POV Siena Abro mi boca en un notorio gesto de alegría al ingresar a la preciosa y elegante pastelería. Jamás había venido a ella, jamás había oído de ella y eso que me la paso en las tiendas exclusivas comprándome ropa, tacones y lencería. Quizás se deba al hecho que poco como dulce y sinceramente, no pido cita a una pastelería de las altas alcurnias para degustar lo que será mi pastel de cumpleaños porque mis cumpleaños -salvo por el que fue en el club de mi viejo favorito-, han sido todos en Italia. Mi madre es quien me hace mi pastel y lo amo y aunque mi padre por supuesto que compra uno totalmente exagerado para la ocasión, yo termino comiendo el que mi madre me prepara. Por eso no conozco este lugar, y aunque goce de una vida llena de lujos, no dejo de impresionarme por lo maravillo