Mark Wilson. El tiempo pasa volando cuando pasamos a ver a Lissy. Mi hija ya está en una unidad de cuidados intermedios, aunque delicada, ya está despierta y nos reconoce a todos, incluso a su padrino Roberto. No puedo describir la felicidad que siento al ver de nuevo sus ojos, sé que su enfermedad avanza y no puedo hacer mucho por detenerla, pero poder disfrutar de ella cuando creí que se venía lo peor, no tiene precio. Recorro el espacio que le proporcionaron y aunque no me parece que esté mal, sé que podría estar mejor, más cómoda, y atendida de una manera más personalizada. Es pasada las 21hs cuando llevo a mi mamá y a mi hermana a la mansión, para luego volver y pasar la noche con mi hija. Roberto se retiró más temprano cuando recibió una llamada importante de un cliente. —Maña