—Tendrá que aceptar la realidad, la igual que ella. —Franco es ahora quien responde, no quiere que, para el futuro, su pequeña hermana este involucrada en los asuntos y guerras de la mafia, como todas las demás mujeres que alguna vez estuvieron en la casa Felicce, deberá casarse una vez cumpla la edad de 19 años. —Franco es ahora quien responde, no quiere que, para el futuro, su pequeña hermana este involucrada en los asuntos y guerras de la mafia, como todas las demás mujeres que alguna vez estuvieron en la casa Felicce, deberá casarse una vez cumpla la edad de 19 años. ¿Para qué negar todo?
—No creo que padre este muy contento con todo esto, él ya ha dejado en claro que no está de acuerdo con la idea de Alessandro. —Nuevamente Luciano es quien llama la atención, ellos se trataban con respeto, cuando estaban en el trabajo, pero, ahora, solo eran 8 hermanos en casa, discutiendo sobre lo que sucedería en unos cuantos años. Esto claro sin si quiera tomar en cuenta lo que piensa o dice Rossy.
—No hablen como si yo no estuviera aquí. —Responde la joven Felicce. —Solo es un amigo y nada más, ahora, me voy. —Rossy no deja que sus hermanos respondan, cuando ya ha tomado camino hacia algún lugar de la gran casa Felicce, pero, mentiría si dijera que no siente curiosidad sobre cómo será dentro de un par de años, es decir, ya tiene 13, próximamente 14 años, para esta edad, ¿Debería dar su primer beso? No es algo que le hubiera importado hasta ahora, y no es como que tuviera mucho de donde escoger. Estaban los ruidosos gemelos, aunque siente que se desesperaría demasiado al intentarlo, también estaba Fausto, pero, él era un arrogante jamás pensaría en darle su primer beso, y luego, estaba Axel, su mejor amigo, en quien más confía, después de su madre, padre, y alguno de sus hermanos, Axel era quien en silencio escuchaba sus miedos y deseos, también, confiaba en él con los ojos cerrados.
Rossy parece considerarlo, Axel, era una buena opción, pero ¿Estaría de acuerdo en darle su primer beso y dice versa? Por ahora, es algo que no puede responder.
Los hermanos Felicce se quedan en silencio mientras observan como su pequeña hermana sale hacia algún lugar de la casa, todos tenían diferentes formas de pensar, y las cosas parecían estar igualadas, cuatro de los hermanos quieren que Rossy tenga el control sobre su vida, y los demás dice que lo mejor sería casarla. Pese a que la joven Felicce no se encuentra ahí, ellos siguen con el mismo tema, ¿Era una buena idea? Después de todo, estábamos hablando de su hermanita, quien parecía ser una delicada flor roja, aunque, ellos ignoraban que las flores tienen afiladas espinas, al igual que Rossy.
—Padre no estará muy contento con esto, pedirá la cabeza de Alessandro si siquiera lo intenta. —Orlando comenta esto, haciendo que algunos suelten risas, imaginando como su padre estaría de molesto al enterarse, ya que, Frederick ha dejado en claro su desagrado ante la idea de un matrimonio arreglado.
—Despierta Orlando, una mujer no puede defenderse tanto como un fuerte hombre, ella necesitara un protector. —Massimo responde hacia su hermano, quien lo asesina con la mirada. Como un fiel a sus instintos, debe estar de acuerdo con las palabras del que sería el próximo jefe de la mafia italiana.
—Con todo respeto, Massimo, puedes irte a la mierda, mi hermanita es más importante que cualquier otra cosa, debemos cuidarla pase lo que pase. —Una cosa era clara, todos los hombres de la casa Felicce eran de responder, su manera de expresarse era siempre insultante, pero, nada era personal, solo no podían mantenerse en silencio. Una familia muy ruidosa, a decir verdad.
—Una cosa es segura, con un matrimonio arreglado o no, solo me estoy asegurando que Rossy tenga una buena vida, cuando el momento llegue, me darán las gracias. —Alessandro se jacta de esto, puede que aun su padre siga con vida, gozando de buena salud, pero, él ya debe ir dejando aquel trono, sangre nueva es la que debe tomar el control dentro y fuera de la casa Felicce, no por nada, Alessandro es el más capacitado para esto. Pero, sus ansias de tomar el control lo estaban haciendo un arrogante, que no escuchaba las palabras de sus allegados, personas importantes que, también eran parte de su familia. —¿No es así, Francesco? —El segundo en la casa Felicce, siendo también el más cercano al jefe de la mafia, tiene tanto o igual poder que el mismo jefe, pero, algunos hermanos siempre buscaron consuelo en la sabiduría de Francesco, quien siempre se encargaba de mantener en paz la situación, y dar una respuesta lógica, que no tenía que ver con el resentimiento u otros sentimientos.
—Debemos concéntranos en el presente, muchachos, el futuro estará próximo a llegar. —Esto es lo que responde. —Tenemos cosas más importantes, las cuales necesitan más atención, Rossy apenas está creciendo, ella segura bajo el ala de nuestro padre, hasta que él continue siendo el jefe. —Francesco como siempre, muestra una estoica expresión, nada parece perturbarlo por fuera, sin embargo, por dentro, debe pensar en una y mil cosas, él tampoco estaba de acuerdo en los planes de Alessandro, de todos modos, sabe que un matrimonio arreglado jamás funcionaria, no cuando Rossy seria la que llevaría en sus manos su propio destino.
El silencio reina nuevamente en la gran sala, pareciera que la tensión es algo que no puede evitarse, Frederick no está presente para controlar las distintas opiniones de sus hijos, ya que, el jefe y su esposa se encontraba en un asunto de extrema importancia, a veces, ser el jefe de una mafia conllevaba dejar de lado la vida marital, pero, afortunadamente, Viena era la mujer más comprensiva de todas, quien se aseguraba de ayudar tanto como podía a su esposo, sin embargo, ella también era humana, la cual tenía deseos y sueños. Por eso, robarse la atención de Frederick por un par de horas, no era nada del otro mundo.
¿No?
Nuevamente, dentro de la gran casa de los Felicce, parece que las palabras de Francesco lograron calmarlos, y se debaten en temas más interesantes, relacionados con bellas damas y todo lo relacionado con la acción dentro de la habitación, temas de los cuales, Rossy no podía saber, pero, ella no estaba presente hasta donde sabían claro, las risas y chistes son lo único que se escucha, Luciano ha tenido ya sus experiencias, el hermano más joven se muestra orgulloso por esto, la virilidad era algo muy apreciado dentro de la casa Felicce, sobre todo, cuando la mayoría eran hombres estos temas no podían quedarse para ellos mismos, no señor.
—¿No es tierno? Nuestro joven hermano Luciano finalmente ha visitado la casa Kahler, debiste ir desde antes, te estabas perdiendo de mucha belleza y elegancia. —Franco mira a su hermano menor con arrogancia, mientras que este le muestra su dedo medio. —¿Qué se siente ser un hombre? —Le pregunta con descaro.
—¿Escogiste a Violeta? Esa mujer tiene unos enormes pechos. —Massimo es otro que quiere saber más de lo que oculta su hermano menor, desde que llegaron de Italia, hace tantos años, y supieron de la ubicación de la casa Kahler, el burdel más famoso entre mafiosos, millonarios, doctores, políticos y religiosos, no han parado en saciar su sed. Todo funcionaba de la manera perfecta, la casa Kahler poseía bellezas, mujeres que caían como sensuales ángeles desde tubos de acero frio, podías tener a tantas damas en tu cama como quisieras, pero, esto costaba grandes sumas de dinero, solo las mejores salían de la casa Kahler, y claro, la compra dependía, podías tener sus servicios por unas horas, días, semanas, meses o simplemente, tenerlas para siempre. Muchos hombres no se resistían y las compraban para siempre, las hacían sus esposas y las integraban a la sociedad como lo que eran; Diosas con cuerpos para todos los gustos.
Era el Paraíso en la tierra, el fruto prohibido que muchos decidían probar, dentro de la casa Felicce, ninguno de los caballeros ahí presentes era la excepción a esto, solo Frederick, quien estaba felizmente casado.
—Seguro que escogió a la exquisita Dalia, le gustan los novatos. —Giovanni ríe, codeando a su hermano menor, quien no puede disimular el rojo en su rostro, pese a los desacuerdos, discusiones e insultos, los hermanos pertenecientes a la casa Felicce, se querían, la hermandad entre ellos era increíble, pase lo que pase, ellos se cuidaban.
Solo que ahora, había opiniones divididas con respecto a la llegada de Rossy.
Los hermanos estaban tan concentrados en su interesante conversación con respecto a la activa vida s****l de su hermano que, no se dieron cuenta en momento que Rossy caminaba sin hacer un ruido por el gran salón, desea taparse las orejas y así no escuchar una sola palabra de las groserías y todo lo que sale de los labios de sus hermanos mayores, esta tan cerca de llegar a las escaleras, pero, no cuenta con el sensible oído que posee su hermano Giovanni, al ver como su hermana trata de escapar con un desconocido de la mano.