El mismo día Palacio de San Petersburgo, Rusia Radu Es innegable que siempre me he considerado un apreciador de la belleza femenina, y quizás algunos incluso me etiqueten como un casanova empedernido. No obstante, debo admitir que nadie antes había logrado provocar en mi corazón la vibración que Anastasia, mi Duquesa, desencadena. Su mirada desafiante, su pose altiva, todo en ella me ha cautivado de una manera que jamás experimenté. Nunca pensé que una mujer pudiera desafiarme de esta manera, estimulando y acorralando mi corazón de una forma tan intensa. Por primera vez, la razón se desvanece ante la poderosa presencia del amor. Sí, es amor, no hay otra palabra que pueda definir lo que Anastasia ha desatado en mí. No se trata solo de deseo, sino de perderme en sus miradas, embriagarm