Capitulo 1
Braian.
Miro hacia la calle viendo a la gente pasar, bufo porque siento que mi vida va a ser en solitario, porque no creo que una mujer soporte este tipo de trabajo, he visto al correr de los años como matrimonios o noviazgos se iban a pique, como todo se destruye en una familia, en como las personas se van volviendo infelices por este trabajo, ojalá fuera tan fácil decir, dejo esto y hago otra cosa, pero hay personas como yo, como Martín y muchos más, que sentimos que nacimos para esto, y por más que sepamos hacer otras cosas como para ganarnos la vida, no saldríamos de esto, estamos metidos hasta el moño.
—¿Qué hacemos en la noche?. —salgo de mis pensamientos cuando la escucho.
—¿Vamos a tu casa?. —miro a mi compañera guiñándole un ojo.
—¿Así después te vas sin siquiera decir nada?. —paramos en la cafetería que siempre visitamos porque nos hemos recorrido todas y quedamos con esta.
—¿A qué me voy a quedar?. —me bajo hastiado, ya que ella maneja bajo enseguida—. Ya tuvimos esta charla Yise.
—¿Pero estamos así hace cuánto Braian?. —meto las manos en los bolsillos del pantalón mirándola—. Nunca te quedas o me dejas quedarme.
—¿Sabes qué?. —rodea el auto viniendo hacia mí, pero alzo las manos—. Tengo mucha hambre así que entro. —cuando entro me choco con una chica.
—Uuyy, disculpe no lo vi. —sonríe y solo la miro, quedo de piedra encandilado por sus ojazos azules y tristes, alza las cejas sonriendo—. ¿Permiso?.
—Mmmjjj... Sí, discúlpame no me di cuenta. —rascándome la cabeza me voy a sentar y mientras miro la carta Yise se sienta frente a mí, pero no dejo de leer lo que voy a pedir—. No quiero hablar sobre lo de recién.
—No iba a decir nada. —sigo leyendo así pido algo distinto a lo de siempre.
—Buenos días. —quedo totalmente quieto cuando oigo esa voz ¿Qué me está pasando?—. Mi nombre es Ivana y les voy a tomar el pedido. —alzo la cabeza lentamente así la miro, prepara la lapicera asintiendo cuando me mira.
—Yo quiero Waffles salados, dos. —no logro parar de hablar porque estoy pidiendo lo de siempre al final—. Un café n***o y una ensalada de frutas.
—Bien. —termina de escribir rápido—. ¿Y usted señorita?. —suelto la risa y Yise por abajo de la mesa me patea con fuerza haciendo que gema.
—¿Qué haces?. —la chica nos mira sin entender.
—Quiero lo mismo que él.
—A penas este se los traigo. —se va y ahí subo la pierna así me sobo en el lugar donde me dió el patadon.
—¿Qué te pasa loca?. —me rio con ganas cuando le veo la cara que pone—. Si supiera que eres más vieja que todos acá.
—Vieja tu abuela idiota.
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Pasan unos días en donde me he vuelto un cobarde cuando siempre que una mujer me pareció atractiva la encaré y aclaré mis intenciones, pero con ella no he podido, desde mi lugar miro todos los días a Ivana, ella ya no se presenta donde nos ve a diario, a veces vengo solo donde vengo aun cuando no estoy trabajando y otras con Yesi por nuestros horarios de trabajo y porque es mi compañera. Siempre está sonriente y amable, debes en cuando algún golpe en su cara que intenta tapar con maquillaje y otras veces con los brazos marcados hasta su cuello, pero su sonrisa no se borra, cuando la veo así me dan ganas de darle un abrazo diciéndole que no tenga miedo de nada, que yo la protejo, y que aquel que la está lastimando nunca más lo va a volver a ver, pero como dije, me he vuelto un cobarde, porque no puedo hacer nada más que mirarla, es blanca, blanca como un papel, su pelo rubio natural y sus ojos azules, aunque en cierta luz se vuelven verdes, es pequeña, no debe medir ni un metro sesenta, pero si carga con unas curvas de infarto aún para lo delgada y chiquita que es, por lo poco que es visto tiene un culazo del demonio y soy un hombre de culos.
—Buenos días. —la miro a los ojos serio, cuando no digo nada la mira a Yise y de nuevo a mí—. ¿Lo mismo de siempre?.
—¿Qué me recomiendas?. —Yesi me patea por debajo de la mesa pero solo miro a Ivana y su hermosa cara que me tiene babeando.
—Bueno... —sonríe acomodándose el pelo detrás de la oreja muy tímida—. Mis gustos no son como los de usted.
—Te escucho. —guío mis manos a mis piernas fregándolas y mi corazón late como loco al ver que sigue ese acto tal como esperaba que lo haga—. ¿Qué pedirías?.
—Mmm... El omelette de hoy está muy bueno. —se chupa los labios desviando la mirada de mis piernas o entre pierna la verdad que no sé que mira, pero sus mejillas están rosadas—. Tiene cebolla, tomate, jamón y queso... Con un café suave y un jugo de naranja.
—Quiero eso. -—mordiendo sus abundantes labios anota en la libreta, como que quiere ocultar su sonrisa, pero no puede igual que yo, no puedo dejar de verla fijo comiéndomela con la imaginación.
—¿Señorita?. —se mueve nerviosa, lo sé, mi experiencia me lo dice claramente.
—Lo mismo de siempre.
—Ya se los traigo. —la miro irse sonriendo y Yise se ríe distrayéndome
—¿Qué?.
—No me digas que te gusta esa pibita. —apunta con el pulgar hacia atrás mientras se carga con los antebrazos en la mesa.
—Carne fresca viene bien Yise. —lo digo aunque sé que es ofensivo, pero quiero que entienda algo que no va a entender, se enoja, pero no dice nada—. No somos nada ¿Por qué te enojas? Habíamos hablado ya de esto y muchas veces... Cuando a mí me interese alguien chau, se terminó todo y lo mismo contigo.
—¿Te interesa esa nena?.
—¿Acaso no lo he dejado claro?. —asiente seria, se tira hacia atrás mirando hacia afuera—. ¿Qué te enoja?.
—Me enoja que coqueteas con ella delante mío... Ósea, un poco de respeto Braian.
—Ve a otra mesa entonces. —le apunto todo el café donde hay muchas mesas vacías.
—Voy al baño. —la miro irse muy desanimada, negando agarro mi celu hasta que vuelve.
—Disculpa por lo que dije de carne fresca. —me revuelve el estómago verle la cara de amargura por mis palabras—. Eres hermosa Yise, pero del primer momento dijimos que solo sexo.
—Ya lo sé... Solo que a veces me molesta un poco. —se friega la frente incómoda—. Me haces sentir vieja... Sé que soy más grande, pero tampoco para que lo andes diciendo como si tener mi edad fuera el fin del mundo.
—Perdón no lo vuelvo a hacer.
—Su pedido chicos. —deja todo media incómoda y veo una mano marcada en su ante brazo, se lo veo donde se sacó la campera, se va y no puedo dejar de mirarla.
—Debe ser el novio que la maltrata.
—¿Tu crees?. —tomo café sin dejar de seguirla con la mirada.
—Es hermosa esa piba, debe tener novio. —me revuelvo en el asiento porque de solo pensarlo me da rabia.
—Seguro.
Ando todo el día serio y medio malhumorado, bueno, en realidad malhumorado completo porque todo me cae mal y todo es llegar al choque, Yise no dice nada, solo se mantiene en silencio porque ya me conoce que cuando me pongo así no se me pasa con nada, solo con los días me voy enfriando.
A la tarde vamos a la base y me gano en mi escritorio a hacer el papeleo diario, tardo más de la cuenta por mi enojo y por una pequeña mujercita que ronda en mi cabeza, jamás una mujer me interesó de esta forma, jamás una mujer se me metió entre ceja y ceja por tanto tiempo. Llevamos tres meses en los que vamos al café a diario y son los mismos en que no logro dejar de pensarla, y eso que solo sé su nombre nada más y eso me da un pánico terrible porque me digo que si algún día la tengo, ¿podré soltarla?, porque si con solo mirarla me tiene así no me quiero imaginar si me toca o la tocó.
—¿Braian, nos juntamos?. —niego pasándome las manos por el pelo.
—Tengo cosas que hacer y aún no termino el informe. —se sienta en mi escritorio, me cruzo de brazos esperando a que hable.
—¿De verdad esa pibita te gusta Braian?. —alzo las cejas y sonríe—. Invitala a salir y te sacas la duda ¿No eres tan macho pulenta sin cara que le haces frente a cualquiera?.
—Deja de decir pavadas quieres. —me da una carpeta y la miro sin entender—. ¿Qué es esto?.
—La investigué. —lo agarro, pero no lo abro—. Sacate las dudas.
En mi casa me paso el fin de semana mirando la carpeta y no me animo a abrirla porque siento que no es correcto.
Vivo solo, no tengo familia alguna, mi mamá murió cuando tenía quince y ya estaba en el ejército, nunca supe quien es mi papá y no conocí a la familia de mi mamá, ya que cuando se embarazó de mi la echaron de la casa y como pudo me crió, aunque si me viera ahora se enojaria mucho conmigo.
Vuelvo al trabajo en silencio casi ni hablo con Yise, no pude entrar al café porque no tengo pelotas para encararla así que vengo ansioso de verla.
—Ivana. —los dos miramos a Yise cuando la nombra a penas entramos al local.
—¿Si señorita?. —viene sonriendo pero con duda.
—Él es mi compañero Braian. —niego matandola con la mirada, Ivana me mira sin entender y le sonrío tomando valor porque que haga esto Yise me pone como un maricon.
—Señorita, me gustaría invitarla a salir. —se pone roja de inmediato, quiere hablar pero no puede, abre y cierra la boca y yo me rio nervioso ya alejándome para salir rajando de acá—. Si no quiere esta bien.
—Si... Me gustaría. —paro de moverme mientras siento que vuelvo a respirar, me estaba ahogando en la vergüenza, que idiota—. Salgo a las cuatro de la tarde.
—Bien. —me paso las manos por el pantalón donde las tengo transpiradas—. A las cuatro estoy acá. —se va apurada y Yise se ríe.
—Parecia que te iba a dar un ataque. —me seco la frente negando—. Nunca te vi así de nervioso con una mujer. —no digo nada porque no puedo hablar—. Intenta ser suave con ella, no se ve con mucha experiencia.
Paso el dia nervioso, ella realmente es hermosa que me llega a encandilar y ponerme estúpido, por mi experiencia con las mujeres no soy feo, pero cuando me conocen soy el ser mas despreciable con el que se han topado solo porque les voy con la verdad, no las quiero mas que para un rato en la cama, la mas que me ha durado es Yise, pero en medio pasaron otras mujeres, y no sé si ella me gusta de gustar o es calentura de lo buena que esta, si se da algo mas que esta cita lo voy a saber.
Llego a las tres y media al cafe, más bien me bajo del auto a las tres y media porque al mediodía me vine al café a esperar a que se haga la hora de la cita, me siento y ella atiende colorada al máximo, me río negando por eso porque yo estoy igual de nervioso.
*****
Ivana.
—Bueno. —me miro al espejo dándome ánimos—. Fuerzas Ivi fuerzas. —salgo y lo veo esperándome desde hace mas de medía hora, me acerco temblando donde es la primer cita que acepto—. Ya terminé mi turno. —me mira asintiendo, se para y no sabe que hacer con las manos.
—Vamos. —respira hondo llevando una mano a la nuca, es muy tierno la verdad—. ¿Vamos a dar una vuelta?.
—¿Tomamos algo acá?. —alza una ceja asintiendo, nos sentamos y es medio bastante incómodo—. Me gustan las cosas de acá.
—¿Segura?.
—Tendrías que estar tranquilo que una empleada coma de acá. —agarro los escarbadientes jugando con ellos—. ¿Da buena espina no?.
—Es verdad. —viene mi compañera a pedir lo que queremos, divertida me mira.
—¿Qué van a pedir?.
—Yo quiero una chocolatada con unos muffins.
—Bien... ¿Usted?.
—Café n***o con frutas. —anota todo mientras se va a pedirlo y lo miro nerviosa.
—Y bien... —dejo los escarbadientes en el lugar intentando relajarme—. ¿Eres policía?.
—Asi es. —lo miro como esperando a que diga algo más pero le está costando más que a mi parece—. ¿Y tu qué haces?.
—Trabajo acá de mañana y ahora a las cinco entro a trabajar a una casa.
—¿Vives sola?.
—Con mis papás... Los ayudo, son tiempos difíciles. —miro mis manos temblando—. ¿Solo policía? Vienen muchos policías y sé que algunos hacen seguridad y eso.
—Solo policía. —entrelaza las manos mirándome fijo—. La mayoría hace eso cuando tienen familia y yo no tengo, soy solo, no me hace falta.
—Aaa. —mas me alegra al saber que es un hombre libre de todo, no quiero ser mala pero hoy en día parece que no hay hombres sin hijos y encontrar uno es un milagro—. ¡Que bueno! Puedes descansar entonces.
—Hay veces que trabajo demasiado, hay veces que paso muchos días ahí, una vez no fui a mi casa como por cuatro días.
—Woouuu... Un montón. —suena mi celu y miro que es el marido de mi mamá que me mandó una foto donde estoy con Braian, ósea una foto de ahora mismo, miro hacia afuera y está al frente parado apuntando el celular.
—¿Pasó algo?. —mis lágrimas se asoman y tiemblo de miedo.
—Debo irme. —saco plata de la cartera y la dejo en la mesa bajo su mirada de confusión, me paro pero no avanzo cuando me agarra la mano—. Por favor no me toques.
—¿Hice algo fuera de lugar?. —me suelta de inmediato.
—No... Mi papá vino por mi y no le gusta que hable con nadie. —frunce las cejas medio como que no lo cree, pero hago el intento de sonreír—. Perdón... Otro día será si es que quieres. —salgo caminando lo mas rápido posible, cruzo corriendo la calle para quedar frente a él que me agarra del brazo apretando con fuerza hasta hacerme doblar las rodillas del dolor—. Aaayyy.
—¿Quién es ese?. —me acerca hablándome a la cara de cerquita—. ¿Te andas haciendo la atorranta?.
—No... No, me estaba ofreciendo trabajo.
—¿En dónde?.
—En un radio taxi. —afloja un poco a medida que hablo—. De operadora y estábamos hablando del sueldo. —me suelta y mis lágrimas caen—. Debo ir a trabajar.
—Ve y que no te vuelva a ver con otro.
—Si.
Camino apurada mirando el suelo mientras me sobo el brazo, siempre aparece así y no puedo esconderme de él, a donde voy él está y con quién sea que hable lo sabe dándome así unas palizas terribles porque lo desobedezco.
Paso el día avergonzada porque estoy más que segura que Braian vió todo, en mi casa como cada noche debo abrazar a mis hermanos mientras oímos como le pega a mi mamá para tener relaciones, mis lágrimas caen de impotencia y dolor ya que no puedo hacer nada, ella no quiere ponerle una denuncia, solo se queda callada soportando todo.
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—¿Les tomo el pedido?. —no puedo mirarlos pero de reojo veo que él mira hacia afuera ofendido por plantarlo.
—Lo mismo de siempre. —voy a la mesada a preparar las cosas en silencio.
—Otra vez te golpeó la cara... Es un maldito Ivi ¿Cuándo vas a hacer algo?. —miro a la dueña sonriendo.
—No pasa nada, en unos días se va. —me agarra las manos poniéndome nerviosa.
—Él... —se acerca susurrando—. ¿Él abusa de ti Ivana?.
—Nooo. —alejo las manos enseguida—. ¿No, qué dices?.
—No es tu papá... Y ningún hombre actúa así como él si te considerara su hija. —trago duro negando.
—Él no abusa de mi, solo que me golpeó por defender a mi mamá nada más.
—Bien... Cuando necesites ayuda me la pides.
—Listo pedido doce.
—Gracias. —voy a dejar las cosas a la mesa de Braian así ya no hablamos más.
—Ivana. —miro a la chica que frunce las cejas mirándome la cara—. ¿Qué te pasó ahí?.
—Un golpe. —intenté taparlo pero se que no lo logré—. Si necesitan algo mas me avisan.
Paso mi turno atendiendo a las personas con mi mejor cara posible, la gente no debe cargar con mis problemas por eso sonrío, aunque por dentro este muriendo.
A la tarde me voy a mi trabajo de limpieza caminando lento, no quiero ir a mi casa por eso salgo de uno y me voy al otro, y sinceramente prefiero ir a mi casa a dormir, bueno, a proteger a mis hermanos porque hace años que no duermo bien, siempre con miedo y temerosa.
—Ivana. —me giro viendo a Braian, abro grande los ojos cuando cruza la calle corriendo—. Te acompaño.
—No... Vete por favor. —camino apurada y sus pasos los oigo atrás mío—. Por favor vete.
—Dejame acompañarte, quiero que hablemos.
—No. —miro hacia todos lados desesperada sintiendo que en cualquier momento aparece.
—Te había pedido una cita y te fuiste... Me la debes. —paro en seco girando—. ¿Por qué lloras?.
—Por favor. —estiro las manos cuando quiere acercarse—. No me sigas más, no va a salir bien esto.
—¿De qué hablas?.
—Ivana. —hago puchero y pego un grito cuando me agarran de los pelos de atrás, estiro mis manos agarrándolo de su brazo para sostenerme y no tire demasiado, y Braian tambien se viene encima de él.
—¿QUÉ HACES? SUÉLTALA.
—No te metas pendejo.
—Aaahh noooo. —tira tanto que caigo de culo, pero me vuelve a levantar de los mismos pelos.
—¡QUÉ CARAJO, SUÉLTALA!. —le da un golpe en la cara alejándolo un poco pero aún así no me suelta y siento que voy a quedar sin pelos.
—Es mi hija no te metas. —camino agachada hasta que queda quieto, me suelta de la nada, me enderezo lentamente viendo a Braian apuntándolo con un arma—. ¿Que haces?.
—Ivana ven. —niego llorando.
—Soy policía... Soy policía y puedo ayudarte Ivana.
—Ve al auto.
—Si. —voy al auto y él atrás, cuando llegamos a mi casa me agarra a golpes como si fuera otro hombre, me pega sin piedad.
—NOOOO DÉJALA... DÉJALA ¿QUÉ HIZO?. —escucho los gritos de mi mamá y mis hermanos lloran, pero me hago bolita en el suelo, cuando se cansa me hace mirarlo.
—¿Así que andas calentando tipos?.
—No. —me aprieta tanto la cara que siento que me va a quebrar los dientes—. No hice nada.
—Yo te voy a enseñar. —me arrastra de los pelos hasta mi habitación y mi mamá le da con un jarrón en la espalda y ahí va por ella.
—ESCAPA IVANA... VETE.
Corro como loca por las calles, si él me agarra sabrá Dios que me va a hacer, no es la primera vez que me amenaza con abusar de mi, ya lo ha hecho muchas veces y mi mamá me salva, pero ella se lleva la bronca.
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1° Mudo.
2° Malo.
3° Bueno. *