Mi día mejoró de manera increíble luego de aquel encuentro con Valeria. No dejaba de sonreír y me reía porque aquel encuentro fue muy raro, como siempre. No sé quién estaba más loco, pero creo que al menos vibrábamos en el mismo sentido. ¡Me mordió! ¡Es que aún no lo creía! Obvio que me lo gané, la besé a la fuerza, era de esperarse que ella hiciera eso, pero…hubiera sido más épico y placentero si ella correspondiera al beso. Por ahora tenía que conformarme con una mordida. Sobre mi cama, solo pensaba en ella, en su oficina, sus cosas, su voz, incluso su silla, su trabajo, su vientre, sus dientes mordedores, aquella figura en su repisa, sus palabras. Sus ojos. Mi lengua recorría aquella marca en mis labios, eso lo hice durante todo el día, recordando el sabor de los suyos, tan