Unos días después Anadolu Kavagi, en las cercanías de Estambul Burcu Aquel día de la visita de Zeki en mis aposentos, me encontraba sumida en una mezcla de rabia, temor, frustración y confusión. Su atrevimiento de espiarme, o más bien, cuidarme, me molestaba. Pero como mencioné anteriormente, dejé de ser una niña y me convertí en una mujer capaz de tomar mis propias decisiones, ya sean acertadas o equivocadas. Estoy dispuesta a enfrentar las consecuencias de mis acciones. Entendía las intenciones de Zeki, ya que de alguna manera estaba cumpliendo una promesa hacia mi madre al cuidarme. Además, su lealtad hacia el sultán era evidente, dado que es un político y un guardián de la estabilidad del imperio. Mis acciones están directamente relacionadas con el futuro de la dinastía turca y la