Capitulo 3

1602 Words
Anya. Con cuidado me levanto de mi cama donde con Maya compartimos lecho y no quiero despertarla, si antes dormía mal ahora con ella embarazada es peor la cosa, porque duermo con mucho miedo y ella toda despatarrada ocupando casi todo el poco espacio que tenemos, nuestra tienda es la mas pequeña de todas, mi padre en los días lindos no duerme en la tienda, duerme lejos de la aldea dándome privacidad, pero los días no están del todo lindos, el frío esta demasiado fuerte, pronto no se va poder a volver a andar, creí que ya no iba a caer la lluvia blanca porque viene tarde, pero dentro de poco va a volver a pasar, y pensando en eso me digo que en un tiempo voy a tener que bañarme en la tienda de las jóvenes porque no dejaría jamás que mi padre vea mi desnudes, ni yo la de él a no ser que deba cuidarlo, y cuando Maya debe bañarse le pido a mi padre que se vaya así ella lo hace con calma y sin miedo conmigo cuidando la entrada, no es que desconfiemos de mi padre, sino que al ser los más bajos de la aldea todos se creen con derechos en mi tienda entrando cuando quieran sin anunciarse, pensando en eso recuerdo lo de anoche con Yerimen, iba bañarme pero ni loca me metía al río, sino mas bien lavar mis partes del cuerpo por separado, pero cuando terminó toda la faena sentí todo el frio de golpe, pero eso no me hace doler mi cuerpo ni tampoco por el esfuerzo de montarlo y estar arrodillada en las piedras helada, ni siquiera me duele el cuerpo por ocupar la cama con mi hermana cosa que hacemos muy mal por la mala distribuciones de espacio, sino que el dolor proviene de entre mis piernas donde la gran hombría de Yerimen estuvo alojada dentro de mi, jamás creí que era de esas proporciones, he visto mas partes privadas de varios hombres de la aldea porque muchas veces Yankiray con Maca me utilizan para ayudarlas con los heridos, así que no fue al primero que vi, pero si al que me impresionó, tal vez porque lo vi erecto y los demás estaban en reposo. —Padre, debo irme, Maya duerme y déjala descansar que estuvo media incómoda por la noche. —Bien, voy a juntar madera para el fuego. —sonrío felíz donde se esta empezando a comportar un poco como el jefe de casa, creo que Mawunko le anduvo poniendo los puntos y bien duro. —Bien, no sé si vengo a la comida pero ve a la cocina a buscar de comer para ti y para Maya que sabes que no puede salir, puede ser que en la noche vuelva, debemos prepararnos para la lluvia blanca y Yankiray pidió mi presencia para ayudar en los preparativos. —Nieve se llama Anya, —Me gusta mas lluvia blanca. —me paro jadeando donde me duele un poco mi intimidad cosa que me doy cuenta que debo ocultar o todos van a preguntar que me pasa—. Debo irme de inmediato. —Bien. —salgo envolviéndome con mi única ropa de abrigo que ya esta pequeña de tantas costuras que le he hecho, pero lo último me llega a mi y a mi padre, Maya esta un poco mejor porque Ayen le provee, a mi nadie me provee nada, debo buscarlo sola y me cuesta aun mas porque no se me esta permitido tener relación con blancos, si lo hiciera y se enteran me echan de la aldea, suficiente con que mi madre halla sido blanca como para relacionarme con ellos. —¿Soñando?. —me giro con una sonrisa al ver a Maca. —Justo te estaba buscando. —¿Para?. —la llevo a un lado porque esto debe quedar entre las dos. —¿Eres mi amiga?. —Obvio que si, ¿Cómo vas a preguntar tal cosa?. —medio que se enoja por la pregunta—. Eres la única a la que le cuento cosas y desde niñas eres mi amiga ¿y preguntas eso?. —No te enojes, pero debía preguntar para quedar segura por lo que voy a pedirte. —Escucho. —mira hacía otro lado ofendida. —Necesito hierbas para no quedar embarazada. —mueve la cabeza muy lentamente para poder mirarme, pero me da un poco de miedo la forma en la que lo hace—. A Yan no puedo pedirle porque... —¿De verdad me estas pidiendo eso?. —Si, ¿puedes?. —¿Y a Yan no porqué...?. —sonríe pinchándome en el hombro con un dedo—. ¿Yerimen ya anduvo por medio de tus piernas?. —¿Qué?. —intento hacerme la indignada cosa que espero que surja efecto—. ¿Yerimen?. —¿Yo qué?. —a las dos nos sale un grito donde no lo vimos venir para nada, por algo es el mejor cazador de la aldea, ni te enteras en donde es que esta la mayoría del tiempo—. ¿Ninguna va a hablar?. —¿Estas loco? Casi me muero. —mece a su hija que de los gritos la asustamos y llora como marrana. —Dijeron mi nombre y me dio curiosidad nada mas. —Le decía a Anya que era raro que no anduvieras detrás de ella, pero duró poco porque si estabas detrás. —Bueno, cambiemos de tema y vamos a empezar con los preparativos que Yan se va a enojar. —Si. —¿Podemos hablar Anya?. —No, estoy muy ocupada. —le hago señas con los ojos de que esta Maca con nosotros pero sé que son amigos y me temo que le diga. —Maca ven. —¿Qué pasa?. —nos mira sonriendo, ya sabe dentro de ella lo que pasa pero no quiero decirle porque fue una noche, no sé si va a ver otra. —Pasa, que con Anya estamos... —Las estaba buscando, ¿Qué les pasa a ustedes dos? les dije que debíamos preparar las cosas y están aquí sin hacer nada. —Yankiray habla con mucho enojo—. ¿Qué haces Yerimen? Ve que tu hermano te esta buscando. —Vine para hablar con las chicas nada mas. —Bueno, ahora ve que ya se van. —Tus problemas no son los nuestros. —se para delante de ella hablándole con amabilidad, con la verdad pero amable—. No te desquites con quien no tiene nada que ver en la intimidad con tu esposo. —se va dejándonos en un silencio incómodo. —Vamos Anya, debemos preparar las cosas. —Si. —vamos caminando apuradas hacia la tienda donde hacemos las curaciones así preparamos las hierbas y los ungüentos—. Me pone muy incómoda cuando Yan está de esa manera, o hasta cuando discuten con el jefe frente a nosotras. —A mi igual, me pone muy nerviosa. De inmediato me pongo a separar las plantas que hace unos días el jefe nos trajo, debemos secarlas y luego molerlas para mezclarlas con jugo de flores que tenemos reservado, son inventos de Yankiray que son muy efectivos, y yo sigo la receta, Maca debe tomar asiento para alimentar con calma a su hija mientras hablamos de cualquier cosa, Yan nunca vino a vernos, se ve que lo que le dijo Yerimen la afectó porque sino venía a controlar los procesos. —Ya terminé. —me estiro asintiendo, pero mi trabajo no termina, debo ir a cocinar y debo lavar la ropa, sin decir que acomodar mi tienda o mi padre tendría todo sucio cosa que no tolero, Maya hace lo que puede la pobre, los vomitos y el cansancio la invaden con fuerza. —Anya. —me da unas flores—. Has un té con agua tibia, déjala en remojo hasta que el agua cambie su color, tómalo por cinco amaneceres sin faltar uno, cuando sea luna nueva vienes a pedirme mas. —Bien. —con mucho cuidado lo envuelvo en una tela guardándolo en mis pechos—. Y gracias. —¿Por?. —Por no preguntar nada y dármelo. —parada frente a mi aprieta mi brazo con cariño. —Sé que la diferencia de edad te molesta, pero él va a ser un buen compañero, dale una oportunidad. —me dan ganas de llorar porque sabe absolutamente todo—. Yerimen es el hombre que necesitas, mejor partido no vas a encontrar. —No digas nada por favor. —Y otra vez me ofendes en el mismo día mujer. —Perdón. —le doy un pequeño abrazo con alegría porque sé que el secreto en ella va a estar seguro, después de cocinar voy a mi tienda así como con calma y ver que mas hago. —¿Anya?. —Yerimen, te dije que no me busques. —Es que no me dijiste nada. —hago como que le señalo la tienda porque parte de su trabajo es procurar que las tiendas estén en condiciones—. ¿Podemos vernos?. —Voy a ir a la valar la ropa al lago, —pasan unas muchachas que nos quedan mirando donde siempre estamos peleando y ahora hablando, bueno, más bien él habla y yo furiosa le digo que me deje en paz—. Tengo mucho que hacer antes de acomodar mi tienda. —Bien, no molesto mas entonces, pero haz algo con la tienda cuanto antes. —Si, no te preocupes que lo hago. . .
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