—Rossy, eres una niña, y por lo tanto no deberías meterte en asuntos que no te conciernen. —Massimo responde hacia su hermanita, quien frunce su carita claramente enojada por las palabras de su hermano, quien no parece ser consciente de la situación: solo era un juego, nada por lo que se debieran enojar o algo así, para Rossy, su hermano mayor, Massimo era muy gruñón.
—Vamos, vamos, Massimo, no seas tan duro con tu hermana, lo que dice al final de cuentas es verdad, solo estaban jugando, después de todo, Luciano no tiene a nadie de su edad. Él también debe relajarse, ya carga con sus propias responsabilidades. —Frederick decide intervenir entre sus hijos, no dejaría que su quinto muchacho fuera pesado con su dulce princesa.
—Los estas consintiendo demasiado, padre. —Orlando es quien responde, divertido por la situación actual. —Llegara el momento en el que tú tampoco podrás volver a jugar, Rossy, así que, puedes divertirte tanto como quieras, antes de que llegue el aburrido de Alessandro, claro. —Orlando dice esto, y su hermana ladea la cabeza.
—¿Por qué? —Hay curiosidad en la mirada de la pequeña, pocas veces sus padres le hablan de su hermano, el mayor de todos los chicos de la casa Felicce, cabe destacar, por lo poco que le ha dicho Luciano, es que, Alessandro será un día el jefe, reemplazando incluso a su propio padre un día, él controlará todo lo que se podrá o no hacer dentro de la casa, para ojos de Luciano, Alessandro era aterrador.
—Es aterrador, siempre se pasea como una pantera a donde sea que va, sin mencionar que es ninguno de los 8 es tan arrogante y pesado como él. —Orlando sigue asustando a Rossy. —Quien sabe, quizás, con su llegada, querrá hacer que te cases con algún socio todo con tal de tenerte bajo control, hermanita. —La pequeña hace una mueca.
—Deja decir tonterías, Orlando. —Frederick responde en su lugar. —Mientras tenga vida, no dejare que Rossy sea sumisa ante ningún hombre, ni siquiera ante Alessandro. —Rossy no dice nada, su madre tampoco, pues, la manera en la que el jefe de la casa Felicce responde es completamente seria, cumpliría su palabra, no dejaría que nadie controlara a su hija con fines de hacerla obedecer, el mismo Frederick sabia de la personalidad obsesiva y controladora de su hijo mayor, después de todo, él será el jefe, debe actuar como tal, desde pequeño, siempre fue así. Pero ahora, que se estaba convirtiendo en un adulto, las cosas podrían salirse de control y entonces, Alessandro ya no obedecería a su padre. —Padre, Orlando tiene razón, conociendo a Alessandro, quizás ya este planeando un matrimonio arreglado, él querrá asegurarse de que Rossy está protegida y bien cuidada. —La niña hace mala cara, ¿Por qué hablaban de ella como si no estuviera ahí? ¿Por qué debería casarse con alguien a quien no amaba? ¿Todo porque su hermano mayor así lo quería? ¿y qué hay de lo que ella quiere?
—No, no digas esas cosas delante de mí, Piero. — Frederick tiene una cara de horror, su pequeña princesa aun es una niña, ¿Casarla? ¿Dejar que su hija conozca la brutalidad de los hombres? ¡Jamás! Mientras tuviera fuerza y voluntad no dejaría que algo como eso pasará, si bien sabe que, no debe controlar la vida de nadie, los planes que tiene para su pequeña hija son diferentes, lo supo desde que la tuvo entre sus brazos, y desde entonces han pasado casi 8 largos años.
La merienda en familia continua, ya que Frederick había dejado en claro que hablar sobre un matrimonio y su pequeña hija estaba muy fuera de lugar, y es que, no veía nada de malo con planear una boda ya sea de sus hijos mayores, pero, era pronto para pensar en Rossy. La niña sentía verdadera curiosidad por todo el misterio que rodeaba a su familia, y guardaría sus preguntas solo para su hermano Luciano y claro, sus padres, quienes siempre podrían decirle las cosas que ella pudiera comprender.
En cuanto las horas fueron pasando y con esta la cena de la familia Felicce, Viena se encargó de darle las buenas noches a su hija, quien en su cama se hacia la dormida. La señora de la casa italiana estaba ligeramente preocupada, el fututo le daba miedo, y al escuchar las palabras de Massimo, aun mas, por ningún motivo, ella quería que Rossy estuviera involucrada en el mundo de la mafia, menos que la casaran con alguien que también formara parte de este. Viena sabía muy bien que, su vida no podría cambiarla, jamás, porque, desde el momento en el que se casó con Frederick, acepto la vida que este tenía detrás, sin embargo, aún había tiempo para que Rossy tuviera una vida normal, lejos de los problemas, los conflictos y demás cosas las cuales podrían poder en peligro su vida como tal. En cuanto a Frederick, no le gusto para nada el comentario de su quinto hijo, es cierto que Alessandro tomaría el cargo de jefe algún día, también era cierto que, las decisiones que tomen, deberán ser obedecidas por todos sus hijos y los subordinados, él, como hijo mayor y heredero directo, debe mantener la paz, el orden y la gloria del apellido familiar, como también, debe respetar a los miembros de la misma, y, que este intentara liberarse de su hermana dejándola en manos del primer bastardo que prometa cuidarla. No podría permitirlo, su querida hija, la luz de sus ojos, ella debería empezar a sobrevivir en este cruel mundo, en donde, las mujeres deben ser más fuertes que los hombres, en donde tienen que valerse por sí mismas. Tenía que pensar a toda velocidad, y por esto, es que necesita a su segundo hijo, Francesco.
En la habitación de Rossy, la niña de rojos cabellos abre los ojos, una vez se da cuenta, de que su madre ya no está. Se levanta de su cama y camina de un lado hacia otro, las palabras de su hermano Massimo no dejan de resonar en su mente, ¿Sera que acaso su hermano Alessandro la odia y por eso quiere casarla a la fuerza? Para Rossy, que era una infanta de siete, casi ocho años, esto era algo que podía comprender bastante bien, pese a que el mundo adulto es más complejo de lo que parece, sabe desde muy joven, que la idea de que alguien más mande en su vida le causa irritación, sin mencionar que este carácter, es algo distintivo de su padre, en cambio, su madre es más observadora y calculadora. De todos modos, tiene que hacer lo que sea para impedir que su hermano haga con ella lo que quiera. Si quería despistar a sus hermanos sobre sus verdaderos sentimientos y emociones, debe darles una imagen falsa. Hace muchos años, pudo escuchar a su padre hablar sobre lo importante que era tener aliados. ¿Ella los tenía? Tenía a su madre, que es decir mucho, también a su padre, el más importante, y su hermano Luciano, quien, hasta el momento es quien se ha mostrado más comprensivo, también, es el que mejor le cae de sus cuatro hermanos mayores, al menos, los que conoce. Los demás, ni siquiera los recuerda, de no ser porque hay fotos de ellos, jamás podría imaginarse de como lucirían.
Por ahora, mantenía un bajo perfil lleno de apariencias, tendría que esperar a crecer y ser, alguien distinta a lo que quieran los demás.