—No, Francesco, no es necesario que pagues por los actos de tu hermano. Mejor que eso, necesito que ahora mismo, estes de mi lado. —Frederick vuelve a sentarse en su asiento. —¿Puedo contar con tu lealtad y silencio, Francesco? —El segundo de la familia Felicce guarda silencio unos segundos, en los cuales, el jefe de la casa y mafia italiana extiende su mano, hacia el joven hombre que guarda silencio, luego, Francesco se acerca para inclinarse y besar la mano de su padre, demostrándole que, su silencio y lealtad estarán por encima de cualquier persona.
Incluso por encima de su propio hermano y futuro jefe, Alessandro.
—Cumpliré con sus deseos de manera diligente, padre, jamás estará en mi mente el mundano pensamiento de traicionarlo, seguiré a ciegas sus palabras. ¿Para qué me necesita? —Esto complace bastante a Frederick, ojalá todas las personas fueran así de leales como su segundo hijo.
—Quiero asegurarme de que la casa Felicce este en buenas manos cuando yo muera…Por lo mismo, no puedo dejar a Alessandro al mando de todo lo que, construido con el paso de los largos años, mi prioridad sobre todas las cosas es que mis hijos puedan convivir en una sana armonía, un jefe debe ser capaz de pedir ayuda a los suyos, y brindar protección a los suyos. —Francesco escucha con atención las palabras de su padre, es cierto que su hermano Alessandro ha estado derrochando grandes cantidades de dinero, se suponía que, una vez este asumiera el cargo como jefe de la casa Felicce y mafia italiana, los derroches se detendrían de una vez y para siempre, pero, últimamente, Alessandro parecía irse por el mal camino, no cumple con su deber, y ya se ha peleado más de una vez con sus otros hermanos, hasta el punto de apuntarles en la cabeza con un arma.
—Comprendo tu preocupación por el futuro de la casa y la mafia, padre, ¿Qué planeas hacer? —Francesco siente curiosidad, aunque no lo demuestre, él es quien toma bastante responsabilidad por los actos de sus hermanos, era una de las consecuencias por uno de los mayores, pero, ahora, su propio padre se estaba planteando el importante hecho de que tal vez, deja al primogénito Alessandro como jefe de la mafia italiana no era buena idea, ¿Por qué? Tendría sus razones, Francesco no se intervenía en las decisiones importantes de su padre, su único deber era, obedecer y seguir hasta el final sin importar el camino que conlleve todo esto.
—Dejare que alguien más tome mi lugar como jefe de la mafia, no puedo dejar que Alessandro se haga cargo de nada, no cuando me ha traicionado de esta manera. —Francesco asiente ante esto, aunque no deja de sorprenderle la manera en la que, sin temor alguno, está en contra de seguir con la tradición de su familia, la cual dictaba claramente que, es el primogénito quien debía tomar el cargo de jefe, sin embargo, hasta que Frederick no muriera, él podría hacer lo que quisiera, y no es como que este se encontrara delirando por los estragos de la muerte, claro que no, aparentemente, su padre, le estaba confiando esto únicamente a él, no estaba eligiéndolo como el que tomara el mando, aunque no le interesaba en lo absoluto, Frederick, su propio padre, como jefe ahora mismo, le ordenaba vigilar y cuidar a su pequeña hermana, la que un día, tomaría a la mafia italiana como suya. En algún momento, Francesco pensó que eso era una estúpida idea, que jamás ocurriría, y que, como se ordenaba siempre, el mayor tomaría el control, pero ahora, esa, que fue alguna vez una terrible idea, se estaba volviendo realidad en un segundo. —Quiero que, cuando muera, te encargues especialmente de darle un cuidado y educación apropiada a tu hermana, Rossy, de ella dependerá tomar el liderazgo de la casa Felicce, pase lo que pase, no dejes que Alessandro tome el control, Francesco. Confió en que seguirás mis ordenes al pie de la letra, no solo como tu jefe, sino que, también como tu padre, protege a Rossy, aunque tu vida dependa de ello.
( . . . )
Luego de un rato, Frederick sale junto con su hijo y mano derecha, Francesco, tienen que mantener las apariencias, sobre todo, cuando todos en su familia están presentes, incluyendo también a Alessandro, que se encuentra platicando con otros de sus hermanos. El día es precioso, lamentablemente son muy pocos los que ignoran la terrible tormenta que, lentamente se estaba acercando a ellos. Francesco observa todo con ojo calculador, desde una lejanía observa a los presentes, no ha visto a su hermanita, suponía que la niña estaba en algún lugar, disfrutando de su fiesta, claro, después de todo, ella es la cumpleañera, pero, Francesco y sus demás hermanos solo habían visto a Rossy cuando era una pequeña recién nacida, actualmente, a sus 10 años, no recuerda como luce, la que un día será, la jefa de la casa Felicce.
—¿No vienes, Francesco? —Frederick llama a su hijo, cuando este no ha avanzado a su lado, suponía que este estaba aún procesando lo que hablaron más tarde, no lo culpa, la idea puede ser un poco abrumadora, y si bien, no tenía nada de malo que una mujer liderara la casa Felicce junto con la mafia italiana, Rossy era la última de todos los hijos Felicce, así que, más de uno, no tomaría bien esto. —Tus hermanos deben estar esperando ya. —Le recuerda con tranquilidad, Francesco asiente a las palabras de su padre.
—Toda esta conversación me ha provocado sed, ¿No desea que le lleve algo para tomar? —Pregunta Francesco, viendo como su padre hace un claro asentimiento. —Por cierto, padre, ¿Dónde ese encuentra Rossy? —Frederick levanta una ceja, si desde ahora Francesco cuidaría a Rossy, lo menos que podía hacer era, cuidarla desde ahora.
—Debe estar paseando por su fiesta, ¿Recordaste darle tu regalo por su festejo número diez? —Francesco da una respuesta positiva con su cabeza, esto haciendo que Frederick se quede tranquilo, sabe que, Alessandro, se tomara el papel de querer casar a su hija cuando esta tenga edad, y seguro que sus hermanos no podrían oposición alguna, pero, ahora que Francesco escucho los deseos de su padre, sabe que, cuando él muera, su hija y adoración, sobrevivirá en el fiero mundo de la mafia. —En ese caso, no tardes mucho, ya conoces mis gustos en las bebidas, hijo, te esperare allá. —Le recuerda Frederick, a penas el día estaba iniciando, y por suerte, algunas cosas empezaban a tomar su verdadera forma.
—De acuerdo, iré a buscar las bebidas de inmediato, padre, no tardare nada. —Con esta simple respuesta, Francesco ve a su padre asentir con la cabeza, así, cada uno sigue su camino con tranquilidad. El segundo hijo de la casa Felicce, ve como no hay tantos niños, pero, recuerda que son muy pocos aliados que tienen hijos, aunque, las casas aliadas ya tienen hijos para estos momentos, pero, Francesco sabe por medio de su padre, que, una de las casas aliadas ha sido ataca bajo el manto de la noche, la casa Kahler, parte de la mafia alemana, perdió a muchos de sus hombres, entre ellos, la esposa del jefe alemán perdió la vida, junto con la mejor amiga de la misma, ahora mismo, no hay otros daños, ha sido una pérdida importante, el heredero de la mafia alemana se ha quedado sin su madre, necesitaría una pronto. Esa es toda la información que tiene hasta ahora, duda mucho que, aquel niño, que acaba de perder a su madre quiera asistir a fiestas de cumpleaños.
Frederick, como aliado de la mafia alemana también, ha mostrado sus más sinceras condolencias, después de todo, se le debe respeto por naturaleza. Pero, en fin.