—¡Mein Yin, Xiao Ba! —su madre al verlos entrar corrió hacia ellos y se acercó al joven Xiao Ba para abrazarlo, tomo sus brazos y los reviso y noto heridas algunas profundad mientras que otras nada graves.
—¡Hijo mío! ¿Qué te hicieron? ¿Esto lo hizo mi hermano?
Xiao Ba tomo las manos de su madre y las suavizó con sus ambas manos para calmarla. —Madre estoy perfectamente bien, esto fue porque me caí con el caballo en una carrera el cual gane. —contestó el joven muy orgulloso de si mismo.
—Xiao Ba sabes que odio las mentiras, dime la verdad… sé que tu Tío ha estados bajo presión por eso puede que actué de manera muy extraña pero si él te hizo eso yo me encargare.
—Madre… no tienes que preocuparte, enserio no le ocurrió nada grave y el Emperador tampoco se excedió. —le dije a mi madre la ver su gran preocupación por mi hermano, en cual sea de los casos no podíamos preocuparla o su enfermada empeoraría.
Xiao Ba respondió con una sonrisa de oreja a oreja dibujada en su rostro, su madre no muy convencida dejo el tema pasar por su bienestar, al mimos tiempo que recordó un dato importante pasar sus hijos. —Su padre llego esta tarde, les sugiero que vallan y saluden.
Nosotros nos miramos de reojo y nos despedimos de mi madre cada uno con un beso en su mejilla y una pequeña reverencia, nos dirigimos a su despacho y para eso tuvimos que pasar por el jardín principal de la mansión, cruzamos el puente que conectaba de un lado a otro y durante el camino que fue inevitable discutir quien le contaría a nuestro padre sobre lo ocurrido hoy.
—¿Y bien? ¿Quién le dirá?
—Yo no le diré nada. —respondió Xiao Ba
—Ja tú fuiste quien casi rompe las reglas, ¿qué, le tienes miedo? —pregunto Mein Yin maliciosamente
—Por supuesto que no, es solo que… pienso que no es necesario.
Al llegar nos encontramos con el guardia personal de nuestro padre a la entrada de su despacho, el guardia hizo una pequeña reverencia a mi hermano. —Saludos, segundo hijo de la casa Mein. —luego se dirigió a Mein Yin e hizo otra reverencia. —Saludos Yin.
Nosotros aceptamos su saludos a lo cual también correspondimos. —Hiu Shy, vinimos a saludar a nuestro padre.
—Su padre en estos momentos está ocupado con asuntos del estado, apenas llego el Emperador le ordeno ponerse al corriente.
—¿Ha hecho eso desde que llego? —Pregunto Xiao Ba
Hiu Shy negó con la cabeza. —Cuando llego, paso la tarde con la señora hasta el almuerzo, después de comer, se retiró a su despacho. —Hizo una pausa corta para tratar de pensar.—¿Apropósito, que les sucedió esta tarde?
—¿Porque la pregunta?
——Disculpen mi atrevimiento, pero los guardias imperiales vinieron hasta acá con el erudito Thao por ustedes y según su expresión era muy urgente. La señora estaba muy preocupa sobre todo porque no les habían dicho el motivo por el que los buscaban.
—Ah... Eso. —respondió Xiao Ba. —La verdad nosotros tampoco sabemos porque tanto escándalo, solo nos preguntó por el informe mensual. —respondió.
Hiu Shy escucho y razono. —Pero… ¿del informe mensual no estaba encargado el señor Wu, porque les pregunto de tal asunto?
Mientras hablábamos una voz gruesa que provenía de adentro interrumpió nuestra pequeña y sigilosa charla. —Hiu Shy, dile a mis hijos que entren.
Al terminar Hiu Shy respondió. —Si amo. — Nos abrió paso y entramos al despacho, y justo al frente estaba nuestro padre, sentado revisando sus asuntos importantes sobre la mesa, era la imagen más representativa que tenemos de él; nos paramos justo al frente e hicimos una reverencia, ambos estábamos emocionados, teníamos dos semanas que no lo veíamos y a diario nosotros cuatro lo esperábamos en la entrada de la ciudad, ya que para nosotros cualquier día él podía llegar; y por fin estaba aquí, sentado en su despacho como era la costumbre, haciendo lo que mejor saber que era leer los manuscritos, o poesía o se ocupaba de su trabajo. Traía su ropaje de color azul cielo con sus bordes de color blanco perla, el conjunto perfecto.
Para nosotros el no solo era nuestro padre, también era nuestro héroe. Mientras leía en su escritorio nosotros saludamos, nos quedamos arrodillado rostro a tierra. —Saludos padre. —Al terminar nos dirigimos a él y cada quien se sentó a su lado, yo en el lado izquierdo y Xiao Ba en el lado derecho.
Después de unos minutos de solo guardar silencio Hyung su padre hablo. —¿Qué tanto me miran muchachos?
—Padre… no se… creó que estas un poco más alto que la última vez que te vimos. —vacilo Xiao Ba que con su mirada enfatizaba el rostro de mi padre asiendo que se distrajera de su progreso
—Xiao Ba solo estuve ausente dos semanas ¿no entiendo como pude cambiar en dos semanas?
—Bueno es que en dos semanas son muchas cosas las que pueden pasar ¿no crees padre?
—¿Padre que haces? —pregunte mirado su trabajo sobre la mesa
—Parecen ser manuscritos. —respondió Xiao Ba tomando como muestra una hoja con muchos caracteres para observalos más de cerca.
—Así es, son los manuscritos del maestro Hiu. —respondió Hyung
—¿Maestro Hiu? ¿Que no había muerto hacen como 20 años? —pregunto Xiao Ba.
—Si murió por amor. —respondí expresando mi inconformidad por el antiguo suceso. —Que ridículo morir por amor, ni siquiera por honor. —reproche llevando mi mirada nuevamente a su escritorio y vacilando con el roce de cada hoja.
—Claro lo dices porque eres de hielo. —respondió Xiao Ba mirándome y luego rodo sus ojos a otro lado, volvió a mirar los manuscritos y se dirigió a mi padre. —¿Morir por amor o por honor? ¿Qué dices padre?
Su padre en silencio dirigió su mirada hacia su escritorio justamente donde estaban aquellos manuscritos escritos perfectamente con mucha delicadeza dignos de admirar, hizo una pausa antes de contestar y luego se dirigió a Xiao Ba. —Yo creo que cuando llegue el momento lo sabremos.
Yin hizo una mueca no muy contenta con la respuesta y siguió. —Pero padre ¿cómo supo el maestro Hiu que era lo correcto? —insistió.
—Porque es un instinto Yin. —respondió Xiao Ba. —Como dice papa, cuando llegue el momento lo sabrás porque se convierte en instinto.
—¿Instinto? Xiao Ba los instintos fallan de vez en cuando ¿entonces cómo puedes basarte y confiar en un simple instinto?—seguí argumentando.
Xiao Ba comenzó a desesperarse y seguir en contra de los argumentos de Yin hasta que su padre los interrumpió.
—¡basta!