Prologo (1-3)
Origen.
Desde el principio en el que se fundó la “Casa Nostra Felicce” los hombres han gobernado la misma, desde generación en generación, cada primer hijo de la misma descendencia Felicce ha procurado que el primogénito sea el líder de la casa y mafia. Todo esto tiene su origen desde los años 50s, y desde entonces, la tradición jamás se había roto, desde el más joven, hasta el mayor, todos deben mostrarse con respecto hacia el jefe de la mafia italiana, y este, a cambio debía proteger a los suyos, eran las reglas no escritas de los Felicce.
Siempre proteger a la familia.
La vida personal queda separada de la mafia.
Sobrevivir cueste lo que cueste.
No tener miedo al momento de disparar.
De esta manera, el orden prevalecería en la casa Felicce, y esto logro que la armonía reinara en todos lados, la hermandad junto con la disciplina era algo totalmente indispensable, cuando la casa Felicce quiso expandirse hacia otros lugares, se vieron atados a las reglas de los territorios, claramente, existían otras casas/mafias que dominaban y se hacían cargos de sus asuntos personales, sin inmiscuirse en los asuntos de los demás.
Específicamente hablando, la mafia británica, gobernada por la corona misma, luego estaba la mafia alemana, quien fue la segunda en aparecer, llegando desde muy lejos, la última de estas era la mafia rusa, la condición de vivir en paz con otras mafias era la siguiente; un acuerdo de paz, mutuo. Yo no te atacare, si tu no haces lo mismo, en cambio, nos defenderemos del enemigo. Esto, era un trato bastante razonable, nadie se metía en los asuntos de nadie, absolutamente todos tenían el control en los suyos, pero, en los momentos de guerra, cuatro de las más poderosas mafias se unirían con tal de proteger lo suyo.
Esto le pareció perfecto a Frederick Felicce, jefe actual de la mafia italiana, llegando desde muy lejos, acepto sin pensarlo, siendo que, dicho acuerdo, era bastante sedicioso, no solo para él y su familia, sino que también para la mafia italiana. Sería un lunático en no aceptarlo, así que, acostándose a las reglas, para Frederick, no haría nada mejor que cumplir las órdenes con claros beneficios, desde muy joven pudo comprender esto, sobre todo, cuando él y su dependencia, estaban floreciendo.
Frederick Felicce estaba casado desde hace muchos años con su esposa, Franchesca Vitali, y con ella tuvo al que sería su heredero, Alessandro, primogénito que, se destacaba bastante bien en el arte de la defensa personal, para ser un infante, aprendía demasiado rápido, seguido de Alessandro, llego Francesco, el segundo hijo, siendo este mas callado que su hermano, reconociendo su posición en la vida como el mano derecha del primer hijo, los años pasaron, y con esto, los Felicce, siendo una gran familia poseían 8 hijos, todos y cada uno de ellos fueron niños sanos, algunos rectos, otros muy ruidosos, pero al final de cuentas, ellos obedecerían las reglas esencial de los Felicce, protegiendo a los suyos y su territorio, no había nada más que enseñarles.
No había novedades —o algún indicio de que se acercaba una guerra—, las reuniones con las mafias y casas vecinas eran requeridas cada final de mes, a veces, por asuntos más urgentes cada semana, los cuatro lideres debían estar presentes en todo momento, ya que, la única manera de faltar a esto era enviando a la mano derecha, cosa, que no era común. Cada vez era más fácil para Frederick, quien se atrevió a confiar en sus socios, los cuales demostraron verdadera lealtad, la paz, junto con sus valores, era lo más importante, sin duda. Para aliviar el estrés del trabajo y los asuntos personales, ellos ofrecían bailes para dejar que sus aliados y enemigos observaran el poder que poseían, los cuatro principales jefes de las casas, tenían una especie de amistad, en donde, por cierto, Frederick se encargó de recopilar toda la información necesaria de sus nuevos socios, en este orden de llegada y antigüedad, le sorprendía lo bien que todos se llevaban.
Johann Kahler: jefe de la mafia alemana y líder de la casa Kahler, bastante serio, callado y observador, sorprendentemente, fue uno de los primeros en dar el visto bueno en cuanto a aceptar a los Felicce en el territorio sobrante. Siempre viste de blanco, en su familia existen los burdeles, el negocio del placer es lo suyo, se encarga de presentar cada 31 de octubre la fiesta de otoño, su mayor característica es que, siempre cuentan con elegantes decoraciones, usualmente el tema de las máscaras parece ser el favorito de Johann.
Benjamín Abbey: jefe de la casa británica/mafia de la corona, es un tipo bastante relajado, tiene una sonrisa en su cara la mayor parte del tiempo, no parece ser un jefe, a veces. Anteriormente estaba casado, pero, algo ha sucedió algo que no termina de comprender al respecto. Benjamín es quien se encarga de presentar la fiesta del verano con una duración de dos días, casi siempre son ruidosas el primer día, mientras que el segundo, pasa a ser completamente diferente, elegancia, etiqueta y excentricidad.
Dimitri Novicokv: jefe de la mafia rusa, es quien llego de ultimo al territorio —después de los Kahler— dedicado a la venta legal —e ilegal— de armas y los casinos más ricos del mundo, siempre se encuentra viajando por distintos lugares, casado, se encarga de presentar la fiesta anual de invierno, quizás, por su naturaleza fría. Tiende a discutir bastante con Abbey, aunque a este no le importa en lo absoluto.
Finalmente, pero no menos importante;
Frederick Felicce: jefe de la mafia italiana, patriarca y cabeza de la casa Nostra Felicce, cuenta con 8 hijos, todos hombres que se fortalecen día con día, actualmente está pasando por la viudes, su esposa Franchesca murió en Italia, años después de dar a la luz a su ultimo hijo llamado Luciano, dejando a este a la edad de 6 años, junto a todos sus hermanos. Un duro golpe del que casi no se pudo recuperar, y cuando creía que ya no tendría alguna oportunidad de creer en el amor, conoció al amor de su vida, la razón por la cual Frederick decidido mudarse hacia América, expandiendo el territorio de los Felicce, aquella mujer tenía por nombre Viena, y también es la que le ha dado la mejor de las sorpresas.
La atracción de la pareja fue amor a primera vista, sin duda, cualquier persona que los viera, diría lo mismo, hace muchos años que el jefe de la casa Felicce no sonreía, Viena demostró ser una mujer amable, comprensiva pero también bastante recta, los hijos de Frederick la quieren como si fuera su propia madre, aunque claro, los hijos mayores del jefe italiano no podían acostumbrarse de inmediato a la idea de que otra mujer, ocuparía el lugar de su madre. Cosa que, Viena no tuvo la intención de hacer jamás, el respeto mutuo era lo que ella quería, además de ser la esposa de Frederick, ella les dejo en claro a los chicos Felicce, que, si necesitaban una amiga, ella estaría ahí. También, Viena fue la que se encargó de cuidar y amar a los hijos menores de Frederick, y esto hizo que los mayores le tomaran cariño, llamándola “Mamá Viena” ¿Era acaso posible odiar a esa mujer? Aparte de amable, maternal, era hermosa, poseía un cabello rojizo natural, piel blanca y unos bellos ojos de color miel, y si ella decía amar sinceramente al jefe entonces, no había porque cuestionarla.
Y antes de dar el gran paso, Frederick quiso consultar su situación con un amigo, Johann Kahler, quien también tuvo que pasar por la viudez y un hijo al que criar, el jefe de la mafia alemana le dijo que, era necesario tener una compañera de vida a su lado, sobre todo cuando Frederick enviudo 10 años antes que Johann, por esto, el alemán era bien recibido en la casa italiana, sus palabras eran sabias para ser más joven, sin duda todo esto en cuenta. El jefe necesitaba a una bella dama que estuviera a su lado, así fuera difícil, tenía que hacerlo. Todos temen de la idea de morir solos, con esto, Frederick dio luz verde a la idea de buscar a la mujer que lo acompañaría por tantos años, su compañera en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad.
Esa mujer, fue Viena.
Poco después de la boda, no todo fue miel sobre hojuelas, Viena quería ser madre, Frederick deseaba hacer a su esposa feliz con un pedazo de él, así que, intentaron por alrededor de 2 años concebir, pero, era inútil, Viena tenía la matriz muy débil, era casi imposible que sus embarazos llegaran a ver la luz, los abortos espontaneaos sucedían siempre que ella lograba estar en estado de embarazo, algo sumamente estresante, los esposos se dijeron que, para otro momento, tal vez la vida quiera hacerlos padres de nuevo, y Viena deseo que así fuera. Un día, luego de regresar de una luna de miel, el jeje de la mafia italiana recibió la maravillosa noticia de que sería padre, por novena vez.
En el instante que su esposa le dio la noticia de su embarazo, todos los hermanos de la casa Felicce estaban ansiosos por la idea, pensando en que quizás el último de los hijos de Frederick seria otro niño, en su descendencia estaba la prueba clara de que así seria, ellos esperaron, siempre que trataban de saber que era el bebé de Viena, este no estaba hacia el lado correcto, parecía querer permanecer en secreto, así que no había nada que hacer, ocho meses en los cuales todos en la casa Felicce ansiaban ver al último de sus hermanos, incluso se peleaban por ponerle un nombre, otros habían planes para ser el favorito, entre todos, se esforzaron por decorar el cuarto que sería del bebé, en un color blanco, claro, no podían descartar la posibilidad de que fuera niña, pero claro, en una casa con ocho chicos, pensar en esto era una locura, algo que no creían fuera a pasar. Con el paso de los meses, el vientre de Viena crecía con delicadeza y majestuosidad, hasta con el doctor que se encargaba de cuidar el embarazo de la señora Felicce, su parto estaría programado para la siguiente semana, un sábado, pero, el destino no quería que esto pasara.
Luego de un tiempo, el momento de la verdad había llegado, en un día hermosamente soleado, en la época de la primavera, la señora de la casa Felicce empezó a tener contracciones desde que el alba tomo posesión del cielo, y con toda las fuerzas que poseía Viena, grito por ver como su cama estaba llena de líquido, su fuente se rompió en el momento que, con mucha angustia, le dijo a su esposo que no se alejara de ella, pero, Frederick tenía que atender algunos asuntos, su hijo mayor Alessandro estaba entrenando para ser el próximo jefe de la casa Felicce, y también claro, el segundo Francesco, quien lleva este nombre en honor a su madre fallecida y primera esposa de Frederick.
Viena lloraba y se retorcía en su cama, el aire le faltaba, y su corazón golpeaba con mucha fuerza su corazón, se suponía que su parto estaba previsto para la próxima semana, ¿Por qué justo ahora su bebé quería nacer? Ciertamente, este era el primer parto de Viena, el primero que sobrevivía, en el pasado, le habían dicho que sería imposible que pudiera quedar embarazada, su matriz era débil, y por consecuencia de esto, tenía abortos espontaneaos, paso un tiempo para que quisiera tener hijos, o la esperanza de siquiera tenerlos, ella tenía a los hijos de su esposo, pero, bien dicen que no se siente igual, a pensar de que amaba a los niños que vivían en la casa Felicce, ella deseaba con todo su corazón, darle un pedazo de ella a su amado esposo, el fruto de su amor, así que, este bebé es un milagro, el cual ahora la hacía sufrir y llorar.
—¡Llamen de inmediato a mi esposo! —Ordena Viena, mientras otra contracción abraza su cuerpo, quiere llorar, y sus hijos adoptivos la miran con impresión, hasta con miedo, tener un bebé sí que parecía ser doloroso. —Rápido, llamen a Frederick, ¡voy a dar a luz a su hijo! —Suplico Viena cubierta de sudor, sentía que se desmayaría del dolor tan abismal e inimaginable que estaba sintiendo, las náuseas, mareos y vómitos no son nada comparado con esto.
Tan pronto como Frederick recibió la noticia, dejo de lado todo lo relacionado con el trabajo, su esposa necesitaba ahora mismo, más que nunca, él tenía que estar ahí, no quería imaginar perderla, a ninguno de los dos, no lo soportaría de nuevo, no sabe de dónde ha sacado las fuerzas, pero, sabe que esta es la dura realidad de la vida.