es sorprendente como puede ser tan animada y adaptarse tan bien. —Si totalmente reales, ah y antes de que preguntes consumo alcohol diario, ¿no es un problema para ti o la otra compañera?, porque si lo es puedo tomar sin que me miren— paso una mano en mi cabello  —Solo si prometes comparar para todas, puedes meter tú bebidas en el refrigerador, ¿nos vamos?— sonrió y tomo mi bolsa  —Vamos, el campus está cerca del centro, así que todo nos queda a 5 minutos. Agarran sus cosas y salimos de la habitación, cuando llegamos a la salida nos habla la encargada.  —Señoritas, estas son sus llaves, olvidé entregárselas— las agarramos y las guardamos en los bolsos  —Gracias— salimos caminando y conociendo un poco el campus  —¿Eres alguien conocida en el campus Rebeca?— volteo a mirar a Lucia, por la pregunta  —No que yo lo crea, ¿por qué?— intento esconder mi cara de sorpresa  —Ah, bueno, ¿entonces los chicos son guapos?— no puedo soltar una carcajada  —Lucia, en serio— Rebeca también se ríe   —Supongo, hay de todo. Se encoge de hombros, caminamos hasta que llegamos al súper. —Iré al baño, las alcanzo en un momento.   Ambas me dicen que si, cuando voy camino, choco con alguien, sintiendo esa corriente de energía desconocida, pero tan embriagante.  —Lo siento yo…  Cuando alzo la mirada veo a ala mujer más hermosa que he visto en mi vida, mi corazón comenzó a latir rápidamente, amenazando con salirse de mi cuerpo, ahora entiendo lo embriagante de la energía. —Fue mi culpa, no iba mirando el camino— me dice Hasta su voz es dulce, no pudo dejar de verla, es como si todo el universo me llamara a gritos y dijera, mírala, mírala, es tuya, tuya… —No, yo tampoco miraba— sonrió —Bueno… me tengo que ir— le digo sonriendo  No dejo que conteste, camino mientras continuo al baño, entro al baño y veo una gota de sangre en mi muslo, levanto el vestido y veo que el cuchillo me corto.  Odio tener que usar esto como protección, prefiero las armas, pero Morningstar me obligó, lo saco del arnés y lo meto a mi bolso, busco un curita, pero no tengo ninguno, limpio la herida y busco a las chicas, hasta que las encuentro. —Perdón por la tardanza me corté— les muestro la herida, Lucia se acerca y me habla discretamente  —¿Qué no te puedes curar sola?—  mira directamente a mis manos  —Si, pero mi vestido se manchó, como explicaría eso— le muestro la que pequeña mancha   —Tiene sentido— me dice Continuamos caminando por un momento hasta llegar al pasillo que buscábamos.  —Pueden poner cortina alrededor de la cama,  yo amo estas porque no dejan que entre o salga ningún tipo de luz.  Dios mío luz que pasara si tengo alguna visión o algo así, he trabajado en controlar mis ojos, pero nunca en lo demás.  —Me agrada la idea, llevaré 2 porque nunca se sabe, oh mira, estas van en juego.  Agarro un par de cortinas de color n***o y otra de color rojo, sabanas de seda del mismo color y colchas igual.   —No piensas usar unas rosas o algún color alegre— miro los colores  —Me gustan estos colores, el color rojo es bonito y el n***o es elegante.  Lucia se me queda mirando como si estuviera a punto de decir algo más, pero de alguna forma se detiene. —Bueno un azul por el rojo— muy a mi pesar bajo los de ese color y pongo un azul cielo —Listo, ahora vamos por las almohadas, la cobija incluye fundas y después por alcohol— serien de mis palabras  —¿En serio eres así siempre?— pregunta Rebeca con un tono burlesco  —Claro que si tengo que sacarle provecho al permiso— me suelto riendo
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