Dos semanas.
Ese era el tiempo que había pasado desde que vi a Valeria. Y aunque quise llamar, agendar una cita con ella, aparecerme en su oficina, no lo hice.
Había algo…que me impedía acercarme todavía a ella y que me obligó a esperar.
Esperar para verla, a pesar de la ansiedad y la desesperación que me invadía al saber dónde estaba y no verla.
Dudas. Mi mayor enemiga.
Las dudas.
Tenía muchas dudas de demasiadas cosas.
La había llamado antes de llegar a mi oficina, pero ella no respondió. Esperé media hora y luego le volví a marcar, y como tampoco respondió, fui hasta allí.
Pero Valeria no estaba.
Su oficina estaba vacía.
Sé que este era su horario de trabajo, por lo que me extrañaba que ella llegara tarde.
Tuve mucho tiempo para ver todas sus cosas, sentarme en su s
