«No fue una pregunta. Fue una petición… casi una súplica». «Me quedé mirando la punta de su m*****o sin saber qué hacer. Nadie me había explicado cómo se suponía que debía usar mi boca en esta situación. Después me sentí una estúpida, la respuesta era obvia e intuitiva. Sin embargo, en ese momento mi mente se nubló». «Norberto se dio cuenta de que yo no haría nada, porque no sabía qué hacer. Usando su pulgar separó mis labios y luego posó en ellos su glande. Allí entendí, al menos en parte, qué iba a pasar. Su m*****o fue entrando en mi boca lentamente, porque yo lo permití. Cuando ya estuvo dentro una buena parte, él me pidió que apretara los labios y comenzara a chupar… y eso fue lo que hice». * * * —No tenés que hacer nada, tía. En serio… —¿Sabés por qué te lo estoy ofreciendo, Rad