Mark Wilson. Al final Roberto decide acompañarme al hospital. Son casi las 16:30 hs cuando estaciono el auto y nos dirigimos hacia la sección de internados. El tiempo se nos pasó volando en la oficina entre tanta cháchara y otras cuestiones importantes que dejamos previstas antes de salir. —No sé tú, pero yo muero de hambre —exclama frotándose el estómago. —No he tenido tiempo de almorzar, y cuando iba a hacerlo me mandaste llamar. Al menos una tostada no me caería nada mal. —Estamos en las mismas, amigo, pero francamente no creo que haya algo decente aquí. Es mejor que pida que nos preparen algo en casa y nos traigan. Observo la cafetería del hospital, aunque parece acogedora, hay mucha gente entrando y saliendo todo el tiempo. Teniendo en cuenta que es un hospital público, no me ex