—He… lo más seguro es que las pierdas jajá. —respondió con sarcasmo Jin Hao y los demás rieron ya que tales probabilidades no eran para nada lejanas.
—¡Oigan es enserio!—replicó Xiao Ba.
—Bueno ya que hablas enserio, supongo que una vez siendo agentes nos revelaran muchos secretos que por orden imperial no podemos siquiera mencionar.
Yin miro a su amigo Chuye algo curioso por lo mencionado, frunció su ceño buscando miles de opciones pero aun así quiso preguntar. —¿Cómo cuáles?
—Bueno... por ejemplo lo que realmente sucedió en el accidente en la torre, nadie sabe nada salvo los rumores del posible incendio pero si lo piensan muy bien ni los más grandes maestros pueden asegurarlo y es que es lógico, nadie consiguió cenizas ni muertos, fue como… se alguien viniera del cielo y se los tragara sin dejar ni rastros ni huellas.
—Suena lógico. —contesto Yin.
—No solo eso, también está el eterno pero maldito secreto del “Rollo Sagrado”, según los registros del palacio durante los 500 años han muerto miles de monjes y hasta personas comunes relacionadas con el Rollo solo por ocultar su verdad.
—Chuye eso solo son rumores. —vacilo Zhao Chen.
—No lo creo. —le siguió Hao. —También leí esos registros y si hay evidencia de esas muertes, por supuesto no se molestaron en mencionarla una por una.
—Son puros cuentos para dormir, quiero decir, ¿en verdad creen todo eso de Portadoras y Gemas y Cielo e Inframundo? Todas esas personas murieron por creer que algo así tan fantasioso existe.
—No te cresas mucho Zhao Chen, si algo así tan grande no existe entonces porque tanta gente se arriesgarían a proteger. No es algo muy inteligente y estamos hablando de personas muy poderosa tanto en la magia como en la política.
—Da igual, de cualquier forma a ninguno de nosotros nos compete saber todas esas cosas.
—Por supuesto que nos compete, seremos los próximos Agentes al menos no debemos parecer ignorantes.
Dicho esto los jóvenes llegaron a la ciudad, se detuvieron en un establo para dejar descansar sus caballos que ya habían tenido un día bastante ajetreado, Won Chuye le habían ordenado a los que estaban ahí que les dieran un cuidado especial a sus animales sobre todo al de Xiao Ba que estaba ya bastante lastimado debido a la caída y el peso de su amo que no era para nada ligero y Wong Chuye lo sabía perfectamente asique de cierta forma compadecía al caballo.
Mientras se despedían entro al establo un hombre cuya estatura era bastante baja, su aspecto físico era de alguien gordo y viejo, de hecho sus pocas arugas cerca de sus ojos pequeños y su cabello color ceniza poco expuesto lo decían, su ropa fina con bordes excelentemente tejidos daban entender su alto estatus en el palacio y su gorro encima de su cabeza de color n***o lujuriaban su puesto al lado del emperador.
Por supuesto, se trataba de Thao, uno de los eruditos imperiales encargados de servir a su alteza. — ¡Orden del Emperador! —grito Thao en cuanto entró acompañado de unos guardias que venían detrás de él, los chicos solo se podían mirar a las caras confundidos ya que no se les ocurría que quería el emperador a esas horas de la tarde casi anocheciendo, los que cuidaban el establo procedieron a arrodillarse rostro a tierra en señal de respeto por la presencia, mientras los chicos solo se quedaron parados e hicieron una reverencia extendiendo ambas manos; el erudito procedió hablar. —Por gracia de los Dioses el Emperador requiere de la presencia de los cinco de manera inmediata en el palacio. —concluyo.
Dicho esto el erudito les señalo la puerta, los guardias que venían con él les abrieron el paso y dejaron que los chicos caminaran delante de ellos, Thao los iba guiando y los guardias los escoltaban.
Al llegar al patio de la casa imperial, el erudito Thao se detuvo y les indico a los jóvenes que esperaran la orden del gran Emperador arrodillados, le indico a Jin Hao que su padre lo esperaba primero y este le siguió dejando a sus amigos detrás sentados sobre sus rodillas.
Los guardias que los acompañaron se quedaron con ellos, los chicos procedieron a sentarse encima de sus rodillas con las palmas de sus manos unidas y alejadas a unos cuantos centímetros de sus pechos, como les había indicado el erudito.
—¿Ahora que hicimos? —pregunto Yin.
—No lo sé, lo más seguro es que sea algo serio. — Respondió Zhao Chen y Yin comenzó a pensar hasta llegar a una conclusión —¡Xiao Ba todo es tu culpa!
-¡¿Qué?! ¿Porque tiene que ser mía?
—Ibas a cruzar el puente, lo más seguro es que nos estaban siguiendo y le dijeron al emperador, por supuesto que otra cosa seria si no fuera eso.
—Hay vamos Yin, no creo que sea eso, nos percatamos de que no nos siguieran.
—Si claro como si eso fuera posible, ¿olvidas quiénes somos? —mientras los chicos discutían sigilosamente para que los guardias no los descubrieran, se acercó el erudito que los había traído, mientas corría asía donde estaban ellos los nervios de estos jóvenes recorrían por sus cuerpo asiendo que sus manos sudaran y sus rodillas temblaran.
—Estamos muertos…