Braian. —Yo... —se estruja las manos con fuerza, hasta tiembla—. No sabía donde buscarte fuí a tu casa y no te encontré, no sabía si venir o no pero quería hablar contigo. —Si. —miro a todos lados y Ester me apunta la sala privada para que vayamos ahí—. Ven, vamos a hablar acá. —nervioso corro la silla así se sienta y yo a su lado—. Ivi... Dios santo ¿Dónde estabas?. —Me fuí donde mi abuela. —agarro sus manos y mis lágrimas comienzan a caer de impotencia y de liberar toda la tensión que tuve estos meses de no saber nada de ella—. Braian debía decirte y sé que ya habiamos hablado de esto y que no querías, pero... Vine a ver que querías hacer. —corro la silla y me arrodillo apoyándome en sus piernas—. ¿Braian? Puedes tomarte tu tiempo no hace falta que lo decidas ahora, piénsalo y me avis