Pueblo de Andalucía...
JUAN PABLO
Mi Estrellita está casándose con ese hombre, pero no se ve nada feliz, sus ojitos lloran amargamente y mi Changel no está, hay un hueco en mi familia que viste de n***o…
FIN DE LA VISIÓN
¡No! No puede ser que ahora hasta el destino de mi muchacho se vea comprometido de esta manera, ¡No! Mis ancestros me han negado la ayuda para mi Estrella, pero con Changel si tendrán que hacer algo para salvarlo, pues él si lleva nuestra sangre, en cuanto llegue a la casa les pondré sus veladoras.
MARÍA
La Estrella no ha estado bien, trae náuseas y creo que hasta mareos, ay, virgen santísima, que no sea lo que estoy pensando, por favor, que no sea eso.
— ¡Amá! ¡La Estrellita se desmayó! — grita la Sofía
Voy rápido a ver.
— ¿Pero qué fue lo que pasó, mija?
— No lo sé, mamá, de pronto se desmayó
— Tráeme el alcohol y un algodón, pero córrele. — Mi niña, — me dirijo a Estrella — todo va a estar, ya lo verás, no vas a estar sola, mija, para eso está tu familia contigo
— Aquí están las cosas que me pediste, mamá
— Ayúdame, levántale la cabeza un poco para ponerle la almohada
— Sí, mamá — le acerco el algodón alcohol para que lo perciba y despierte pronto.
— Anda, Socia, ve corriendo por el doctorcito
— ¿Cree que esté enferma?
— Lo más seguro, mija.
Sofía se va siguiendo mis órdenes, no le quise decir lo que sospecho, pero para mí es tan evidente que mi niña quedó… ay, no puedo ni decirlo.
El doctor llega sólo.
— La niña Sofía me pidió que le avisará que fue a la abarrotera para avisarle don Juan
— Hizo bien, con tan grande susto no se me ocurrió
— ¿Y cómo sigue Estrella?
— Pues… doctor, tengo la sospecha de que mi hija quedó embarazada de ese infeliz
— ¿Qué le hace pensar eso, doña María?
— Todos sus achaques, mareos, náuseas y ahora ésto
— ¿Ya despertó del desmayo?
— Hace un momento, ésta acostada en su cama, pásele pa’que la revise y me saque de dudas
— Ruegue a sus santos que esté usted equivocada, sería una desgracia para ella
— Lo sé, doctor, por eso lo mandé a llamar
El doctor va con Estrella y yo le prendo las veladoras a los ancestros, tal como debe estar pensando mi Juan.
SOFÍA
Corriendo llegué hasta la abarrotera para avisarle a mi apá lo que pasa con Estrella, nomás falta que esté enferma de tristeza, he escuchado que la gente se muere de eso y tengo miedo de que mi hermanita tenga ese destino por mi culpa, nunca me podré perdonar todo lo que he causado.
— ¡Apá!
— ¿Qué pasa, Sofía? ¿Pero qué haces aquí?
— Ay, apá, vine a avisarle que la Estrellita se desmayó, ya el doctor debe estar revisándola
— ¿Pero cómo así? ¡Changel! ¡Changel!
— Dígame, pa
— Voy a la casa, que la estrellose desmayó y quiero saber lo que dice el médico, ahorita regreso
— Sí, apá, vaya sin cuidado que yo me encargo
— Sofía, quédate aquí con Changel pa’que lo ayudes, Mija
— Como usted diga, apá
Mi papá se va en la troca de inmediato.
ELISEO
Yo quiero bien a la Estrella, no me importa lo que digan los demás, ella tiene que ser para mi cueste lo que cueste, por eso he venido a hablar con mi padre para que me brinde su apoyo, con él de respaldo, don Juan no se negará a darme la mano de su hija.
— Padre, vengo a hablar con usted muy seriamente
— ¿Ahora en qué problema te metiste, Eliseo?
— En ninguno, se lo juro
— ¿Entonces?
— Usted y mi madre han dicho que ya necesito sentar cabeza y es lo que quiero
— Veo que ya estás madurando, hijo, ¿Y quién será la afortunada?
— Estrella, la hija de don Juan Pablo Hernández
— ¿Estrella?
— Soy, padre, es la mujer que me ha robado el corazón y sólo con ella quiero casarme
— Pero hijo, se dicen tantas cosas en el pueblo que…
— Lo sé, yo sé todo lo que se dice y por eso quiero casarme mañana mismo si pudiera, ya no quiero que la mujer que amo siga en boca de tanta gente malintencionada
— ¿Y qué harás si resulta ser cierto lo que se dice?
— Nada, padre, ella no tiene la culpa de su mala suerte, un maldito se aprovechó de ella, y yo quiero sanar todas las heridas de su corazón
— Pero don Juan no estará de acuerdo
— Lo sé, yo mismo le hablé de mis intenciones, pero creo que tú tienes la solución
— No entiendo
— Don Juan te debe mucho dinero, creo que podrías perdonarlo si me caso con su hija, ¿Que no vale más mi felicidad?
— No estoy muy de acuerdo con esa manera de actuar, pero dadas las circunstancias…
Sabía que mi padre me apoyaría y mañana mismo hablaremos con don Juan para ponerle fecha a la boda, no podrá negarse está vez.
JUAN
Las visiones no dejan de torturarme.
VISIÓN
Estrella tiene un hijo que se parece a ella, pero el joven Eliseo se aprovecha de su debilidad de madre para obligarla a quedarse a su lado, mi niña tiene la cara golpeada y llora lágrimas de sangre.
FIN DE LA VISIÓN
Definitivamente no puedo permitir que ese hombre se case con ella. Llego a la casa tan pronto como puedo y el doctor sigue allí, María llora y Estrellita sólo mira hacia la nada.
— Don Juan, me temo que no le tengo buenas noticias — dice el doctor en cuanto me ve
— ¿Qué pasa, doctor? ¿Tan grave es lo que tiene mi muchachita?
— Estrellita está… embarazada
¡No, no puede ser! El hijo de Estrellita marca la continuidad de su sufrimiento, ¡No puede ser! Comienza a faltarme el aire.
ESTRELLA
¿Un hijo? ¡Un hijo de ese infeliz que me violó! ¿Por qué a mí? ¿Por qué? Mi mamá llora por tan grande decepción y mi papá…
— ¡Papá! ¡Papacito!
— Traten de calmarse, por favor, — pide el médico — don Juan…
Soy una vergüenza para la familia, no hace falta que me lo digan porque yo lo siento cada día y ahora ésto, ¿Pero qué voy a hacer? Ésto no es justo, nada de ésto debió suceder, ¿Pero qué es lo que me pasa? Se trata de un bebé inocente, mi hijo, ¡Mi hijo! Sangre de mi sangre, no importa quién sea el padre, yo soy la madre y es lo único que debe importarme.
Han pasado horas desde que sé que espero un hijo, es mejor si no pienso en la manera que fue concebido y sólo me enfoco en que es mío, sangre de mi sangre, aunque mis papás están tristes y decepcionados de mí, no importa, yo saldré adelante con mi bebé.
— Ay, María, a veces creo que sería mejor si la Estrellita perdiera al bebé
No, yo no quiero perder a mi hijo, yo sí quiero tenerlo, él no tiene la culpa de nada. Decido no decir nada a mis padres para dejar que se calmen las aguas y sólo pienso en lo que voy a decirles si insisten en eso, pero ellos se me adelantan.
— Estrella, ven hija, queremos hablar contigo — dice mi papá
— Sí, apá, los escucho — me siento a la mesa con ellos
— Mija, tú eres muy joven para una responsabilidad tan grande y…
— Tengo quince años, a esta edad muchas mujeres han parido a sus hijos — replico
— Pero esos eran otro tiempos, hija — dice mi mamá
— No me importa, mi bebé no tiene la culpa de nada y yo quiero tenerlo, es sangre de mi sangre, nuestra sangre
— Quizá tengas razón, Mija, sólo pienso en lo que sería mejor para tí, además, no sabemos quién sea el padre o si regrese para reclamarlo
— Él ya tuvo lo que quería, dudo mucho que regrese, no querrá que se sepa la clase de canalla que es
— En eso pueda que tengas razón, no se atreverá a revelar su fechoría, pero aún así, deberías pensarlo bien
— No tengo nada que pensar, papá.
Me molesta su ofrecimiento, así que me retiro a mi cama, no quiero escuchar de nuevo esas tonterías.
JUAN
Voy a la abarrotera por Changel y Sofía.
— Ahorita regreso, mujer
Si mi hija no quiere entender razones, no me quedará de otra más que llevármela del pueblo, aquí ya no viviremos tranquilos.
ELISEO
Estaré contando las horas para verte, Estrellita, esta tarde iré a tu casa y serás mi esposa muy pronto, tendrás que amarme te guste o no porque mi padre lo arreglará todo, todo a mi favor y tu padre tendrá que aceptarlo al igual que tú.