6. Mala impresión

1547 Words
CIUDAD DE BUENAVENTURA... LILIANA Qué bonito día soleado es hoy, nada mejor para comenzar mi plan contra esa presumida de Marbella, tú no te casarás con mi hermano, de eso me encargaré yo solita, ya lo verás. — Ándale, Lili, que se hace tarde — Mamá, no quiero ir a almorzar con la presumida — No seas grosera con la novia de tu hermano, ándale — Pero… — Vamos — Está bien — pero que conste que no respondo Llegamos al comedor donde están todos esperando, Marbella ya está allí como chicle pegada a mi hermano, después de hoy no te quedarán ganas de volver. — Buenos días, Lili — me saluda la sangrona — Buenos días, Mar — Lili, gracias por venir, pensé que te habías quedado dormida — dice Ignacio sabiendo que fuí obligada por mamá a estar aquí — Sí, hermanito, como es fin de semana, pensé que podría despertarme más tarde, pero ya ves — Lamento mucho haber arruinado tus planes — comenta Mar — Yo también lo lamento — digo entre dientes — digo, no tienes nada que lamentar Mar — Marbella, me llamó Marbella — Perdón, Mar, es que Mar es más cortito y fácil de pronunciar. El almuerzo es servido y muy a tiempo porque sino Mar y yo hubiéramos seguido discutiendo por lo de su nombre, es tan pesada, pero le haré la vida imposible en esta casa. Luego de almorzar, me voy al jardín, donde Ignacio me sigue para hablar conmigo. — Lili, ¿Qué pasa? ¿Tan mal te cae Mar? — Ya sabes que sí, no entiendo ¿Por qué tú sí la puedes llamar Mar y yo no? — Es que yo soy su novio y tú no — Pues no me importa, para mí es más fácil llamarla Mar y así seguiré haciéndolo le guste o no — Sólo no hagas rabiar demasiado, no querrás que se desquite conmigo, ¿Verdad? — A lo mejor así te desenamoras de ella — No digas eso, ándale, ayúdame a que sea un día agradable para todos — Mira Ignacio, si no te quisiera tanto, ya le hubiera puesto polvos pica pica en su ropa — Oye, esa no es mala idea, pero por favor no lo hagas — Y tú ya deja de mirarme con esos ojitos tan bonitos, ¡Así no se puede iniciar una guerra! — Es que las guerras no son nada buenas, además, de no ser por estos ojitos, tú no me querrías tanto… No puedo creer que se hayan arruinado mis planes. En casa de don Juan… ELISEO La hora ha llegado, ahora sí no habrá nada ni nadie que te pida ser mi mujer, Estrellita. — Buenas noches, Don Juan — Buenas noches muchacho, ¿Qué te trae por aquí? — Yo sé que usted no creyó que mis intenciones con la Estrellita son serias, pero mire, para eso le traigo a mi apá — Don Juan lo mira con incredulidad — Buenas noches, Don Arnoldo — Buenas noches, Juan, ¿Cómo ves que mi hijo se quiere casar con tu hija? — Pos yo ya le había dicho que mi hija no está en edad para eso y su hijo ya está muy vivido a diferencia de mi Estrellita — Mira, Juan, si aceptas este matrimonio, podré perdonarte la deuda y todo quedará en familia — No me lo tome a mal, Don Arnoldo, pero mi hija no está en venta y yo prefiero seguir trabajando muy duro para pagarle todo, harás el último centavo — No seas tonto Juan, con todos los intereses, hasta tus nietos le seguirán debiendo a i familia — Pos uno nunca sabe, ¿Para qué adelantarnos? — Hombre necio, de veras, uno que quiere ayudarte — Le agradezco las intenciones, pero para empezar, no soy yo quien tiene que tomar esa decisión, es mi muchachita, ¿Por qué no le preguntamos a ella qué es lo que quiere hacer? — Pos ta bueno, a ver qué dice la chamaca, aunque cómo tú dices, es muy joven todavía y a lo mejor no sabe lo que le conviene — Pos será el sereno, ¡Estrella! ¡Mija, ven! Debí suponer que el Eliseo no se quedaría de brazos cruzados ante mi negativa a sus proposición, ahora ya es demasiado tarde, ya el destino de mi hija está escrito y no lo puedo cambiar. MARÍA Si mis oídos han escuchado lo que han escuchado, ésto no es nada bueno para mí hija, ¿Cómo es posible que Juan vaya a permitir semejante barbaridad? Ojalá que Estrella sea más astuta al tomar la decisión. CHANGEL Este tipo no me gusta para nada y mira que venir a proponerle un negocio a mi papá con la felicidad de mi hermana de por medio, pero no se va a salir con la suya, si mi apá lo acepta, ¡Yo no! SOFÍA Allí está Don Arnoldo, ay, ese hombre es el más rico del pueblo, siempre, desde que tengo memoria mi papá le debe dinero y no tenemos pa’ cuando terminar de pagarle, lástima que mi hermanita nunca aceptará casarse con un patán cp mi o ese y ni dios lo mandé, sería muy infeliz siempre llena de penurias por culpa del Eliseo que no es más que un mujeriego caprichoso. ESTRELLA Acudo al llamado de mi apá, al llegar hacia donde está él, veo que lo acompañan Don Arnoldo y su hijo Eliseo. — Buenas noches — saludo — Mija, don Arnoldo tiene una propuesta que hacerte — Dígame, Don — Estrellita, siempre tan educada y buena muchachita, es una lástima lo que te hicieron, — dice el don — pero aquí mi hijo Eliseo y yo tenemos la solución a tus problemas, hija — No le entiendo, señor, ¿Qué tipo de solución es la que propone? — Para qué dejes de estar en boca de todos, muchacha, estaba pensando que tú y mi hijo serían la pareja perfecta, ¿Cómo ves? Las palabras del señor me causaron tal sorpresa, que hasta sentí que mi ojos se hicieron más grandes de lo normal. — Mija, creo que lo que Don Arnoldo quiere decir, es que el joven Eliseo quiere matrimoniarse contigo — explica mi papá — Le agradezco mucho sus buenas intenciones, don Arnoldo, pero no creo que esa sea la solución — expreso — Estrellita, por favor, — insiste Eliseo, pero cuando se acerca a mí y toma mi mano, siento un terrible miedo que me hace reaccionar abruptamente — yo te quiero y sé que tú podrías ser muy feliz a mi lado con todo lo que tengo para ofrecerte. — No, gracias, lo siento mucho, pero yo no puedo aceptarte, ¡No puedo! — Creo que Estrellita lo pensará , hijo, — interviene don Arnoldo — volveremos en un par de días para saber la respuesta final, quizá don Juan la haga recapacitar, ¿Verdad? JUAN No me gusta para la nada la actitud de don Arnoldo al presionarme con el absurdo compromiso entre nuestros hijos, yo no sé lo que tenga que hacer para salvar a mi muchacha de su terrible destino, pero sin dudarlo ni un segundo, algo será aunque con ello me rompa el corazón a mismo y a toda mi familia. — Vaya con cuidado, Don Arnoldo, que yo hablaré con mi hija, como usted dice, quizá lo piense mejor y en ese par de días le tengamos una respuesta certera. Joven Eliseo, muchas gracias por todo. — no me gusta la hipocresía, siempre he sido un hombre honesto y de bien, pero en esta ocasión no puedo echarlos así nada más, debe parecer que estoy de su lado para que no me tomen por sorpresa en una mala jugada. ELISEO Espero que don Juan la haga recapacitar y que dentro de muy poco, Estrella ya sea mi mujer por todas las de la ley, porque no pienso quedar como un perdedor rechazado ante toda la gente de este mugroso pueblo. ESTRELLA Don Arnoldo y su hijo al fin se fueron, ojalá que mi papá no me obligues a casarme, pues en eso sí nunca podría obedecerlo. — Mija, tú eres una muchachita muy inteligente y sabes lo que… — dice mi mamá, pero papá no la deja terminar — Si sabes lo que te conviene, hija, deberías aceptar la propuesta del joven Eliseo — No, papá, yo no puedo hacer eso — Él te ofrece un matrimonio, tu hijo tendría un padre — ¿Tu hijo? ¿Estás embarazada? — cuestionan Changel y Sofía — Así es, — responde mi papá — y por eso mismo es que deberías reconsiderarlo todo — ¡No, papá! ¡Yo no tengo nada que pensar! — Juan, ¿Porqué no dejas que la niña se calme y hablamos luego? — dice mamá — Mira, María de la Luz, será mejor que no te metas, Estrella ya no es ninguna niña y además de todo, será madre, todo sería muy diferente si ese bebé no naciera — ¡No puedo creer que usted esté diciendo eso! ¡Es mi hijo! ¡Su nieto! — ¡Es una deshonra para la familia! — grita mi papá llenándome de un sentimiento profundo y desgarrador.
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