Arden de brazos cruzados, apoyado en el capot de su auto suspira pasando ambas manos por su cabello... Hace pocos minutos que la luz de la ventana que da a la habitación de Blaire se apago y ya no puede disfrutar de su silueta tras la misma. —¿Cuidando a la niña?— El jefe lo sorprende. Arden suspira aun apoyado en el capot de su auto. —¿Espiando a tu favorito?— Se burla. El jefe sonríe y chasquea la lengua dándole la razón con una risita simpática en sus labios. —Quizás sí... O quizás no, sólo pasaba por el mundo de los humanos para ver que tan bien iban las cosas.— Murmura poniéndose frente a él. —Ya lo creo.— Mueve su cabeza a un costado. No hay nadie en la calle en dónde están estacionados, y así está la misma desde que dejó a la pelirroja en la puerta de su departamento...