POV Eros Rodeo el auto siendo consciente de que ella me está mirando, pero ¿Qué esperaba de mí? Yo no le abriré la puerta como un caballero, mucho menos esperaré que ella ingrese para colocarle el cinturón y cerrársela. Eso no lo hago yo. Ella es bien grandecita, tiene manos, tiene piernas; ella sola puede abrir la puerta e ingresar al auto. Así como tiene asuntos que atender y sonreírle al pastelero, ella puede abrir una simple puerta. Abro mi puerta y antes de ingresar fijo mis ojos en ella mientras saco mis gafas de sol de mi saco y sin romper el contacto visual, me las coloco detallándola con descaro. Desde que mis padres se fueron ella de inmediato borró la sonrisa de sus labios, así como su mirada inocente. Esa mirada que muestra como si no rompiera ni un plato, pero resulta que la