8. Raptada

1789 Words
ELISEO A pesar de sus dudas, Estrellita parece considerar quedarse en mi casa. — Pero, ¿Y tu papá…? — me pregunta — Sólo esperamos esos dos días para que don Juan me diga que te fuiste y ya nos vemos tú y yo a la ciudad, mi papá me dijo que si me rechaza as por segunda vez me iba a mandar para allá a estudiar y esas cosas, así que por el viaje no te preocupes que ya va a estar todo arreglado. — ¿Pero qué voy a hacer en estos dos días? — Pos quedarte aquí en mi casa como invitada de honor, ¿Pos qué más? Ella acepta sin hacer más preguntas, me encanta que sea tan ingenua, así podré dominarla por el resto de su vida. Y por mí padre pues no hay nada de qué preocuparse, hace rato se fue a la ciudad, así que nadie sabrá que ella está aquí. ESTRELLITA Eliseo no parece tan mala persona como yo creía, pero a pesar de todo no puedo confiar en él por completo, sólo le aceptaré pasar la noche aquí y ya mañana encontraré la manera de llegar a la ciudad, es cierto que no puedo ir caminando hasta allá porque me tomaría mucho tiempo y ahora debo cuidarme por dos. JUAN Ya hemos buscado a mi niña por todo el pueblo y nada, sólo me falta preguntar de casa en casa, quizá alguna buena persona la acogió. Tocamos la puerta en casa de don Arnoldo, aunque no creo que ella esté aquí, pero nada pierdo con preguntar. — Buenas noches, joven Eliseo — Buenas noches Don Juan, justo iba para su casa — Todavía no se cumple el plazo, muchacho, deberías esperar — No se preocupe, don Juan, yo no quiero causar más problemas — Hablando de problemas, ¿No has visto a la Estrellita? — Precisamente de ella le quiero hablar, hace rato ví que se subió a una camioneta de carga y pues no hallaba las palabras para decirle, aunque no estoy seguro de que se trate de ella — ¿Estás seguro, hijo? — Pues de que ví algo, ví algo, pero no le puedo asegurar que de verdad haya sido ella — Gracias, muchacho, y disculpa los inconvenientes — Don Juan, perdóneme, de verdad no quise causar tanto problema — No, si no es culpa tuya, muchacho, será mejor no me vaya para seguir buscando a mi hija — Si quiere le llamo a mi apá, él anda en la ciudad, a lo mejor él puede… — En esa ciudad tan grande, mijo, sería como buscar una aguja en un pajar — Si cambia de opinión, avíseme y hasta lo puedo llevar con gusto… Mi muchachita ya está donde debe estar, en la ciudad, lejos de este pelafustán que sólo le iba a arruinar la vida y de paso a terminar con la nuestra, quizá, será mejor dejar las cosas como están y resignarme a que he perdido a mi hija para siempre. ELISEO Ya está, ahora sí, Estrellita, ya nadie te buscará por aquí ni nos impedirán estar juntos para siempre, mañana te darás cuenta de que ese es nuestro destino. ESTRELLITA La habitación que me prestó Eliseo es muy grande y bonita, la cama es súper cómoda y el baño tiene agua caliente para un buen baño, quizá pueda darme uno mañana antes de marcharme para siempre de este pueblo. Ahora sí a dormir. JUAN La noche ha sido larga con tan enorme angustia de no saber nada de Estrellita, ya casi amanece y María y yo hemos permanecido al pie de la mesa pensando en todo lo que mis visiones me avisaban, los muchachos unas horas que se fueron a dormir, les prometí que seguiríamos buscando, sólo así los convencimos de descansar un poco, pero ahora no sé qué hacer, tengo miedo y quiero correr a la ciudad, pero sería tan inútil porque ni siquiera sabría por dónde empezar. — Anda, Juan, tú también ve a descansar — Mejor tú porque yo no puedo, mujer — No, pos es que yo también tengo el alma hecha pedazos — Confiemos en que estará bien — ¿Y tus visiones, Juan? ¿No has visto nada sobre la Estrellita? — Nada aún, mujer — Eso debe ser bueno, ¿No? — Eso espero, eso espero… ESTRELLITA Me dí un buen baño como lo pensé desde anoche, ahora iré a despedirme de Eliseo, no quiero ser una molestia para él, ha sido tan bueno, sólo espero que me ayude a irme sin que me vea la gente del pueblo, no quiero que le avisen a mi apá, ya no quiero saber nada de esa familia que sólo ha querido deshacerse de mí luego de mi desgracia. La puerta del cuarto no abre, ¿Pero qué…? — ¡Eliseo! — grito asustada — ¡Eliseo! ¡La puerta se atoró! ¡Ayuda! — No, no se atoró, preciosa, ahora te quedarás aquí para siempre — ¡No, no, Eliseo! Por favor, sácame de aquí, ¡Prometiste llevarme a la ciudad! — Yo sé lo que dije, Estrellita, pero no puedo cumplir mi promesa — ¡Eliseo, por favor, no me hagas ésto! Ay, no, ésto no me puede estar pasando, ¿Qué voy a hacer? No puedo quedarme aquí. — Eliseo, por favor, tengo hambre y frío — Ahorita te traigo ropa y comida, no te preocupes por nada Al menos sé que no me dejará morir de hambre y dijo que ahorita viene, eso quiere decir que va a salir, tengo que encontrar la manera de escaparme, estaré atenta a sus movimientos, ya se me ocurrirá algo. Tengo tanto miedo, ¿Por qué me tiene que pasar todo ésto a mí? Soy una bruta, nunca debí creerle. ELISEO Estrellita está muy calmada, me preocupa que esté intentando escaparse, ja, ja, no podrá hacerlo, pues no creo que salte de un segundo piso, se mataría. JUAN Sólo pude dormir un par de horas, pues estoy con una angustia en el corazón, sé que mis ancestros no me han ayudado como les pedí, pero espero que al menos puedan proteger a mi muchacha en su nuevo camino. — Apá, ¿Qué hace despierto? Debería seguir descansando? — interviene la Sofía — Pos pedir por tu hermana, ¿Pos qué más iba a hacer? — Ay, apá, estoy muy preocupada también — Confiemos en que esta vez los ancestros sí me ayudarán y ella estará bien, mija. ELISEO Rápido me fuí a comprar lo que necesito pa’la Estrellita, nomás un cambio de ropa por hoy pa’no levantar sospechas, a la vendedora le dije que era un regalo pa’una conquista y la comida pues no necesita explicaciones. Me acerco a la puerta tratando de adivinar si Estrella está allí detrás esperando pa’romperme la maceta, pero creo que no, entro de repente para dejarle las cosas y… — Estrellita, aquí está lo que te dije — ella está asomándose por la ventana viendo hacia el horizonte pensativa — Eliseo, al fin volviste, realmente pensé que me quedaría aquí encerrada para siempre, tan sola y con tanta hambre y frío — Pos claro que no, Estrellita, ¿Cómo crees? Pero es mi culpa por no haberte explicar — ¿Eso qué quiere decir? — Pos que te estaba jugando una broma, pero soy tan tarugo que no me salió y luego cuando te iba a decir la verdad me dió harto miedo y mejor aquí te dejé — Sí que eres menso, Eliseo, ese tipo de bromas no se hacen, no sabes cuánto me asusté, hasta lloré — Y te lo creo, Estrella, pero pues ya ni para qué pedirte perdón — Pos sí, ya mejor vamos hay que comer que muero de hambre — me dice mientras se pone a comer y yo la acompaño allí mismo en su cuarto Creo que ya la encontenté y debo mantenerla así feliz y confiada, claro que sí me la voy a llevar a la ciudad y hasta más lejos pa’que nunca nadie la encuentre y no pueda separarse de mí. — Estrellita, lo que si es prudente es que te quedes aquí en la casa, que ni asomes las narices porque don Juan te anda buscando junto con el viejo ese con el que pensaba casarte. — Yo pensé que esperaría esos dos días que tú le diste de plazo para buscarme otro marido — Pos no, ya lo ves, ahorita que salí a comprar las cosas, Crisantita, la del puesto de comida, me dijo que allí andaban desde bien temprano buscándote hasta con machete en mano. — Ay, no, mi papá se ha vuelto loco, me va a matar si no me caso y yo no quiero, Eliseo, yo todavía quiero hacer muchas cosas como estudiar, trabajar y… — No tienes porqué darme explicaciones, Estrellita, es lógico que a tu edad pienses de esa manera, si yo a mi edad todavía no encuentro el amor verdadero — con ésto sé que pareceré más decente. — En el pueblo se dicen muchas cosas de tí — Lo sé, que soy un mujeriego de lo peor y un gandalla, pero no es cierto, yo sólo he estado buscando a la mujer de mis sueños, pero nadie en este pueblo tiene lo que busco, para serte sincero, tú eres lo más cercano a ello, pero la edad es un impedimento, tú eres muy joven pa’mi — Yo creo que cuando te enamores de verdad, la edad será lo último en lo que pienses — Pos será el sereno, pero anda, deberías descansar que mañana mismo nos iremos y el viaje es muy pesado. — La verdad es que estoy muy aburrida, ¿No tendrás algo que pudiera hacer por mientras? — Ijola, pues tengo puros libros aburridos y… — ¡Eso! Si me los prestas me harías muy feliz — Encantado, no sabía que te gustaba leer, a mí también, mira, acompáñame a mi pequeña biblioteca. La llevo a la aburrida biblioteca de mi padre y le muestro los pocos libros que posee haciéndolos pasar como míos. — ¡Pero cuántos libros! — Son poquitos, en la casa de la ciudad tengo muchos más — ¿De verdad? — Sí, claro, mira, este está muy interesante — Ni siquiera lo he abierto, pero es tan tonta que me la cree. — Entonces, empezaré por este, muchas gracias Eliseo. — No es nada, Estrellita, sólo recuerda que nadie puede saber que estás aquí o se nos echarán a perder los planes. — No te preocupes, ni a la ventana me asomaré — Mientras yo voy a cumplir con mis obligaciones, no me vaya a regañar mi apá...
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