9. La huida

1630 Words
ESTRELLA Debo parecer muy tonta para que Eliseo me mienta descaradamente, ¿O qué ya se le olvidó que me gritó que me quedaría aquí por siempre? Esas no son bromas, es obvio que no me dejará ir y yo tengo que escapar de aquí porque así diga misa, no le creo y le tengo mucho miedo. JUAN PABLO He tenido unas pequeñas visiones durante este, pero nomás no veo claro, es como si el destino de mi Estrellita no estuviera definido todavía, eso quiere decir que haberse marchado fue una buena idea, al menos ya no veo esas cosas tan feas que veía antes. — Gracias ancestros por atender a mis súplicas, ahora sé que en algo me están ayudando. — ¿Has visto otra cosa, Juan? — pregunta María — Pos nada claro, mujer, pero eso es una buena señal — Que nuestra angustia sirva de algo, por lo menos para que nuestra niña encuentre la felicidad. — Pos sí, aunque nosotros no podamos volver a ser felices… CIUDAD DE BUENAVENTURA ISABEL Hoy amanecí tan cansada, más de lo normal, en fin, la edad o quizá sea porque no dormí bien, pues tengo una especie de angustia en mi pecho que no me puedo explicar, me acerco al pequeño altar que tengo muy cerca del jardín de mi casa, donde coloco veladoras cada día y flores como ofrenda, allí tengo la foto de mi pequeña, la imagen de la virgen de Guadalupe y de nuestro Jesucristo, cada día ruego que me permitan encontrar a mi hija algún día y rezo con mucha fe y desesperación para que escuchen mis súplicas. — ¿Será que mi hija está en peligro?’Ay, Dios, por favor te pido que me la protejas de todo mal — Mamita, ¿Otra vez estás triste? — pregunta Lili — Mi cielo, perdóname, es algo que no puedo explicar y pienso que tu hermana puede estar pasándola muy mal — ¿Cómo sabes eso? — Porque lo siento aquí, en el pecho — señaló la posición del corazón — ¿Es como si sintieran el corazón así como arrugadito o apachurradito? — Así es — Entonces sí debe estar pasándola muy mal porque yo también puedo sentirlo — Y lo que más me inquieta es que hace como un mes que me siento así — Vamos a rezar para que Diosito la cuide, mamá, aunque no la conocí la quiero y quiero que esté bien — Mi Lili, estoy segura de que tú y ella no son tan diferentes — Mamá, ¿Qué pasa? ¿Por qué estamos tan tristes? — pregunta Ignacio al vernos — Es que creemos que nuestra hermana está mal porque sentimos el corazón arrugadito — ¿Arrugadito? — Ignacio se acerca a Lili y la abraza fuerte — ¿Sabes qué pienso? — ¿Qué? — Que Dios y la Virgen escucharán nuestros rezos… XAVIER No es posible que ya hayan pasado tantos años desde que nuestra pequeña hija se perdió en aquellas vacaciones, soy tan culpable por haberla descuidado, yo debí resguardarla, yo debí protegerla, pero en lugar de eso… ¡Yo soy el único culpable! Isabel jamás me perdonará cuando sepa la verdad. PUEBLO DE ANDALUCÍA ESTRELLA El día pasa rápido y todavía no se me ha ocurrido otra forma de salir de aquí, sólo sé que debo saltar desde el segundo piso para lograrlo, tengo miedo, ojalá que los ángeles me ayuden y me protejan. Por lo pronto debo hacerle creer a Eliseo que le creí todas sus mentiras, me portaré amable y agradecida y cuando sea hora de dormir huiré a como dé lugar, no puedo hacerlo día porque todos me verían y no quiero eso, por eso debo esperar a la noche, ni modo, aunque me aterra la oscuridad, me arriesgaré. ELISEO Hoy es el día en que me llevaré a la Estrella lejos de éste inmundo lugar olvidado por Dios, y jamás nadie volverá a saber de nosotros. Voy hacia el cuarto de Estrellita para invitarla a almorzar conmigo, no puedo abrir porque está cerrado con seguro desde adentro. — ¿Estrellita? ¿Estás bien? Vine para almorzar juntos. — No responde, ¿Seguirá dormida? No, no lo creo, ella siempre madruga — ¿Estrellita? ¡Estrella! No me importa si tengo que tumbar.la puerta, pero tengo que entrar pues tengo miedo de que le haya pasado algo o de que se haya escapado. ESTRELLA Escapar fue más sencillo de lo pensé, de la ventana al balcón y de allí a la barda y luego a través del tubo, hasta me divertí, extrañaré dormir en esa camota tan suave y cómoda, pero ni modo, no me puedo quedar allí pa’que el Eliseo me encierre de por vida. Pasé la noche caminando hacia la ciudad, y ahora estoy esperando a que pase algún auto para que me lleve a la ciudad, no es fácil, pues debo ocultarme tras los árboles, no vaya a ser que mi apá o el Eliseo me encuentren y para qué quiero. Una camioneta de carga se acerca, juntos mis manos y comienzo a pedir. — Por favor, ángeles, déjenme irme de aquí. — La camioneta se detiene, ¡Es un milagro! — Gracias ángeles — susurro. El chófer se baja a revisar las llantas, luego se mete entre los árboles, supongo que tiene necesidades que resolver, en fin, hombres, es el momento perfecto para subirme sin que me vea, rápido me acomodo entre la mercancía que lleva, aquí no me verá. En poco tiempo, empezamos el camino hacia la ciudad… espero que sí vaya hacia allá, o a dónde sea, sólo quiero irme de aquí y empezar una nueva vida. ELISEO ¡No puede ser que la Estrella se haya escapado! ¿Cómo pude ser tan estúpido? Debí haberlo pensado y no confiarme como lo hice, pero no me importa lo que tenga que hacer, ¡Te encontraré, Estrella! ¡Te encontraré y ya nunca podrás escapar de mí! JUAN PABLO Ahora sí estoy viendo claro, mi muchachita en la ciudad. — ¡María, María! — ¿Qué pasa, Juan? No me asustes — Ahora sí la veo Clarita, mujer, nuestra niña anda en la ciudad sana y salva. — Ay, Juan, yo no creo poder vivir sin ella, tú sabes que desde que llegó a nuestras vidas me robó el corazón — Lo sé, mujer — Apá, — interrumpe Changel — ¿Y por qué no seguimos el ejemplo de Estrellita y nos vamos pa’la ciudad también? Estando allá podremos buscarla — Pos es que yo no sé qué haría allá sin mis gallinas y mis… — Los vendemos y nos vamos, Juan, así nomás — dice María — Pero pos tú siempre quisiste tener animalitos, ¿Qué no? Y allá no vas a poder — Qué tiene, mi Estrellita es más importante — Ándele, apá, allá si podré ir a la escuela — Pos ta bueno, pues, pero hay que hacerlo bien, tenemos que vender todo y comprar una casita allá, ¿O dónde piensan vivir? Ni modo que abajo de un puente. — María llora de repente. — ¿Y ahora tú, por qué lloras, mujer? — Pos es que estoy pensando que la Estrellita a lo mejor si está viviendo bajo un puente, Juan — La Estrellita es muy lista, amá, ya verá que a estás alturas ella ya encontró donde vivir — dice Sofía — Si es cierto, amá — insiste Changel — acuérdese que desde bien chiquita siempre fue muy creativa y trabajadora, a lo mejor vive mucho mejor de lo que pensamos y usted preocupada — Pos ojalá que así sea. ELISEO He salido a buscarla en el auto esperando encontrarla como anoche, es imposible que se haya ido así tan pronto, ¡No puede ser! Comencé a beber hace rato y creo saber dónde está, ahora mismo voy a exigirle cuentas a don Juan, ese viejo ignorante no me va a ver la cara de idiota. Llego a su casa y comienzo a tocar la puerta con desesperación y un poco de violencia. — Joven Eliseo — no lo dejo no darme los buenos días — ¿Dónde está Estrellita, don Juan? Yo necesito su respuesta para ya — Eso será imposible, muchacho, porque mi hija no estás, huyó hacia no sé dónde desde antier que la andábamos buscando, ¿Te acuerdas? — ¡A mí no me venga con ese cuento, don Juan! ¡Yo sé que usted la está escondiendo de mí y quiero verla! — Te he dicho la verdad, pero allá tú si no quieres creer Aparto al viejo de dónde está para buscar yo mismo por toda su fea y pobre casa. — ¡Estrellita! CHANGEL Este tipo no va a venir a mi casa a gorronear ni a tratarnos como se le dé la gana, ¿Pos quién se cree? — ¡Basta ya, Eliseo! ¡Te me vas ahorita mismo de aquí! — lo agarro como puedo tratando de sacarlo de aquí — ¡Tú no me toques, imbécil! — ¡Entonces, lárgate de mi casa! — ¡Tú no me vas a dar órdenes! Este tipo además de maleducado es un borracho de lo peor, ni modo don Arnoldo, su hijo se lo buscó. — ¡Vete o te saco a patadas de aquí! — A ver… maldito pobretón Ya sacó boleto. JUAN Mi muchacho ya se agarró a golpes con el Eliseo, me lo va a matar y la visión se hará real, no puedo permitirlo, quizá no hoy, pero ese muchacho es muy rencoroso y sé que estará esperando el momento para atacar por la espalda, definitivamente tenemos que irnos de aquí para siempre. — ¡Respeten mi casa, por favor! ¡NO!...
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