POV Siena —Sí, señor —digo con una gran sonrisa. Pero lo cierto es que por dentro deseo enterrarle las uñas en su cuello por exponerme de esta forma frente a los demás pasantes y para colmo, dejar que se burlaran de mí. Nadie se burla de Siena Barone, y aunque podría volverme una perra insoportable en contra de todos ellos al punto de arruinarles las pasantías, prefiero apuntar directo al hombre de traje n***o que está sobre el escenario con mirada altiva y pretenciosa. «Yo puedo ser el doble que eso». —Puede tomar asiento, señorita Barone. Afirmo con mis ojos fijos en los suyos, sin bajar mi cabeza y hago lo que me pide con elegancia cruzando mis piernas y espalda erguida. Son segundos los que pasan, pero son segundos que me hacen sonreír aún más. Ver al hijo de puta mirarme las pi