4. Sonrisa perdida

1563 Words
SOFÍA Mi papá y mi hermano llegan y al verla, se sabe lo que le ha ocurrido. — ¿Quién fue? ¡¿Quién te ha hecho ésto, Estrella?! — pregunta mi papá furioso, pero ella no responde, sólo llora — Papacito, le juro que yo no hice nada, yo no quería, papá, perdóneme, se lo ruego, ¡Perdóneme! Ella suplica por un perdón que no debe pedir, debe sentirse tan mal y no sé cómo ayudarla. El doctor lo intenta de nuevo. — Estrella, mírame — No, docto, yo ya no puedo mirar a nadie — Lo que te ocurrió no es tu culpa y tengo que revisarle las heridas — ¡No, por favor, no me toque! No quiero que nadie me toque, sólo déjeme morir así — Estrellita, hija, deja que el doctor te cure las heridas, por favor, mija — mi papá está muy afligido, como todos, por Estrellita, nunca me lo voy a perdonar, ésto no hubiera ocurrido si yo no la hubiera mandado al campo. JUAN PABLO Changel y yo nos miramos uno al otro, ambos sentimos la impotencia de no haber protegido a la Estrellita, a nuestra niña. — Quiero saber quién lo hizo, papá y cuando lo sepa, te juro que yo mismo le voy a matar — Tenemos que calmarnos, hijo, nosotros no somos asesinos — ¡Pero es que…! — él se controla al igual que yo, Sofía llora — Ésto es mi culpa, si yo no lo hubiera mandado a buscarlo al campo, papá, ¡Es mi culpa! — Cálmense los dos, nadie tiene la culpa más que el mismo desgraciado que se atrevió a… — lloro de coraje, de impotencia, de dolor al no haber evitado la desgracia, recurro a mis ancestros de nuevo, pero creo que ellos me han abandonado, pues las veladoras están apagadas y eso sólo quiere decir una cosa, mi hija sigue teniendo un destino desdichado. — ¿Por qué? ¿Por qué? — pregunto a los ancestros sin creer que ellos no la protegen sólo porque Estrella no lleva nuestra sangre, me rehúso a aceptarlo, pero cada vez que intento encender las veladoras, éstas se apagan una y otra vez, avisando de un nuevo mal augurio. El doctor ya dejado medicina para dolor, Estrella debe tomarla pues está muy lastimada, mi niña no habla, sólo llora y tampoco quiere comer, los días pasan y María mejora, pero Estrella ya no es la misma, su sonrisa se apagó y no sabemos cómo encenderla de nuevo. Changel le trae regalos cada día, pero nada en el mundo puede hacer que nuestra niña vuelva a ser la joven alegre de siempre, Sofía aún se culpa por lo sucedido, María trata de mantenerla ocupada para mitigar el dolor, y yo, yo, un viejo inútil que no sirve ni para proteger lo que más ama en el mundo, he estado haciendo mis averiguaciones para saber quién fue el maldito desgraciado que le hizo ésto a mi hija, pero nadie sabe nada y las visiones son más intensas cada día, siempre la misma donde mi hija tiene las manos llenas de sangre y el destino cruel que intento evitar, pero no es más que un aviso de lo que el futuro le depara, no puedo aceptarlo aún y decido callarlo para que mi María no se preocupe más. CIUDAD BUENAVENTURA ISABEL No puedo permitir que mi hijo ceda siempre ante los caprichos de esa muchachita, qué inseguridad no qué nada, se muy bien que es una falsedad, una simple manipulación para obligar a mi hijo a casarse pronto, yo sé que eso ocurrirá, ya se acordarán de mí cuando suceda. — Mami, ¿A tí tampoco te cae bien Marbella, verdad? — cuestiona Lili — No, mi cielo, pero tenemos que respetar las decisiones de tu hermano — Es un bobo — Ignacio es una buena persona, no es ningún bobo — Yo digo que es un bobo porque cree que está enamorado de ella, pero yo sé que no — Estás muy pequeña para saber eso — ¿No lo has visto? Cuando la mira no es como en las películas, todos sabemos que los enamorados se sonrojan y se sienten como en las nubes — No sé qué me preocupa más ahora, tu hermano o tú, ¿Acaso estás enamorada? — Ay, no ni loca, los niños son muy tontos, yo jamás me voy a enamorar — Tienes doce años, no tardas en cambiar de opinión — Al menos espero no enamorarme de ningún niño tonto, yo voy a esperar a que llegue el chico ideal — ¿Ah, sí? ¿Y eso cómo sería? — Inteligente, amable, alguien en quien pueda confiar y que no me presione para tomar decisiones, como Marbella a Ignacio — Me parece muy bien que aprendas de las experiencias de los demás, eso te ahorrará muchos sinsabores — Además, yo sí espero termina la universidad antes de formalizar una relación — Eso espero, Lili, eso espero. LILIANA No le puedo decir a mamá que tengo un plan para que Marbella salga huyendo, nunca me lo permitiría, pero ya no puedo esperar más para ver su cara cuando… cuando lleve a cabo mi plan. PUEBLO DE ANDALUCÍA ESTRELLA Aún siento mi cuerpo adolorido, pero me duele más el alma, la deshonra, la decepción que mi familia siente por mi culpa, yo no sé qué hice mal para que todo ésto me pasará, si yo ni siquiera había pensado nunca en la idea de tener un novio, ¿De qué me ha servido? Si ahora ya no valgo nada, ya no tengo mi virtud y nunca podré casarme de blanco en una iglesia como debería ser, pero la vida sigue y mi mamá tiene razón, yo tengo que seguir adelante con mi vida aunque ya no sienta la misma alegría de vivir. — Mira Estrella, lo que te traje, es un libro nuevecito — Gracias, Changel, lo contestaré todo, lo prometo Al menos puedo hacer lo que esperan de mí, así sabrán que me estoy esforzando. MARÍA Mi hija Estrellita me tiene con el alma en un hilo, sé que piensa que nos ha decepcionado, pero no es así, ella siempre tan preocupada por nosotros y nosotros no sabemos cómo hacerla cambiar de pensar, ya le hemos explicado una y otra vez que lo que pasó no ha sido su culpa, pero la niña es tan terca, no se da cuenta que pensando de esa manera sólo se lastima más el alma. Dos meses han transcurrido desde su desgracia y su sonrisa sigue sin aparecer, es como si se hubiera perdido para siempre y mi Juan ya no halla qué hacer, no me lo dice, pero sé que ha tenido visiones y deben ser muy feas porque hay temor en su expresión y su desesperación me lo confirma, viejo necio, hasta cree que me puede ocultar a mí que lo conozco como a la palma de mi mano. En la abarrotera del pueblo... JUAN PABLO Al menos la Estrellita ha vuelto a estudiar con esos libros que Changel le regala, Sofía no la deja sola ni un minuto y eso me gusta mucho, son tan unidas mis dos niñitas, cómo quisiera meterlas a una burbuja para que nadie les haga daño nunca. — Hoy está muy calmada la venta y hay que irnos temprano Changel, no tiene caso quedarnos aquí hasta tarde — Ya dijo, pá — Buenas, buenas, don Juan — Joven Eliseo, ¿Qué lo trae por acá? — Changel lo mira feo, nunca le ha caído bien — Vine a comprar unas cosas , tengo una lista — Changel toma la lista y comienza a buscar lo que necesita — Por favor, tome asiento — le acercó una silla — Gracias, don Juan, y ya que estamos sólos, quiero aprovechar para decirle algo — Le escucho, joven — Se trata de su hija Estrella — no me gusta que el nombre de mi hija esté en boca de nadie — Sea claro — Pues, es que se dicen unas cosas bien feas de su hija, don, y pues yo… — ¿Qué se dice de mi hija? — Que ella ha perdido su virtud, tan jovencita — Si es cierto o no, eso no es de la incumbencia de nadie — Ya lo sé, don Juan, y yo respeto mucho a su familia, pero usted sabe que la gente es muy malintencionada y yo quiero ofrecerle mi ayuda — ¿Y usted cómo pretende ayudar? — Pos, si usted me lo permite, yo quiero matrimoniarme con su hija — Ah, caray, ¿Y usted por qué haría eso? — Pues porque yo la quiero, don Juan, yo siempre he estado enamorado de ella, con todo respeto — Mire nomás, gracias por su honestidad, pero mi hija está muy chica para andar pensando en casarse — Sabía que me diría eso, don Juan, pero no perdía nada con intentarlo, bueno, ahora ya sabe que mis intenciones son serias, si cambia de opinión, ya sabe dónde encontrarme — No se vaya sin sus cosas — Lo espero afuera, don Juan, no quiero incomodarlo más con mi presencia. Ese hombre no me agrada, aunque agradezco su honestidad. Luego de que el joven Eliseo se va, otra de mis visiones me llena la cabeza de más mortificaciones.
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