—Mi señor.
—Habla rápido ¿Para qué me invocaste? —contesto aquel ser de forma fría e intimidante, su voz sonaba como un estruendo como si se tratara de una fuerza superior aun así aquella voz no causo temblor en el cuerpo de aquel joven postrado, quien al escuchar su respuesta asintió y se levantó y así quedo a la par de su Amo
—Tengo noticias de la última Portadora. —Aquellas palabras lograron captar la atención de su Amo. — ¿Que dijiste?
El joven dibujo una sonrisa con la línea de sus labios y completo su pedido. —Encontré a la Portadora del Invierno.
Aunque tal noticia era melodía para sus oídios aun habían ciertas dudas dentro de su cabeza, asique decidió interrogar al joven para averiguar más. —¿Estás seguro?
El joven asintió. —Muy seguro, yo mismo la vi. —Comenzó a explicar. —La ubiqué en la capital, en la segunda casa noble y adopto el nombre de Mein Yin, al parecer es aprendiz para ser agente de los que siguen al Emperador.
El hombre espero unos segundos mientras pensaba en un nuevo plan, pero al parecer encontró inconformidad en aquella noticia tan reconfortante. —¿Qué más averiguaste?—pregunto impaciente.
El joven procedió a responder. —Hm…es una persona común, como las otras, sus poderes aún están dormidos e incluso los que había desarrollado en el Clan ya no los usa, la estuvo mirando más de cerca y pudo ver que el qui que había usado se durmió también igual que los otros, hasta me atrevo a suponer que ni siquiera sabe que los tiene, sin embargo es muy inteligente y hábil es capaz hasta de derribar a un soldado entrenado en batalla, supongo que es algo bueno, ¿quiere que mande a unos hombres para vigilarla?
—No tan rápido. —El amo se quedó en silencio y segundos después el joven interrumpió — ¿Sucede algo Amo?
El hombre salió de sus pensamientos y reacciono. —Es mejor no precipitarse.
—Disculpe Amo… ¿Pero a que se refiere?
Aquel hombre respondió su pregunta con claras instrucciones. —Necesito que te quedes, pero no en la capital, así que lo harás en el monte Wanji, allí te estará esperando uno de mis fieles aliados en compañía con otros hombres del clan, quiero que esperes allá hasta mis próximas instrucciones.
El joven se arrodilló para hacer una reverencia y así aceptar las ordenes, cuando bajo su cabeza un cortina de humo densa cubrió la imagen puesta delante el desapareciendo aquel misterioso hombre de capa negra.
El joven se levantó cuando no vio aquella figura más, espero unos minutos no muy largos hasta que otra figura pero femenina apareció de entre los árboles, al llegar hasta el punto donde se encontraba el joven comenzó a descender del aire lentamente hasta tocar el suelo con la punta de sus botas.
El joven hizo una pequeña reverencia con la cabeza y la mujer también correspondió con otra.
—¿Le distes tus noticias al Amo?
—Acabamos de tener un pequeño encuentro hacen unos minutos atrás.
—Perfecto, entonces podemos acabar con los planes.
Antes de marcharse la mujer observo en el rostro de su hermano que había ciertas dudas sin aclarar, por ende se quedó para averiguarlas. —Si tienes dudas al respecto mejor sacalas ahora.
El joven se retractó pero Han, la mujer, insistió, el joven terminó aceptando compartir sus dudas con su hermana. —Han, es solo que todo esto me parece muy extraño ¿no te parece?
—¿Extraño? ¡Puedes hablar más claro!
—Me refiero a que todo está demasiado tranquilo ¿no estamos en la fecha en que según Las Portadoras debieron haber despertado?
—Ayún, nadie sabe el tiempo exacto que dicta la Profecía.
—Creí que el Amo estaba al tanto.
—Creíste Mal, el Amo está actuando según una visión, pero las visiones fallan así como falla el tiempo, solo el Rollo Sagrado determina y dicta.
—A eso me refiero Han, tampoco hay señales del Rollo Sagrado.
—Ayun, no tienes por qué preocuparte de esas cosas, no te corresponde a ti hacerlo, tu deber es con el Amo y obedecer cada orden que venga de él.
Ambos jóvenes esperaron unos minutos más bajo las sombras del aquel inmenso bosque, ninguno quiso darle más vueltas al asunto por ende decidieron aprovechar los minutos que les quedaba mirando despejado cielo desnudo.
—¿Qué piensas hacer después de esto? —pregunto Ayun.
—¿A qué te refieres?
—Me refiero a que… ¿Qué harás cuando todo acabe?
—Supongo que… lo mismo que todo el mundo.
Ayún la miro a los ojos esperando la próxima frase, pero Han no la dio, solo siguió mirando el hermoso cielo oscuro despejado, la luna apuntaba a su punto más alto completamente llena; de repente una ráfaga de viento cubrió el inmenso bosque, los arboles más altos y firmes de bailaban al compás del ímpetu viento asiendo que las hojas más viejas cayeran, luego nubes dispersadas cubrieron los alrededores la luna evitando la increíble vista al cielo nocturno.
Han sintió la violenta brisa fría rozar su cara y penetrar las esquinas débiles de ropa, sintió el cambio bruza de ambiente al sentila rozar y erizar su piel.
—Este clima da asco, hacen unos minutos estaba tranquilo y ahora miralo, parece que se aproxima una tormenta. —contesto el joven tensando sus músculos.
—No es solo una tormenta. —Han sabía lo que significaba tal acción, sabía que no era una simple tormenta, sabía que no era solamente un tonto cambio climático. Miro la luna que cada segundo que pasaba brillaba con más intensidad en conjunto con la ímpetu brisa que corría a más velocidad, recordó aquella cruel escena donde algo tan hermosos venía con fríos castigos y le sugirió a Ayun marcharse, el joven acepto y fue el primero en retirarse.
Han se quedó uno minutos más en el bosque, empezó a sintiendo como empeoraba cada vez la ráfaga de viento hasta el grado de doblar las ramas más firmes y antiguas partiéndolas con un solo movimiento.
Todo esto significaba la lucha espiritual de tres mundo, de tres vidas, de tres dones dentro de un solo cuerpo, de tres monstruos peleando por el control eterno de una vida.
Para esta mujer que sabía lo que estaba a punto de ocurrir esto era solo el principio, esto solo era un motivo más por el cual debían luchar por alcanzar la vida máxima. En el fondo se escuchó los llantos de un animal siendo torturado, fue ahí donde entendió que debía retirarse, miro en dirección al llanto insaciable y pinto una sonrisa sarcástica, su mente giro en torno a un recuerdo, donde 12 años atrás ella misma había predicho esto.